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sábado, 31 de agosto de 2019

DESCUBRIMIENTO O ENCUENTRO


A contracorriente

DESCUBRIMIENTO O ENCUENTRO
Enrique Arias Vega
Me topo con un guía turístico en Granada, competente por lo demás, que se corrige al hablar del Descubrimiento de América en 1492, para utilizar desde entonces el término políticamente más correcto de Encuentro. Pero, ¿a qué “encuentro” se refiere?, ¿es que había una cita previa entre europeos y americanos?

Nos empeñamos en falsear hasta semánticamente la Historia, pues ni Colón fue a América, ni simplemente sabía que existía en el camino que probó para ir a las Indias de siempre. Resultó un descubrimiento ya que fue una novedad para unos (los españoles) y un salto tempo-espacial para otros (los amerindios).
El nuevo lenguaje pretende adulterar la realidad histórica, de unos nativos sometidos a crueles imperios indígenas, a quienes ya las leyes de Burgos (1512) mandaron proteger en su dignidad humana, creando para ellos ciudades (donde no hubiera antes asentamientos autóctonos), universidades (la peruana de San Marcos sigue existiendo desde 1551, muchísimo antes que Harvard, por supuesto) y más hospitales que en la metrópoli: el magnífico de Quito (1565) estuvo en funcionamiento ¡hasta 1974!
Todo esto, digo, ni es compatible con la “leyenda negra”, ni con un absurdo complejo de inferioridad de los españoles, ni con la idílica creencia de que en la América precolombina ataban a los perros con longanizas en vez de realizar cruentos sacrificios humanos a los dioses.
Gracias a los españoles la independencia americana fue posible por criollos (mestizos), formados en sus universidades, llegados al generalato en sus academias militares y enriquecidos, a veces hasta con el tráfico de esclavos. Y no por ello la condición del indígena mejoró ni un adarve, como todavía puede comprobarse hoy mismo.
Claro que decir todo esto es políticamente incorrecto y así nos va.

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