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domingo, 26 de enero de 2020

LA LIBERTAD Y LA DERECHA


LA LIBERTAD Y LA DERECHA
PASCUAL SERRANO
Para la derecha, la libertad educativa de los padres justifica la censura parental para sus hijos en los colegios. La presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso en su discurso de investidura citó la libertad educativa, la libertad económica, la libertad sexual, la libertad de vivir en un lugar libre de odios y otras muchas y variadas libertades. Será por libertades.

Incluso, dijo, que la libertad era el concepto básico que sirve de pegamento a los tres partidos de derechas que acordaron hacerla presidenta. Vox, Ciudadanos y PP, unidos al grito de Libertad.


Hace tiempo que la derecha se ha apropiado de la bandera de la libertad. En su discurso, ellos son los defensores de la libertad frente a la izquierda que, a través de Estados y colectivos, coarta la libertad de los individuos.

Como señaló el profesor Enrique del Teso en La Voz de Asturias, “las dos palabras más repetidas del neoliberalismo, libertad y competencia, se usan siempre como propaganda. Dicen libertad cuando hablan de los de arriba y dicen competencia cuando hablan de los de abajo”. O sea, que los de arriba no tengan limitaciones y los de abajo se peleen entre ellos para sobrevivir.

Antes del famoso pin ya estaba la libertad para elegir colegio como argumento para que los ricos pudiesen ir a centros privados de alto nivel, en algunos casos incluso pagándolos entre todos nosotros (educación concertada).

Para la derecha que exista una sanidad para los ricos, con sus hospitales de lujo y profesionales de élite es libertad para elegir médico y sociedad sanitaria.



La paradoja es que cuando la derecha propone un colegio de élite para sus hijos, que yo no puedo pagar, o un hospital de alto estanding, que yo tampoco puedo pagar, le llama libertad de elección. En cambio, si hay hospitales y colegios públicos donde podemos ir todos de forma gratuita y, por tanto, sin distinción de nuestro poder adquisitivo, es cuando según ellos no hay libertad para elegir.

Para la derecha, que no te obliguen a pagar impuestos ni a cumplir ninguna legislación laboral ni convenio de trabajadores es libertad económica.

Libertad de empresa es que puedas comercializar con lo que quieras sin que ningún Estado te regule y sin preocuparte de que sean armas para matar, medicinas sin control sanitario o coches sin medidas de seguridad.

Ni que decir tiene que, gracias a la libertad que proclama la derecha, los trabajadores son libres para irse a otra empresa si les explotan, nadie les obliga a aceptar esas condiciones. Solo el hambre, claro, pero eso es desconocido en el mundo de la derecha.

Lo señalaba Iñigo Errejón en TVE con motivo del pin parental. Advertía que algunos, en nombre de su libertad, exigen su derecho a emanciparse de la sociedad. Errejón le llama el separatismo de los ricos, porque tras el veto parental vendrá el veto fiscal, el veto jurídico. Así, en nombre de su libertad dirán que se desmarcan de ese impuesto o de esa ley. Parece una exageración pero eso ya sucedió. En 2007, José María Aznar, ante la prohibición de conducir bajo los efectos del alcohol, dijo: "A mí no me gusta que me digan 'no puede ir usted a más velocidad, no puede usted comer hamburguesas de tanto, debe usted evitar esto y, además, a usted le prohíbo beber vino'". Y añadió, para justificar su negativa a esas normas: "En eso consiste la libertad y en eso consiste la responsabilidad individual".

Debemos vigilar cuando algunos, en nombre de la libertad, lo que reivindican es algún privilegio para evadir las normas de convivencia. Y, además, es necesario insistir en que, si para ejercer alguna de esas “libertades” -como para ejercer un derecho- necesitas dinero, ya no es ni libertad ni derecho. En el capitalismo una cosa no es libertad si necesito dinero para ponerla en práctica. Es solo la posibilidad de que alguien por disponer de ese dinero acceda a ese privilegio.

No existe libertad de expresión si se requiere dinero para que el objeto expresado pueda reflejarse en un medio de comunicación y no solo llegue a los que me oigan gritar en un parque, no es verdad la libertad de movimientos si solo me permite ir hasta donde pueda llegar andando al no tener dinero para otro medio de desplazamiento, no es verdad la libertad de reunión si no tengo casa ni lugar donde reunirme al abrigo del frío y de la lluvia. En realidad me quedan pocas libertades para disfrutar si debo trabajar de sol a sol para conseguir recursos para sobrevivir. Cuando les oigamos hablar de libertades debemos reflexionar si están pensando en ellos o en todos nosotros. Si el más desgraciado de nosotros siente esa necesidad de esa supuesta libertad que abandera la derecha y podrá disfrutarla, o si solo están promoviendo sus privilegios.

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