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domingo, 17 de marzo de 2019

EL FASCISMO BRASILEÑO ARMÓ A ESTOS JÓVENES


EL FASCISMO BRASILEÑO ARMÓ A ESTOS JÓVENES
TULIO RIBEIRO
Es de difícil definición lo que pasa Brasil, ahora que el fascismo llegó al poder. En sólo 72 días, pero significa años de decadencia en un país que ya fue la quinta economía del mundo, alcanzó el pleno empleo y había retirado 40 millones de personas de la pobreza. Vemos todo esto desmoronar, y lo peor, vidas que son arrebatadas por el crecimiento del odio, la falta de aceptación del otro, y el individualismo exagerado en vez del colectivismo inclusivo.
[El fascismo transformó la vida del individuo común asfixiante, indiferente de su vertiente política, reina el miedo y el odio en Brasil.

Hablamos de Brasil, donde podimos encontrar un ministro de la educación que no habla bien la lengua portuguesa, un ministro de los derechos humanos dictaminó que chicos deben usar ropas de color azul y las niñas color rosa. Podríamos hablar de los 13 millones de desempleados (12%) y una tasa de trabajadores sub-empleados por la reforma laboral.

Al caminar en Río de Janeiro o en cualquier gran capital uno se depara con familias enteras que piden plata em las calles, duermen em las aceras porque simplemente el Estado no existe para ellas. Personas que revisan la basura buscando restos para matar el hambre, y recordar que Brasil, en el gobierno Lula, se creó el programa hambre cero mundialmente reconocido.

Al descender la ladera el país se olvidó cuán grande es. Somos 208 millones de personas, poseíamos las mejores constructoras, grandes empresas de alimentación, una petrolera que fue una de las mayores del mundo y una fábrica de aviones líder en su seguimiento. Si, Brasil bajó la ladera, de forma tan rápida como se permite a los incompetentes, en un golpe orquestado desde Washington, aún cuando Barack Obama mandaba grapar el teléfono de nuestra presidenta Rousseff para sacarla, de forma  acordada com las élites del país.

Cuando rompió la represa de Brumadinho, con sus más de 400 muertos o desaparecidos, después la de Mariana, era para recordarnos cuánto la codicia y la falta de un Estado fiscalizador, podría permitir a la historia repetirse.

Ayer en la ciudad de Suzano, en el estado de São Paulo, el más rico del país, vimos el amanecer del presente y la sensación de no tener futuro. Dos jóvenes, uno de 17 otro de 25,  fueron aramados a su antigua escuela para matar a todos los que encontrasen, robaron un coche en la agencia de coches del tío, al que también mataron, ya que intentó impedir su acción.

La carnicería sólo fue detenida cuando la policía llegó, el acto fue planificado por un año. En Brasil las televisoras muestran la violencia de las grandes ciudades a partir de la tarde, una fuente inductora de crímenes. En Brasil, el principal fabricante de armas financió una campaña política vencedora de las elecciones presidenciales. En estos 12 meses de campaña los jóvenes pudieron ver a un candidato a subir en un escenario con ametralladora, decir que iba a ametrallar a los afiliados del Partido de los Trabajadores, defender la tortura y repetir a una diputada que "no iba a ser violada por no merecer", ¿quien merece ser violada? Los muchachos repitieron la posición de la mano en forma de arma utilizada en la campaña, colocaron en las redes sociales fotos con armas y dieron me gusta a la página del actual presidente de la República.

En estos primeros momentos del nuevo gobierno, se encaminó la liberación de 4 armas por persona para tener en su residencia. Hoy fue el turno del presidente de defender el uso de armas en lugares públicos, una forma de empujarnos más rápidamente al precipicio. Liberar armas es fácil, ya que pueden esconder las verdaderas causas de la inseguridad, el desempleo, falta de educación y salud, falta de renta y dignidad a los seres humanos, así como una acción fiscalizadora e investigativa de las instituciones de seguridad.

Es claro que el ambiente favorable a la liberación y uso de armas deflagrado en la campaña presidencial y que sigue en el gobierno con desenvoltura es el telón de fondo de esta tragedia brasileña. Una ironía del desastre, estaba en el Ministerio de Justicia, el fabricante de armas en audiencia. La desconexión con políticas públicas, llevó al principal senador del partido del presidente a declarar que si los "profesores estuvieranados no habría ocurrido las 10 muertes". Es cuando la ladera se termina.

El fascismo transformó la vida del individuo común asfixiante, indiferente de su vertiente política, reina el miedo y el odio en Brasil. De esta forma no podemos afirmar ser una sorpresa la escalada de violencia, nos lleva a constatar que es un proceso que desgraciadamente es creciente.

Se muestra como es verdad que no son los políticos del gobierno que son responsables del acto de locura de aquellos jóvenes, víctimas también por una sociedad destruida. Sin embargo se hace verdad, que existe una responsabilidad política por haber creado el sentimiento de odio que avasalló al país desde que decidieron tomar el poder con un golpe de horror para poder arrestar a Lula. Sólo el odio sería la herramienta para asaltar la conciencia de la población, sembrando la rabia y preconcepto, características básicas al fascismo brasileño. Se hace urgente la preocupación sobre cuanto tiempo más el fascismo nos robará la paz, pues cualquier segundo de terror es una inmensidad de tiempo.
 


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