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jueves, 16 de abril de 2020

EL DRAGÓN DEL APOCALIPSIS Y LA RAMERA DE BABILONIA : SEÑALES PARA OTRA ERA.


EL DRAGÓN DEL APOCALIPSIS Y LA RAMERA DE BABILONIA : SEÑALES PARA OTRA ERA.
CRIS COVO GÓMEZ

Hace unos meses nuestra sociedad se vio golpeada hasta sus cimientos mismos con el anuncio de una pandemia que estaba haciendo estragos en  todo  el  mundo.  Nunca  antes  nos  habíamos  enfrentado  a  una situación   como   esta   semejante   a   una   guerra   bacteriologica.  El COVID-19, una especie de gripe aún por definir y con origen en China se estaba expandido alarmantemente por el mundo. Como si de una legión de leprosos se tratase el Gobierno trata de evitar el posible riesgo de  contagio  manteniendo  a  la  población en sus casas so pena de contraer la enfermedad, cual de un arresto domiciliario se tratara. Todo parece apuntar a una situación apocalíptica, la caída de un orden por culpa de un dañino virus, de consecuencias nefastas a corto y a largo plazo.

Una vez más, el gran poder, la Casta vuelve a ensañarse con sus malvadas acciones. La explicación, poco razonable o convincente del experimento que se le fue a alguien de las manos en un laboratorio de China, deja paso a la sospecha de una gran conspiración a nivel mundial.
Los gobiernos son conocedores de la influencia de las trece familias más poderosas de la Tierra, los llamados Iluminati, que urden sus planes más macabros en la sombra, con el desconocimiento de todos, cual si de una tristisima película se tratase.
Cuál es su intención? Mermar a la población, devolvernos a una situación de crisis recesiva, con contratos basura, más impuestos, etc? Estamos según algunos casi al final del túnel, pero en este no vemos la luz, más bien un futuro incierto que muy lentamente se va replanteando. Cómo será nuestro mañana en un hoy que de por si nos sobrepasa, sin atisbar todavía un horizonte, un porvenir para estas generaciones que
no saben de la hecatombe del 36, que asisten con estupor y angustia a todo lo que está pasando.


Si esta casta maldita que nos azota pretendía que cayéramos en la desesperación probablemente lo ha conseguido.


Mientras tanto los ciudadanos de este corrompido mundo corren de un lado a otro con el sentido de su existencia perdido, mientras contemplan cómo el barco se hace aguas irremisiblemente.

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