JM AIZPURUA
Duermo mal, casi no
como pues no me apetece, no salgo de casa, me siento agraviado: y todo por
culpa de Torra ¿Porqué no quita los lazos? ¿Cómo podemos vivir con esos lazos
¡encima amarillos!? En ningún país del mundo llevan lazos amarillos ¡qué
vergüenza! He dejado de interesarme por mi pensión, por el precariado, por las
pateras, y por los sintecho que me cruzan por el camino: LAZOS.
Me refugio en la TV
y no me consuela. Con el show del pozo del pobre niño Julen y el actual Juicio
del Procés, me causa una tremenda duda la “grandeza nacional” que tan clara
veía ese gran estadista M Punto que nos dejó para la Historia su gran mensaje
¡viva el vino! y al que Ruiz acabo de eliminarlo injustamente. La tecnología
del pozo y la dinámica procesal, me suenan a tiempos pasados, a incompetencia,
a manipulación propagandista. No siento la impresión de estar ante la actuación
de una Gran Nación europea del siglo XXI.
Me he tragado todas
las sesiones del Juicio y es evidente lo que allí se juega y que dos versiones,
falsas y políticas, se enfrentan en territorio judicial inadecuado y con normas
alejadas de la esencia del conflicto. Todos mienten y repiten su versión de
parte: sálvese el que pueda.
Por el artículo 33
este acto terminará con una sentencia que no convencerá a nadie y será
recurrida.
El desencuentro
Estado-Cataluña, que con tanto tacto llevó M Punto, es el mismo que siglo a
siglo a desmembrado a la Imperial España, y los campos son los mismos de
siempre: unidad contra libertad. Cataluña, como ayer Cuba o Filipinas, creció,
se sintió incómoda con la brida que “Madrid” le colocaba y lo que es peor la
falta de respeto a sus posiciones y demandas. Y les aplicaron la represión y la
“justicia”.
Siempre que pasa
igual, sucede lo mismo. En esa vía es cuestión de tiempo que Cataluña encuentre
su hueco para salir del Estado.
Estamos ya en la
UE, y este conflicto de dos formas diferentes de ver la conveniencia
territorial, es un tema de política europea: las naciones sin Estado propio. Y
esto no es algo que pueda resolver el sobrado canarión, que gallea ante las
defensas y sonríe ante sus fiscales. Hace, bastante mal, el rol que las leyes
le confieren y que los torpes le encargaron conscientes de que no hará más que
enlodar el conflicto que otros deberían resolver.
“Otros” que ya
deberían estar sentados en una mesa, con supervisión y taquígrafos de la UE, para
que las gentes dejaran de influir en el tema con lacitos en espera de votar
aquello que de la mesa se acordase como posible en este tiempo. ¡Que no medie
Zapatero! que fue a Venezuela y están a punto de entrar en guerra civil.
Yo pienso que estas
acciones diplomáticas en democracia son las que corresponden a 2019. Hay un
problema y deben ponerse medios para resolverlo; no para desbaratarlo y
enconarlo.
Un 155 es la
constatación que la Constitución no sirve para resolver la dinámica social en
el normal desarrollo ciudadano.
El “palo” no es una
herramienta de cohesión, y la “mayoría” si se impone cuantitativamente sobre
una minoría, falta a la democracia esencial. El Estado en su actitud judicial,
está enseñando la puerta de salida a Cataluña. Mientras tanto, lo más tóxico de
la convivencia, la represión y la traición, los trepadores sin escrúpulo,
brillarán en el escenario conflictivo.
Me parece que estamos
en tiempos de descomposición y desconcierto: se sembró mal, y recogemos la peor cosecha de la historia repletos de
incompetentes y chorizos.
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