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domingo, 14 de julio de 2019

PACTAR CON EL DIABLO


PACTAR CON EL DIABLO
LUCIANO G. EGIDO
Alguien ha dicho  –y siento no recordar quién– que los incidentes del sábado pasado, durante la celebración de la fiesta del Orgullo Gay, en Madrid, se produjeron como consecuencia de los pactos postelectorales, que han agriado, además de desprestigiado, la endeble democracia española. La actitud crítica de la representación de Ciudadanos, casi provocadora,  ha terminado con la ambigüedad de origen del partido y lo ha situado en el lugar que le corresponde, ya sin ningún género de dudas, en la derecha tradicional, retrógrada, cerrada e insolidaria, de siempre. La violencia verbal y las irritadas descalificaciones de su portavoz, Inés Arrimadas, con la voz hiriente, el ceño airado y los ojos de fuego de quien no tiene razones y se carga de indignación, no tenían nada que envidiar a las habituales protestas de sus grandes rivales en el mapa político, pero parientes en la realidad, como se va descubriendo, poco a poco, los hombres de Vox.
La reiteración de tono y contenido, al día siguiente, de la misma Arrimadas, pidiendo la dimisión del ministro Marlasca, como responsable, según ella, de los acontecimientos, obedece a los métodos y propósitos, de su radical derechismo, que naturalmente Ciudadanos niega, y que viene a confirmar la vieja verdad, proclamada  por Charles Péguy, de que, cuando alguien dice que no es de derechas ni de izquierdas, como hacen ellos, es indefectiblemente de derechas. Ciudadanos, que quiere hacerse con la representación de la derecha española, está perdiendo el norte y las formas civilizadas de la convivencia democrática, con marrullerías que los delatan. Tiene la ofensa en la punta de la lengua y se le va haciendo la costumbre de mentir descaradamente con cualquier motivo, entre la presión del francés Macron y la directa rivalidad del PP de Casado. Día a día, van perdiendo credibilidad. ¿Hasta cuándo?

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