EL HUMOR BRITÁNICO DE ERREJÓN
JUAN CARLOS ESCUDIER
Los partidarios de
Iñigo Errejón no se cansan de enumerar las incontables cualidades que le
caracterizan. Infatigable lector y apasionado de la naturaleza, el yerno
perfecto es brillante e inteligente y posee una notable oratoria. Sin embargo,
nadie parece haber reparado en otro de los atributos que le adornan: un
finísimo sentido del humor que algunos tomarían por británico porque te sitúa
en esa delgada línea en donde es difícil distinguir la broma de lo serio.
Por medio de uno de
sus colaboradores, el líder de Más País ha venido a contarnos el chiste del
año. Está recogido en uno de los pocos textos que ha producido hasta la fecha
el partido, en concreto en las normas que regirán el chat de Telegram que se ha
creado esta semana para facilitar el contacto entre militantes y simpatizantes
y que, según se explica, aspira a constituir un grupo “cooperativo, amable y
respetuoso con las trayectorias personales y colectivas”.
No, el chiste no
está ahí ni en la purga que, ante la avalancha de suscriptores, los
administradores de la cuenta vienen realizando para impedir que se les cuele al
descuido Pablo Echenique, deseoso de aprender cómo se organiza un partido por
si en el futuro tiene otra oportunidad de intentarlo. Ni siquiera está en la
obsesión por evitar que entre los llamados al debate figuren representantes de
la prensa canalla, a los que se supone que no les mueve la militancia sino su
irrefrenable deseo de husmear en lo ajeno con aviesas intenciones.
El chiste se
encuentra en uno de sus primeros avisos a navegantes, que reza de la siguiente
manera: se recuerda al distinguido público “la voluntad de Mas País de superar
la dinámica de corrientes que tanto daño ha hecho”. Por si no se ha entendido
bien se repite un poco más adelante: “No se admite política de corriente en
este chat”. ¿Que no se ve la gracia? Esperen a la explicación. El errejonismo,
transformado en partido, dice ahora que las corrientes son muy nocivas para el
funcionamiento de los partidos. Para partirse, oiga.
Inevitablemente,
viene a la memoria aquella epístola de Pablo Iglesias en la que, antes de deja
caer la guillotina sobre el errejonista Sergio Pascual, hasta entonces
secretario de Organización de Podemos, dibujaba a Podemos de manera muy
bucólica como una marea de voces plurales donde no cabían ni corrientes ni facciones
que compitieran por el control de los aparatos y convirtieran sus órganos en
campos de batalla. Pues bien, Errejón, al que en aquel momento se castigó al
destierro, ha debido de aprender la lección. Para que luego digan que le letra
con sangre no entra.
El chiste de las
corrientes viene a ser una adaptación de una célebr
e frase de Groucho
Marx, que ya dejó dicho que “nunca pertenecería a un club que admitiera como
socio a alguien como yo”. Por razones obvias, la cita se ha modificado hasta
quedar más o menos así: “Nunca admitiré en mi club a un socio como yo”. Lo
dicho, humor del fino, casi británico.
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