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domingo, 23 de diciembre de 2018

CARTA ABIERTA A ANGHEL MORALES


CARTA ABIERTA A ANGHEL 
MORALES
Rafael ZAMORA MÉNDEZ
Seleccionado Amigo y experto Director del difundo BLOG, “NACIÓN CANARIA”:
Cada vez que nos aproximamos a estas tan familiares Fiestas de la anual y removida  Natividad, resulta algo en gran medida propicio y natural, el que procuremos congratularnos con los muy queridos parientes, destacadas amistades, variopintos contactos en Facebook  y  diversas relaciones sostenidas que, a lo extenso de unos doce vivenciales meses, han sido capaces altruistas acompañantes en la azarosa  ruta del nuestro perseverante suceder.
Ante todo y, por encima de todo, PARA TODOS, ansiarles de entregado corazón, MUCHA SALUD, ya que, sin ella, de nada nos sirve la ubérrima  fortuna, las obtusas fuentes de trabajo o... ufanas fantaseadas ilusiones, totalmente creíbles que nos acosan, con las inciertas escasas probabilidades de poder llevarse a cabo alguna vez.
No existe en todo el vasto mundo católico-cristiano, ningún cercano o apartado rincón lejano  que, en esta precisa época, en templos, capillas, catedrales, santuarios y, hasta en muchos de los mismos genuinos hogares, se queden sin manufacturar el peculiar ancestral BELÉN, con la simpática escolta de sus bravíos cabrerizos, blancas manadas de trotantes rebaños, cabalgando  entre surtidos ríos de centelleantes espejos, graciosos molinos, destacados cultivos, para acoplarse en el aporreado pesebre con la mula, el buey, María, José y el tierno Infante, amorosamente  envuelto entre  acurrucados y escasos pañales, al aturdido alcance de la mano.
Bajo el espacio de un alegórico plateado cometa, suele colocarse este escrito:
“GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS Y PAZ EN LA TIERRA A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD”
Sin cesar, por doquier, retumban los divulgados villancicos, al son de acústicas panderetas y potentes zambombas, abarrotando la atmósfera de festivo holgorio, difundida complacencia e inmutable ventura.
En este aspecto, el de los villancicos, tengo que decirte, amigo MORALES, que la colectividad de ellos son  suficientemente  melodiosos, adecuados y entendidos.
Hace ya un determinado tiempo que tuve la familiar circunstancia de haber podido pasarme unos memorables días en la granadina ciudad de GUADIX, habiendo obtenido la venturosa ocasión de haber logrado visitar la “Sala Alarcorniana”, en su Palacio de Peñaflor, dedicada a la respetable figura de un gran juglar, del que, han sacado uno de los más certeros, veraces y existentes versos, llevados con consentida pesadumbre, a la tan trillada composición musical.
Se trata del bardo Pedro Antonio de Alarcón, nacido en Guadix un 10 de marzo de 1833, quien fuera un  acreditado narrador estricto, descollando como uno de los reales artífices de la definitiva  consumación de la tan ajada prosa romántica.
Y, con su literaria franqueza, es a donde queríamos, por fin hoy llegar, antes de despedirme, es dejarte aquí su colosal cuarteto, que resume en la plenitud de toda una indiscutible efectividad, lo que viene a ser y representa, este imperecedero aniversario anual:

                                 
                                 “La Nochebuena se viene,
                                 la Nochebuena se va,
                                 y nosotros nos iremos,
                                 y no volveremos más”

Con mis mayores fraternales buenos deseos, asociado ANGHEL, para ti y para toda tu muy respetada Parentela, que en estos boyantes días reciban sin acortar, las más bienaventuradas bendiciones, inundando de merecedora lozanía, de inmensa suerte, exuberante paz y estable  bienestar, todo el querido entorno de tu muy bienquista morada.
Se te aprecia y considera:
Rafael Zamora Méndez.*
 

2 comentarios:

  1. Jajajajajaja excelente escrito, Rafael!!! Y completamente cierto, mientras estemos "aquí" celebremos por el tiempo en que ya no vayamos a estar!!! (Tu prosa me intimida un poco, pero te admiro, mi muy respetable colega profesor-trataremos de estar a la altura-)Jovita (Joy) mercedes estaba mujica

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  2. Sumamente agradecido por este oportuno comentario, AMIGA JÓVITA, con la sana esperanza de que no te intimides por nada de este cambiante mundo.

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