EL FASCISMO BRASILEÑO ARMÓ A ESTOS JÓVENES
TULIO RIBEIRO
Es de difícil
definición lo que pasa Brasil, ahora que el fascismo llegó al poder. En sólo 72
días, pero significa años de decadencia en un país que ya fue la quinta
economía del mundo, alcanzó el pleno empleo y había retirado 40 millones de
personas de la pobreza. Vemos todo esto desmoronar, y lo peor, vidas que son
arrebatadas por el crecimiento del odio, la falta de aceptación del otro, y el
individualismo exagerado en vez del colectivismo inclusivo.
[El fascismo
transformó la vida del individuo común asfixiante, indiferente de su vertiente
política, reina el miedo y el odio en Brasil.
Hablamos de Brasil,
donde podimos encontrar un ministro de la educación que no habla bien la lengua
portuguesa, un ministro de los derechos humanos dictaminó que chicos deben usar
ropas de color azul y las niñas color rosa. Podríamos hablar de los 13 millones
de desempleados (12%) y una tasa de trabajadores sub-empleados por la reforma
laboral.
Al caminar en Río de
Janeiro o en cualquier gran capital uno se depara con familias enteras que
piden plata em las calles, duermen em las aceras porque simplemente el Estado
no existe para ellas. Personas que revisan la basura buscando restos para matar
el hambre, y recordar que Brasil, en el gobierno Lula, se creó el programa
hambre cero mundialmente reconocido.
Al descender la
ladera el país se olvidó cuán grande es. Somos 208 millones de personas,
poseíamos las mejores constructoras, grandes empresas de alimentación, una petrolera
que fue una de las mayores del mundo y una fábrica de aviones líder en su
seguimiento. Si, Brasil bajó la ladera, de forma tan rápida como se permite a
los incompetentes, en un golpe orquestado desde Washington, aún cuando Barack
Obama mandaba grapar el teléfono de nuestra presidenta Rousseff para sacarla,
de forma acordada com las élites del
país.
Cuando rompió la
represa de Brumadinho, con sus más de 400 muertos o desaparecidos, después la
de Mariana, era para recordarnos cuánto la codicia y la falta de un Estado
fiscalizador, podría permitir a la historia repetirse.
Ayer en la ciudad
de Suzano, en el estado de São Paulo, el más rico del país, vimos el amanecer
del presente y la sensación de no tener futuro. Dos jóvenes, uno de 17 otro de
25, fueron aramados a su antigua escuela
para matar a todos los que encontrasen, robaron un coche en la agencia de
coches del tío, al que también mataron, ya que intentó impedir su acción.
La carnicería sólo
fue detenida cuando la policía llegó, el acto fue planificado por un año. En
Brasil las televisoras muestran la violencia de las grandes ciudades a partir
de la tarde, una fuente inductora de crímenes. En Brasil, el principal
fabricante de armas financió una campaña política vencedora de las elecciones presidenciales.
En estos 12 meses de campaña los jóvenes pudieron ver a un candidato a subir en
un escenario con ametralladora, decir que iba a ametrallar a los afiliados del
Partido de los Trabajadores, defender la tortura y repetir a una diputada que "no
iba a ser violada por no merecer", ¿quien merece ser violada? Los
muchachos repitieron la posición de la mano en forma de arma utilizada en la
campaña, colocaron en las redes sociales fotos con armas y dieron me gusta a la
página del actual presidente de la República.
En estos primeros
momentos del nuevo gobierno, se encaminó la liberación de 4 armas por persona
para tener en su residencia. Hoy fue el turno del presidente de defender el uso
de armas en lugares públicos, una forma de empujarnos más rápidamente al
precipicio. Liberar armas es fácil, ya que pueden esconder las verdaderas
causas de la inseguridad, el desempleo, falta de educación y salud, falta de
renta y dignidad a los seres humanos, así como una acción fiscalizadora e
investigativa de las instituciones de seguridad.
Es claro que el
ambiente favorable a la liberación y uso de armas deflagrado en la campaña
presidencial y que sigue en el gobierno con desenvoltura es el telón de fondo
de esta tragedia brasileña. Una ironía del desastre, estaba en el Ministerio de
Justicia, el fabricante de armas en audiencia. La desconexión con políticas
públicas, llevó al principal senador del partido del presidente a declarar que
si los "profesores estuvieranados no habría ocurrido las 10 muertes".
Es cuando la ladera se termina.
El fascismo
transformó la vida del individuo común asfixiante, indiferente de su vertiente
política, reina el miedo y el odio en Brasil. De esta forma no podemos afirmar
ser una sorpresa la escalada de violencia, nos lleva a constatar que es un
proceso que desgraciadamente es creciente.
Se muestra como es
verdad que no son los políticos del gobierno que son responsables del acto de
locura de aquellos jóvenes, víctimas también por una sociedad destruida. Sin
embargo se hace verdad, que existe una responsabilidad política por haber
creado el sentimiento de odio que avasalló al país desde que decidieron tomar
el poder con un golpe de horror para poder arrestar a Lula. Sólo el odio sería
la herramienta para asaltar la conciencia de la población, sembrando la rabia y
preconcepto, características básicas al fascismo brasileño. Se hace urgente la
preocupación sobre cuanto tiempo más el fascismo nos robará la paz, pues
cualquier segundo de terror es una inmensidad de tiempo.
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