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viernes, 3 de abril de 2020

LA REALIDAD QUE DIBUJA LA DERECHA Y NUNCA EXISTIÓ


LA REALIDAD QUE DIBUJA LA DERECHA 
Y NUNCA EXISTIÓ
DAVID BOLLERO
A medida que avanza la crisis sanitaria por el coronavirus, la derecha más recrudece su discurso en contra de la acción del Gobierno. Tal ha sido la subida de su tono, que ha pasado de plantear la paradoja de asegurar que apoyaba al Ejecutivo mientras cargaba contra sus medidas a, directamente, retirar su apoyo. Más allá de lecturas patrióticas, lo interesante es contrastar lo que dice la derecha que ha hecho durante la crisis y lo que realmente ha hecho. No sale muy bien parada.



Si uno analiza los Diarios de las Sesiones de Control al Gobierno en el Congreso desde que se detectó al primer contagiado en España (31 de enero) se lleva muchas sorpresas. Tan experta que se presenta la derecha ahora, no parece que lo fuera tanto entonces. La hinchada derechona argumenta que ello se debe a que la oposición no disponía de la información... Ni siquiere rebatiré eso porque, sencillamente, en todo el mes de febrero, la derecha (PP, Cs, Vox) no hizo ni una sola pregunta en la Sesiones de Control sobre el coronavirus... algo difícil de entender, porque para entonces los contagios rondaban el centenar.

Como ya recordamos en este espacio, la cuestión que durante todo el mes de febrero más acaparó la atención del PP fue el aterrizaje en España de la venezolana Delcy Rodríguez. Catalunya o el nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado fueron otras de las cuestiones que a los tres partidos de la derecha más les inquietaron en febrero... Vox, intercalaría otras cuestiones en sus preguntas, como las dirigidas a incriminar a las personas migrantes o conocer los pormenores de un nombramiento en Renfe Mercancías... pero del coronavirus, nada de nada.

Así las cosas, decidí acudir a las actas de la Comisión de Sanidad, esperando encontrar allí más respuestas. Pues bien, de lejos, quien menor preocupación ha mostrado por el devenir de la gestión de la pandemia ha sido precisamente el PP, que aprovechó también esta comisión tan específica para volver a la carga con el asunto catalán.

En cuanto a Vox, el médico de cabezara de la extrema-derecha, Juan Luis Steegmann Olmedillas, tampoco estuvo muy ducho en sus intervenciones. A pesar de que los de Abascal vienen sacando pecho de que desde febrero pidieron el cierre de las fronteras españolas, mienten. No pidieron el blindaje de todas las fronteras. El propio Steegmann reconocía el 27 de febrero, y así lo recogen las actas, que solicitaron  "el 12 de febrero de 2020 que se cerrasen temporalmente los puestos fronterizos habilitados para la entrada a España desde China, y hemos presentado una proposición no de ley para que se tomen medidas de restricción al tipo estadounidense". Es decir, cerrar únicamente las fronteras para, entonces, viajer@s procedentes de China, Italia, Irán y Corea del Sur.

La respuesta del ministro de Sanidad, Salvador Illa, fue clara: "Combatimos un virus, no combatimos a ningún grupo poblacional". El titular de Sanidad aportaba otro dato clave, puesto que de todos los contagios detectados entonces ni uno solo era de una persona de origen chino. Es más, el grueso de los contagios que se produjeron no procedía de ninguno de los países contra los que la extrema-derecha quería tender un cordón sanitario. Dicho de otro modo, incluso habiendo cerrado las fronteras a esos países, algo que los expertos sanitarios no recomendaban entonces, la evolución de la pandemia habría sido la misma.

En la Comisión de Sanidad del 28 de febrero, ni uno solo de los partidos de la derecha quisieron profundizar en la gestión del coronavirus, ni preguntaron, ni solicitaron información, nada de nada. Esa es la realidad. Llegaría posteriomente marzo, la declaración del Estado de Alarma y la derecha en bloque correría a dibujar un mes de febrero que jamás existió. Esa es la realidad que reflejan las actas del Congreso referidas.

Así las cosas y asumidos los errores del Gobierno cometidos durante la gestión de la pandemia, no se dejen engañar: al menos actuó; otros partidos, en cambio, ni siquiera mostraron inquietud, importándoles más cuestiones como Venezuela o la apertura del diálogo en Catalunya. Dibujar ahora cómo habría sido ahora nuestro presente con esa derecha en el poder es estéril, como lo es el ejercicio falaz que hacen los conservadores de las medidas que tendrían que haberse tomado en el pasado conociendo lo que sabemos hoy. Quien se siga dejando engañar, ya no tiene excusa y, lo que resulta más revelador, lo define.

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