EL PSOE SE PARA ANTE LOS BANCOS
JOSÉ HARO HERNÁNDEZ
En 2011, estando en
funciones el gobierno Zapatero, indultó a Alfredo Sáenz, consejero delegado del
Banco Santander, de la condena que le impuso el Tribunal Supremo por acusación
falsa. Menos de dos años más tarde, este tribunal anuló parcialmente la medida
de gracia. Antes, en los albores de la crisis financiera, el PSOE inyectó
30.000 millones de euros en la banca en concepto de ayuda directa y unos 80.000
millones en avales del Estado. Esto llevó a Rajoy a prometer, en la campaña
electoral, que el PP nunca daría dinero público a los bancos. Les dio 40.000
millones.
Aterrizando en la
actualidad, el gobierno socialista de Sánchez ha desarrollado, desde que
desalojó al PP del poder, moción de censura mediante, una labor relativamente
digna en lo tocante a las políticas sociales, plasmada en los fallidos
Presupuestos que presentó al Congreso, así como en algunas de las medidas que
adopta el Consejo de Ministros por decreto en los llamados ‘viernes sociales’.
Pero desde hace un tiempo se constata que el quehacer progresista del PSOE en
el ejecutivo muestra unas claras limitaciones, como si se encontrara con una
frontera que se siente incapaz de franquear. Veamos algunos de estos
obstáculos. El Ministerio de Trabajo y los sindicatos habían alcanzado en
Diciembre un acuerdo para derogar los aspectos más lesivos de la reforma
laboral de 2012. Pues bien, hace unos días, fuentes gubernamentales aseguraron
que renunciaban a aplicar ese compromiso, aduciendo que no contaban con los
apoyos suficientes en la Diputación Permanente del Congreso. Excusa muy pobre
por dos razones. Primero, porque ha habido 8 meses para proceder a la
derogación de esa norma y tejer las alianzas necesarias en el Congreso para
hacerla efectiva, tal como se ha hecho con los Presupuestos, aunque finalmente
no hayan prosperado. Y segundo, porque algunos de los decretos que ahora salen
de los Consejos de Ministros de los viernes tampoco tienen garantizado el apoyo
necesario en la Diputación Permanente, lo que no impide su publicación y
vigencia hasta la decisión parlamentaria.
En el tema de las
pensiones se produce una situación análoga: el gobierno se comprometió con los
sindicatos a derogar el factor de sostenibilidad de la reforma que hizo el
PP(subida del 0,25% mientras persistiera el déficit de la Seguridad Social), y
todo apunta a que ha abandonado ese objetivo, así como el de fijar por ley una
subida anual equivalente al IPC real.
Resulta muy visible
la mano del sector financiero tanto en las relaciones laborales como en las
pensiones. Efectivamente, a los bancos y fondos de inversión les interesa la
profundización de la devaluación salarial y la expansión de los fondos privados
de jubilación; esto último requiere que las pensiones públicas sean exiguas.
También interesa a
los fondos buitre que no se ponga coto a la actividad especulativa en el ámbito
de los alquileres, lo cual vendría a explicar la negativa del gobierno a que el
decreto ley aprobado recientemente sobre el asunto incluyera unos topes
racionales a las rentas que pagan los inquilinos, instaladas en el abuso y la
desmesura. En fin, la resistencia del gobierno socialista a regular los precios
de la electricidad quizá tenga mucho que ver con el fabuloso negocio financiero
que se está haciendo con el déficit de tarifa, generado por unos presuntos
sobrecostes del sector eléctrico que se convierten en deuda en manos de los
bancos y que pagan los usuarios en el recibo.
Significativa ha
sido, en la misma dirección, la negativa de Sánchez a imponer un impuesto a la
banca en el modelo de reforma fiscal contenido en los Presupuestos. Y en un
ámbito más limitado, la Abogacía del Estado ha pedido ante los tribunales
europeos que los bancos no devolvieran el dinero cobrado de más a los afectados
por el Índice de Referencia de los Préstamos Hipotecarios.
Las políticas del
PSOE no completan la ruta social porque se topan en su camino con el
frontispicio de los templos financieros. Y se paran.
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