VIAJE INTERMINABLE
AIZPURUA tar JOSU Mª
Por la condición de
las corrientes, desde la costa oeste africana, los migrantes y marineros llegan
al archipiélago canario como destino, y así sucedió desde los remotos tiempos,
cuando los Guanches llegaron a sus costas, en epopeya aún no desvelada por la
ciencia. No pudieron llegar a lugar más bello y adorable, ellos que vendrían de
alguna derrota o miseria que les hizo abandonar su tierra natal y lanzarse al
mar. Y hasta quizás vinieran desterrados por un amo cruel que los abandonó en
las islas.
Pero hoy día hay guanches desmemoriados y cuando ven que el viaje interminable de la historia se repite, ya prepotentes y “dueños” de la tierra que pisan, niegan a sus mismos hermanos africanos, amazigh, su derecho de seres Humanos, los sueños de redención, y ganarse los pocos dineros que en su familia pueden suponer la vida.
Latinoamérica fue
para sus padres y abuelos tierra de promisión y salieron en barcos hacia ella,
pateras de gran tamaño, dejando mujeres e hijos llorando en los muelles, y no
puedo creer que hoy estos sean hostiles a los nuevos viajeros, más creo que es
cosa de godos envenenados e ignorantes, de los colonizadores de ayer y de hoy,
que pretenden arrancar sus sueños a los migrantes y destrozarlos en una
isla-cárcel que los haga desistir para siempre de su derecho a la libertad y el
progreso.
Los caudillos de
sus tierras de origen, la falta de oportunidades de progreso, son los que los
motivan al viaje que nunca es a Canarias sino a Europa, la Europa que proclama
su condición de tierra de asilo, de faro de los Derechos Humanos, de tierra de
promisión, pero, Canarias es R.U.P.: ni tiene la condición plena de europeo, ni
la libertad de hacer en su propia tierra lo conveniente para su desarrollo
armónico. Su Presidente gesticula inerme.
No nos dejan “ser”,
y eso en el s. XXI europeo es inaceptable.
Y es ahí donde las
lágrimas de los corazones auténticamente canarios brotan sin consuelo ante la
catástrofe humanitaria que han diseñado para ella, los godos, sus medianeros
isleños, y los cobardes de siempre con su plato de lentejas. ¡No! señores del
dominio colonial y funcionarios lobbistas de Bruselas; Canarias no merece este
trato de cárcel de ilusiones, su imagen y su historia es la de tierra de
acogida, y hemos vivido de ella con británicos y alemanes. Su “alta política”
nos destruye y nos deja inermes ante el drama que se gesta en nuestras calles.
¿Quién vendrá en
vacaciones a cruzarse con los nuevos esclavos sin cadenas por la calle?
Nuestro Pueblo
Canario es moneda de cambio en altas cumbres, y eso, con nuestro endémico paro,
nuestra nula inversión de la metrópoli, nuestro disfraz de Comunidad Autónoma que
oculta el R.U.P. y la nacionalidad, nos aboca a la vuelta a las pateras.
Es el viaje
interminable.
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