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viernes, 7 de agosto de 2020

EL CLANDESTINO

 

EL CLANDESTINO

MANUEL MONGE

No voy a hablar de Clandestino, sin papeles y que muere en el mar en la canción de Manu Chao: "Correr es mi destino por no llevar papel. Mi vida la dejé entre Ceuta y Gibraltar. Solo voy con mi pena, correr es mi destino para burlar la ley". Tampoco de Desaparecido, del mismo autor: "Me llaman el desaparecido que cuando llega ya se ha ido. Volando vengo, volando voy, deprisa, deprisa a mundo perdido". Quiero hablar de El Clandestino que salió de Madrid un 2 de agosto de 2020 y que, cuando escribo esta crónica de urgencia, 72 horas después, continúa desaparecido. Unos lo sitúan en el Caribe y otros en el entorno de Lisboa. ¡Y nadie sabe nada!

 

Esta es la crónica de esta huida, bautizada como "Operación Caribe" por los servicios secretos de España, que son de probada eficacia. El Clandestino, conocido también con el nombre de guerra de "El Emérito" salió el domingo 2 de agosto de 2020, clandestinamente, de Zarzuela. Como era clandestino, no se enteró ni dios. El coche también era clandestino, seguramente con matrículas falsas, lo que le permitió hacer 600 kilómetros clandestinamente, sin que se enterase nadie. Él también colaboró  y no bajó del coche ni para hacer pis en Benavente. La escolta oficial que siempre acompaña a Juan Carlos Borbón también era clandestina porque el ministro de Interior tampoco sabía nada.

 

El Clandestino llegó clandestinamente a Sanxenxo, pero no para participar en una de esas regatas, que siempre gana, ni para tomar el sol en una de sus maravillosas 27 playas, 17 con bandera azul (efectivamente, esto es propaganda para la promoción turística de Galiza), sino como escala para continuar viaje. Llegados hasta aquí me faltan los datos y pudo alojarse en un barco o en una vivienda, todo clandestino. Pasó la noche en esa villa gallega y por la mañana salió, clandestinamente, para el aeropuerto portugués de Porto, donde llega después de pasar, clandestinamente, la frontera portuguesa.

 

En Porto El Clandestino toma el avión el lunes, 3 de agosto, con destino a la República Dominicana. Cuando ya está embarcado, envía un WhatsAp  con una contraseña clandestina para avisar que desde la Casa del Rey ya pueden dar la nota de prensa que comienza  con "Majestad,  querido Felipe" y que continúa con una ejemplar autocrítica, hablando de "ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada". Todo muy ejemplar.

 

Cuando la operación culmina y llega a su destino, el pasajero clandestino es acomodado por amigos multimillonarios en una lujosa zona residencial del Caribe. El presidente Pedro Sánchez da la habitual rueda de prensa  después del Consejo de Ministros de los martes (4 de agosto de 2020), con dos horas de retraso y, ante las numerosas preguntas de los medios de comunicación sobre la preparación y desenlace de la operación, el Presidente contesta que no sabe nada, que todo es "confidencial". Todo un ejemplo de la transparencia que pregonan la Casa del Rey y el Gobierno de España.

 

Llegados a este punto, me puede la curiosidad y mañana mismo preguntaré a dos amigos -Margarita Ledo, periodista y catedrática de la Universidad de Santiago y a Fernando Souto Guinarte- sobre sus peripecias para pasar clandestinamente la frontera de Galiza con Portugal, huyendo de la represión franquista. Parece ser que Souto estaba acompañado por un familiar, que era cura, mientras él iba disfrazado de vieja campesina con un paño negro que le cubría la cabeza. Me extiendo en estos detalles por si nuestro Emérito clandestino necesita utilizar alguno de estos trucos en el futuro.

 

Sobre la citada rueda de prensa de Pedro Sánchez, decía Ada Colau,  alcaldesa de Barcelona: "Decepción es poco. Vergüenza ajena e indignación. Un exjefe del Estado presuntamente corrupto ha huido del país y el Presidente se limita a decir que qué bien que se ha ido y que las conversaciones son confidenciales. Vergüenza".

 

Creo que en un futuro no muy lejano podremos disfrutar de la película La fuga de El Clandestino que, sin duda, será la más taquillera de la historia.  Me ofrezco para colaborar en el guión.

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