JM AIZPURUA
“La consejera
delegada de Riu Hotels, Carmen Riu, se ha mostrado este jueves (3-10) a favor
de limitar el número de turistas en Baleares, y ha defendido que no se trata de
una medida de turismofobia”. Es solo sentido común.
¿Y en Canarias?
Pues en Canarias el
sentido común, se compra barato, para ser ocultado a sus gentes que, entre
parrandas, procesiones, carnavales y eventos varios, tienen poco tiempo para
ocuparse de otras cosas, y si se ocupan: viene el godo con la porra.
Los visitantes bajo
el título de “turistas” tienen una proporción matemática con respecto al
territorio visitado, que se considera sostenible y beneficiosa. Llegado a ese
punto crítico de turismo, otros motores de desarrollo deben implantarse para
seguir con el desarrollo social sano y sin traumas.
Ese nicho turismo, como todos, debe estar
cubierto por los “mejores” y su desarrollo empresarial limitado por el
beneficio social. Por el contrario, una especulación turística basada en la
corrupción, provoca una degradación del territorio, una ruina hotelera por
carencia de reinversiones de conservación, y una masa laboral abandonada sin
posibilidades de recolocación. Total, a medio plazo un crac ineludible.
Si a ello añadimos que,
si los visitantes superan en número a las normales condiciones que soporta el
territorio, nos encontraremos ante un panorama desolador y si este es en islas,
Canarias incluida, estaremos ante una nueva migración de la miseria, que hoy ya
sin Cuba ni Venezuela, ni territorio alguno de acogida, dejará a nuestra gente
en similares condiciones que los que nos visitan en pateras.
Los que
recalificaron terrenos, los que aprobaron planes, los que escribieron
maravillas, los mudos, los constructores de pacotilla, los “despistados de la
izquierda”, los inversionistas turísticos, no tendrán problemas con el crac y
podrán resituarse en otros lares.
Hoy ya los tenemos
en el Caribe destruyendo paisaje, pagando miserias, y eludiendo fiscalidades y
normativas laborales.
Las colonias deben
ser muy cautas e inteligentes para abordar este segmento turístico que en un
instante pasa de ser beneficioso a ser tóxico sin posibilidad de reparación. Si
se llega a la saturación, su falta de rentabilidad re-inversora, lo hará
degradarse sin remedio.
Canarias no es La
Rioja, y aunque las dos vayan vestidas de Comunidad Autónoma (¡que insensatez!)
sus realidades y necesidades, son absolutamente incomparables.
Y este es el quid
de la cuestión. Para reconducir Canarias en su turismo, y en todas sus
actividades, necesitaría otra legislación específica hecha con visión
profesional que fuera capaz de entender lo que hay realmente tras la
denominación R.U.P. que la UE nos confiere.
La actual
ordenación del Sistema78 no contempla la posibilidad de redención social de
Canarias a la que ya amenazaron con el 155 para dejarla sometida a su condición
de colista, con una menos; ¡en todo! Por ello, es la sociedad civil la que debe
ocuparse en plantear alternativas diferentes a las que la mentalidad metropolitana
tiene asumidas y ejecutadas en las islas. Si no lo hace; pronto podremos vernos
como la españolísima provincia 53, Sahara, a la que el rey y los presidentes
españoles, prometieron apoyo incondicional.
Cuando las barbas
de tu vecino veas pelar…….
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