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jueves, 7 de mayo de 2020

SÁNCHEZ RIEGA Y LOS ENANOS CRECEN


SÁNCHEZ RIEGA Y LOS ENANOS CRECEN
GERARDO TECÉ
En su momento más dulce de los últimos meses, con el virus comenzando a estar controlado en España, a Pedro Sánchez se le cae un socio clave, cabreado por la falta de diálogo. El voto en contra de ERC a la prórroga del estado de alarma pone en peligro la posibilidad de apuntalar la victoria sanitaria y deja en posición de debilidad a un Gobierno en minoría que, como todos los gobiernos en minoría, debería anteponer para su supervivencia el diálogo y las buenas relaciones a la estrategia. ¿Qué le pasa a Pedro Sánchez con las relaciones personales, con el cuidado al socio del cual depende?



Lo de ERC no es un caso aislado. Ciudadanos, que hasta el momento apoya con sus votos la gestión del Gobierno, también se queja. Sánchez no nos llama. Más de lo mismo en el PNV o el PP. Ni la pandemia, ni las conferencias de presidentes autonómicos, ni las comparecencias en el Congreso, son excusa para una falta de tacto que ya era marca de la casa Sánchez antes de todo esto. Los antecedentes son conocidos. Sánchez ganó la moción de censura que echó a Rajoy de La Moncloa porque Unidas Podemos se lanzó al barro de la negociación. Ya como presidente en funciones y necesitando los votos de Unidas Podemos para formar Gobierno, Sánchez no descolgó el teléfono llevándonos a la repetición de elecciones. Despreciar el diálogo es posible en política cuando tienes mayorías aplastantes. Cuando dependes de una cantidad aplastante de socios, no poner el diálogo en el centro es un suicidio. Si a uno le crecen los enanos con tanta frecuencia, tendría que empezar a repensar sus métodos de riego.



ERC. Que la palabra Esquerra esté colocada en la primera posición de las tres siglas demuestra que el orden de los factores a veces es anecdótico. Lo nacionalista pesa. Los nacionalistas catalanes, de la mano del ultranacionalismo español de Vox, votando en contra de un estado de alarma necesario para limitar la movilidad y asegurar el control de una emergencia sanitaria. Es una foto que debería dar que pensar. De los fascistas uno se espera toda la irresponsabilidad del mundo y un poco más. De un partido como ERC, no deja de sorprender. Más cuando la foto era innecesaria. Más cuando la voz de ERC en el Congreso, Rufián, defiende la decisión del voto en contra argumentando, en la misma línea errónea del PP, que la suspensión del estado de alarma no tendría por qué alterar las decisiones tomadas. Ambos se equivocan según explican los expertos juristas: la limitación de movimientos de la población por el estado sólo se puede limitar con el estado de alarma. ¿Era necesario entonces este viaje? Parece que sí. En Catalunya, la oposición al estado de alarma de la derecha liderada por Torra empezaba a debilitar a Esquerra. Una vez más, la derecha marcándole el ritmo erróneo a la izquierda. En eso, Cataluña y España son el mismo país. Idéntico.

Mientras la curva de contagios desciende, la curva del ridículo de Pablo Casado se dispara. Su necesidad de llamar la atención durante la crisis sanitaria le ha llevado a protagonizar escenas esperpénticas. Sesiones de fotos en el baño del Congreso durante lo más duro de la pandemia, ruedas de prensa imitando la escenografía gubernamental, peticiones folclóricas de lazos y banderas a media asta o paseos militares de revista a tropas formadas por funcionarios. La última, su decisión de no apoyar la prórroga del estado de alarma. La decisión es tan irresponsable como torpe para sus propios intereses. A la ultraderecha de Vox los esperpentos le funcionan, pero al PP no tanto. Casado se ha colocado él solito en la posición de generar incertidumbre entre sus propios votantes que, mayoritariamente, protagonizan la franja de edad más afectada por el coronavirus. La única salida posible que tiene Casado lo debilitará: sacar el arma del NO, para finalmente abstenerse y permitir así la prórroga del estado de alarma. Otro éxito de Vox y su tesis de la derechita cobarde.

En España, la crisis de la covid-19 nos ha quitado muchas tradiciones. Desde las Fallas, a los Sanfermines pasando por la Feria de Abril. Pero la tradición política se mantiene intacta incluso en los momentos más dramáticos: la derecha intentando sacar tajada; la izquierda dividiéndose.

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