AYUSO LA LIBERTICIDA
ANTONIO MAESTRE
No existe un concepto más estrecho de la libertad que el de aquellos que solo la defienden para quien pueda comprársela. El proyecto darwinista del PP en Madrid ha consistido en destruir los servicios públicos para establecer un sistema de privatizaciones que solo permite el ejercicio libre de la acción política y civil y del desarrollo humano a las clases privilegiadas que tienen los recursos suficientes para actuar con una gran abanico de posibilidades. Ayuso es la última heredera de esa saga liberticida que perpetúa la desigualdad y garantiza que la clase trabajadora tenga muchas menos oportunidades de mejorar su posición social. La libertad para quien se la pague.
Pensar la libertad
en términos maniqueos no es una ocurrencia del consejero áulico de Isabel Díaz
Ayuso, sino que emana del ideólogo ancap de cabecera de la camada de jóvenes de
Nuevas Generaciones que creció bajo la protección de Esperanza Aguirre. Una
pléyade de aspirantes a políticos sin escrúpulos que se aprendieron varias
citas de Von Mises y Thatcher. El establecimiento de libertad como concepto
supremo que se antepone al socialismo nace de Friedrich Hayek y su camino a la
servidumbre publicado en los años 40. El socialismo como verdadero enemigo de
su concepción deformada de la libertad no es un lema de campaña de Ayuso, sino
la construcción fundamental del anarcoliberalismo de saldillo de los nuevos
líderes del PP en Madrid.
Para Friedrich
Hayek el estado del bienestar que se fundamentó en la posguerra era el
principal enemigo de su concepto de libertad, por encima del marxismo ortodoxo,
porque era más disimulado y más grave debido a la capacidad que tenía para
imponerse. La reformulación de su propia teoría llegó en 1960 en su obra Los
fundamentos de la libertad, cuando pudo avanzar en una exposición que no se
atrevió a lanzar cuando el espíritu del 45 era hegemónico y cualquier
negacionista de los derechos sociales nacidos tras la Segunda Guerra Mundial
quedaba en la marginalidad. Cuando un seguidor de Hayek de nuestros días
contrapone el socialismo a la libertad no habla de Lenin, sino de la sanidad o
las pensiones públicas. La protección social es el verdadero enemigo de Ayuso y
su tropa.
El establecimiento
de la campaña en términos dilemáticos, "socialismo o libertad", antes
de la aparición de Pablo Iglesias, y "comunismo o libertad" tras la
candidatura del líder de Unidas Podemos, fija la verdadera dimensión del debate
público atendiendo a la retórica reaccionaria que establece Albert O.Hirchsman
en su ensayo sobre el discurso de los conservadores. Conocer a qué se refiere
Isabel Díaz Ayuso cuando habla de socialismo o comunismo en nuestros días es
sencillo atendiendo a la realidad objetiva. Su miedo al socialismo no es otra
cosa que el temor al estado del bienestar, el verdadero enemigo de las
políticas conservadoras y liberales que se amalgaman de manera atribulada en la
candidata del PP.
Ayuso busca
continuar con una política liberticida que extermine la igualdad de
oportunidades y los servicios públicos como garantía de protección de los más
desfavorecidos. No hay mayor enemigo de la libertad que quien busca consolidar
un sistema que desproteja a la mayoría oprimida de una sociedad para eliminar
de facto su capacidad de elección. El sistema darwinista que defiende a Ayuso
es el que desprotege a las trabajadoras en su negociación con los empresarios
para que su única libertad sea aceptar unas condiciones precarias o quedarse
sin trabajar. No hay libertad en una región en la que no están aseguradas las
condiciones básicas de subsistencia, porque no hay libertad sin vivienda, no
hay libertad sin sustento.
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