JM AIZPURUA
Los pensionistas
como tenemos la líbido más contenida que la juventud, dedicamos más tiempo a
pensar, y por eso M Punto el trajeado no consiguió engañarnos y todos los lunes
salen por Bilbao una muestra de los antiguos M68 a levantar la bandera de la
jubilación para el mañana. Ellos ya tienen lo que tienen y no están allí por 15
€ al mes. Saben lo que espera a los jóvenes con el guion patriótico del
tridente facha, la sociedad para ricos, y se mantienen enhiestos para aviso a
navegantes. Ya no hay futuro social para el joven que no sea de clase alta, y
el Estado de Bienestar salió de las voluntades del poder.
¿Por que no hay
futuro para las pensiones? Y para el Ejercito, la Monarquía, las Diputaciones,
el Senado; ¿sí?
Las pensiones son
cuatro perrillas comparadas con esos inmensos caudales militares y
administrativos absolutamente prescindibles. No dejo de impresionarme cada vez
que pienso que ese miembro de la manada tiene la misión de conservar
constitucionalmente la “sagrada unidad de la patria”.
Si el presupuesto
del Estado no es capaz de sostener las pensiones de sus ancianos: ese es un
Estado Fallido. No merece la pena de estar en él y hay que ir preparando la
maleta.
¡Y mi Canarias aún
sin maleta!
Las carencias
humanas y profesionales de la dirigencia de la coalición hacen que las
expectativas sociales para canarios sean nulas; sólo están a la búsqueda del
voto fácil y amañado escondiendo su carácter dependiente del poder metropolitano
y la ausencia de soluciones para recuperar al siglo XXI europeo a esa gran masa
de canarios que están al límite de la pobreza y a esa juventud que tendrá que
volver al hatillo y la emigración. Los jóvenes necesitan una Constitución que
les garantice una pensión en su país cuando ya no tengan fuerzas para trabajar.
Y las medicinas para paliar sus achaques. Y un techo bajo el que cobijarse. Sin
eso, no es posible pedir patriotismo, y menos godo.
El derroche
institucional de las autonosuyas coronadas de 155, ejercito para combatir con
Andorra, embajadas para pasar el rato, diputados para decir lo mismo que los
congresistas y estos lo mismo que los senadores, y la parafernalia monárquica
para ver que vestidos usa en esos actos tan importantes para las clases
trabajadoras, son un atentado a los DDHH. Y si esto es lo que los plumillas del pesebre
llaman “populismo”; de acuerdo, es el populismo: lo que el pueblo ve, lo que el
pueblo siente. Su clasismo se basa en los ricos y el pueblo es para ustedes
algo prescindible e insignificante: por eso le niegan las pensiones y no el
tanque al militar.
Pero cuídense que
el pueblo hoy tiene Internet y puede hacer populismo sin su control.
Ustedes señores del
tridente de Satanás, no temen a los líderes que fácilmente absorben, pero si
temen a las masas, y les aterran esos viejos y viejas borrokas frente al
Ayuntamiento de Bilbao. La calle fue siempre el cauce de las conquistas
sociales y por eso a ustedes les interesan las gentes viendo la divina comedia
congresual, el furbo, y sálvame. Pero por el jodido internet se salen las
consignas y las verdades del barquero y su mundo neoliberal queda al
descubierto.
Ustedes no tienen
soluciones para el progreso armónico de la sociedad. Su capitalismo no puede
absorber las clases trabajadoras, ni les interesan por el riesgo revolucionario
que conllevan. No permiten que nadie surja al empresariado sin su
consentimiento y al menor peligro para sus negocios lo compran o lo aplastan.
Tampoco quieren que los trabajadores tengan futuro y solo los usan hasta los 45
años y luego los dejan caer. La masa salarial la transforman en mendicantes de
subvención, con lo que vuelven a las antiguas formas de servidumbre. Este es su
mundo futuro neoliberal. El trabajo redentor del pobre: ya no existe.
Y a mí, y creo que
a todo bien pensante: no nos gusta.
Y por eso estamos
en la brecha, asidos a la utopía, plantando cara a sus medidas, a sus rechazos
nacionales, a su inventada patria, a su historia vergonzosa, y a su vivir del
cuento al que llaman razón de estado y se quedan tan frescos. Señores fachas
aznaristas: les queda un telediario en cuanto la derecha europeísta democrática
surja entre los suyos.
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