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viernes, 29 de mayo de 2020

SALVAR CANARIAS


SALVAR CANARIAS
ANGHEL MORALES
El abuelo del padre de mi abuelo mas remoto
cultivó caña para Europa,
de el tengo sobre mi piel una deuda con el látigo.
Sus hijos estercolaron vivos o muertos las parras,
por eso el vino de esta tierra
tiene el calor espeso de la sangre.
Los hijos de sus hijos fueron desterrados
por el hambre el cólera y los terratenientes a América
amontonados en las bodegas
como las mercancías mas baratas de las islas.,
hicieron hijos, pueblos, naciones
y guerras de liberación al otro lado del océano,
de ellos guardamos para siempre
esta inacabable sensación de exilio.
Los sobrevivientes de aquel naufragio
quedaron aquí sobre las islas a la deriva,
cultivamos cochinilla de sol a sol
tiñeron de una púrpura intensa por su sangre
los puertos del Norte,
para al final de nuevo
no tener mas salida que el mar,
mas tierra que la ajena,
y sin embargo, aún tuvieron esperanzas suficientes
para hacer hijos que sorribaran las tierras,
le hicieran cantar agua desde el fondo a la montaña
y cosecharan plátanos y tomates.
De ellos tenemos, mientras seguimos llenando huacales para otros
estas manos sarmentosas de de trabajar la tierra,
pedir y no recibir nada.
Cuando parecía que ya había llegado la hora del pueblo,
vinieron los generales y su general,
como quien rompe una alcancía llena de días
fusilaron a aquellos de nosotros
que habían organizado los sindicatos
y hablado con voz resuelta;
padres, hermanos, hijos,
desaparecieron de sus casas y nunca volvieron,
aún cavamos la tierra y reencontramos
sus calaveras con los ojos huecos por la muerte,
aún el mar se estremece en medio de la noche
como si el recuerdo de crímenes
le devorara la memoria.



A los demás,
nos reunieron en los patios de los cuarteles
y nos llevaron a la guerra
pueblo contra pueblo,
cuando volvimos
los de arriba tenían victoria y riqueza
para nosotros quedaron en cambio
el luto y la miseria.
El hambre nos trajo y nos llevó ora vez
por los cinco continentes
a cualquier sitio donde hubiera un pedazo de pan,
en el humo de las fabricas extranjeras
pueden ver nuestra mirada de obrero
y clavada en el lomo de los ríos americanos
nuestra sed de patria.
Los que quedamos aquí
echamos a andar las fábricas,
le pedimos su cosecha a la tierra
su tributo centelleante al mar,
cargamos y descargamos buques en el muelle,
levantamos hoteles y edificios,
para nosotros chabolas, casas clandestinas, barriadas sin aire.
Corrió el dinero,
corrió como nunca desde nuestros poros,
vimos hundirse los tejados campesinos
y hacerse mas grandes las tierras de los grandes,
vimos vendida nuestra tierra al extranjero,
y oímos el llanto del agua y los frutos desterrados al mar
para que subieran de precio,
nuestras ciudades crecieron quitándonos sitio en el corazón
pobres niñas estiradas por la miseria
al pie de un anuncio de calculadoras electrónicas.
Todo el mundo se hizo millonario
los que ya lo eran mucho  aún,
de horas extras, cansancio y miseria, nosotros los de abajo.
A cuántos les dimos les damos de comer a cuántos.
Para al final acabar así, igual que como empezamos,
en la cola del paro obrero, sin nada,
viendo las islas desmanteladas por una pasión de infortunio,
despertar cada día como a un naufragio,
ahora las mejillas de los pescadores
no están arrasadas tan solo por el salitre;
la sal de las lágrimas quema mucho mas
cuando nos roban el mar.
Los Estados Mayores
de las mas importantes empresas carniceras del mundo
han puesto su punto de mira en nuestras espaldas,
calculan que potencia de fuego
será necesaria para apagar
las entrañas de los volcanes y de los canarios.
Nuestros país se está derrumbando
no aguanta mas el peso de tanta expoliación.


Hemos echado cuentas
y no le debemos nada a nadie
porque no hemos recibido nada
y nos lo han quitado todo.
Hemos sobrevivido al genocidio,
a la esclavitud, las epidemias, el hambre,
las emigraciones,
también a las monarquías
la guerra, los campos de concentración,
las crisis, el paro, las detenciones de madrugada,
la muerte ignominiosa en comisarías...
No han podido acabar con nosotros,
a cada golpe nos hemos mas pueblo.
No han podido doblegarnos
a cada golpe nos hemos vuelto mas firmes,
y aquí estamos:
somos pueblo, somos pueblo y porque somos pueblo
somos indestructibles.
Para borrar esta cuenta
necesitamos una revolución
larga como el verano sobre las eras
lluviosa para lavar de tanta desventura
los siete pechos de nuestra patria oceánica,
poderosa como un tractor de millón y medio de canarios
que remueve tantas piedras injustas
de la espalda de este país,
y esto se hace tan solo por la fuerza,
porque no hay mejor arado que el de hierro,
ni mejor herramientas que las de acero,
lo sabemos bien nosotros,
hombres con los labios cosidos
por un látigo de plomo,
y esto se conserva únicamente
con la mas firme mano de los obreros y de los campesinos,
sobre el cuello de el pasado y sus señores
para que no vuelvan a levantar cabeza
los años de hocico negro
en los que cada mes era una cárcel y cada día una celda.
No será fácil la victoria,
pero mas difícil es aguantar
cinco siglos de opresión sin descanso,
por lo tanto,
AQUI ESTAMOS A CARA DESCUBIERTA
LLENANDO DE OXIGENO
LOS PULMONES DEL FUTURO.



Del libro IDENTIDAD
editado y secuestrado en 1978.

1 comentario:

  1. ¡Que hermosas reflexiones, como pájaros canarios piando a todo pulmón,se escapan a vuelo de la sabia pluma del amigo MORALES GARCIA!

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