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viernes, 2 de octubre de 2020

CRONOLOGÍA DE LA MALA FE

 

CRONOLOGÍA DE LA MALA FE

Si usted es de derechas olvídese de menudeces sanitarias, que esto es la guerra. Estos meses de 2020 pasarán a la historia por muchos motivos. Uno de ellos será el haber tenido la peor oposición imaginable

GERARDO TECÉ

8 de mayo. Un día después de la dimisión de su directora de Salud y tras semanas de crisis institucional entre Comunidad de Madrid y Gobierno central con Díaz Ayuso acusando al Gobierno de Sánchez de querer asfixiar económicamente Madrid, la presidenta ganaba el pulso logrando un pase a la Fase 1 de desescalada aunque no cumplía con los criterios científicos necesarios. “Yo soy la responsable de que esto salga bien o mal. Lo asumo y lo asumiré”.

17 de septiembre. Con las cifras de contagios descontroladas de nuevo en Madrid, sin la atención primaria funcionando, sin el número de rastreadores necesarios y sin medidas excepcionales a la altura de las cifras recogidas, la presidenta Díaz Ayuso se quejaba por carta de la ausencia del Gobierno en la Comunidad de Madrid durante los últimos meses. “La Comunidad de Madrid ha estado demasiado tiempo sola”.

 

Frenar la pandemia en Madrid a cambio de que Ayuso sintiese su honor a salvo al extender la problemática de Madrid a toda España parecía un buen precio a pagar

 

26 de septiembre. Tras la esperpéntica reunión Sánchez-Ayuso y tras la creación del equipo de trabajo conjunto entre Comunidad de Madrid y Gobierno central, Díaz Ayuso se niega a aplicar las medidas sanitarias propuestas por el Ministerio de Sanidad, al que acusa de injerencia.

 

29 de septiembre. Díaz Ayuso vuelve a ganarle otro pulso a Pedro Sánchez. Éste acepta que las medidas para frenar la expansión del virus en un lugar concreto y con unos déficits específicos, Madrid, tengan que ser aplicadas exactamente del mismo modo por todas las Comunidades Autónomas. Bocata de calamares para todos. Frenar la pandemia en Madrid a cambio de que Ayuso sintiese su honor a salvo al extender la problemática de Madrid a toda España parecía un buen precio a pagar. El número 2 de Ayuso, Ignacio Aguado, celebra el acuerdo en Twitter: “La unidad salva vidas”.

 

1 de octubre. Díaz Ayuso se opone a las medidas unitarias acordadas entre el Gobierno de España y las Comunidades Autónomas por las que se cerraría Madrid y las ciudades limítrofes con más incidencia de contagios. Dice que cumplirá las órdenes, “pero iremos a los tribunales”. El tuit de Ignacio Aguado sobre la unidad y las vidas que salva, a 1-O, aún sigue ahí.

 

Así, a la vista de todos y en pleno foco de la mayor crisis sanitaria del último siglo, ha sido como la presidenta de Madrid ha utilizado sin disimulo una pandemia que golpea especialmente a los habitantes de su propia Comunidad para hacer oposición al Gobierno de España. Como ha dimitido de presidenta de Madrid para declararse oposición a España. Díaz Ayuso no va por libre. Pablo Casado, sin más aportación institucional en los últimos tiempos que aquella mañana berlanguiana en la que pasó revista en la Puerta del Sol a una tropa formada por sanitarios, policías municipales o trabajadores del Samur que el alcalde Almeida le colocó por delante, ha seguido desde el mes de marzo la misma estrategia de confrontación política a pesar de la situación de emergencia. Si el Gobierno proponía blanco, el PP exigía negro y viceversa. Tras implorar Pablo Casado la declaración del Estado de Alarma, el mismo Estado de Alarma pasó a ser unas semanas después de ser aplicado un acto dictatorial. Tras pedir Pablo Casado que fueran las CC.AA. las que tomaran las riendas de la crisis sanitaria, fue el mismo Casado quien denunció la desaparición del Gobierno en la gestión de la crisis. Tras subrayar Pablo Casado la importancia de que todas las CC.AA. actuasen bajo los mismos criterios, ha ordenado en las últimas horas que las CC.AA. gobernadas por el PP se declaren en rebeldía del criterio común acordado para toda España. Castilla León gobernada por el PP, por cercanía al problema madrileño no le ha hecho caso. Sonaría cómico si no estuviéramos hablando de la segunda ola de una pandemia que en su primera embestida dejó varias decenas de miles de muertos y que se cebó especialmente con Madrid.

 

España se enfrenta a su peor momento de las últimas décadas con una oposición poniendo, sistemáticamente, palos en las ruedas del Gobierno, acierte este o se equivoque

 

España se enfrenta a su peor momento de las últimas décadas con una oposición actuando –ya estamos en disposición de poder decirlo de manera objetiva y sin miedo a pasarnos de frenada– de mala fe. Poniendo, sistemáticamente y a la vista de todos, palos en las ruedas del Gobierno, acierte este o se equivoque. Una oposición cuya estrategia pasa por polarizar la situación hasta tal punto que el criterio sanitario en esta pandemia pase a un segundo plano y lo que quede es política de lucha en el barro. Una oposición que apuesta con descaro por una guerra civil institucional como única forma de asegurar que la gestión de Ayuso, convertida en símbolo del PP nacional, no les pase factura y se impongan las fidelidades ideológicas. Cómo, en su sano juicio, podría permanecer junto a Díaz Ayuso su electorado madrileño que sea mayor de edad o que esté afectado por alguna enfermedad de riesgo si no es agitando lo identitario. Si usted es de derechas olvídese de menudeces sanitarias, que esto es la guerra. Estos meses de 2020 pasarán a la historia por muchos motivos. Uno de ellos será el haber tenido la peor oposición imaginable en un momento que nadie podía imaginar.


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