UN AÑO SIN MI MADRE
ANGHEL MORALES
Ha pasado un año
desde que despedí por última vez a mi madre y nunca pensé que su partida iba a
dejar en mi un dolor tan grande, que va a ser imposible que se me vaya nunca.
Cuando deposité con mi hijo sus restos en El Hierro, lugar donde ella vivió y
muy cerca de yo nací, las lágrimas una vez mas inundaron mis ojos, aunque
intente frenarlas rápidamente para no contagiar a mi hijo, que se que lo sufrió
y lo sufre tanto como yo. Hoy me tocó presentar un libro cruel y dramático de
esos que ponen los pelos de punta y ablandan el corazón, aunque muchos lloraron
por lo que en el libro se contaba, mis lágrimas eran en recuerdo de mi madre,
porque me acordaba que tal día como hoy ella se marchaba para siempre.
Fue de esas mujeres
que le tocó vivir la etapa mas cruel de El Hierro, el régimen mantenía la isla
en la miseria y el tiempo no acompaña a los nativos, pues durante años no cayó
una gota de agua, la sequía y la hambruna hizo que los hombres de forma masiva
abandonaran la isla y se fueran a buscar mejor vida al otro lado del océano.
Mas de la mitad de la población tuvo que emigrar, allí se quedaron los viejos,
las mujeres y los niños. Fueron ellas, mujeres como mi madre las que le
arrancaban la producción a la tierra y tenían que sacar a los niños adelante.
En el caso de mi madre, con tres hijos, pues su única hija la perdió víctima de
la mortandad infantil tan frecuente en aquella época. Cuenta que primero a mi y
después a mi hermano pequeño nos llevaba a la huerta y nos metía en una caja
para que descansáramos y darnos el pecho cuando tocara. Si, se que no era ella
sola, era la vida de todas esas viudas blancas que intentaban salir adelante,
no digo con la ayuda de Dios, porque creo que Dios ayudaba bien Algunos de los
maridos les iba bien y mandaban dinero a otros les iba mal y también se las
tenían que ingeniar para salir adelante en tierras lejanas. Mi padre falleció y
mi madre aún joven no pudo rehacer su vida, primero porque tenía que sacar tres
chiquillos adelante y segundo porque la moral impuesta se lo impedía.
Salto a Tenerife,
adaptarse a una nueva vida a darle a la costura para sobrevivir mientras
nosotros crecíamos. Nunca tuvo problemas de integración, nos tocó vivir en
medio de un montón de negritos de Guinea Ecuatorial, pero mi madre los aceptó
como sus hijos, mientras el racismo los marginaba a muchos de ellos. Todos
cuando me ven se acuerdan de mi madre y de su carácter integrador, no dudaba en
arreglarle el vuelto de unos pantalones o una camisa. Había que vivir y
afrontar un régimen cruel. Mi madre siempre supo aceptar a todas las personas
es lo que me recuerda Suso, uno de los primeros dirigentes del movimiento gay
en Tenerife. Tu madre era de las pocas personas que nos aceptaba como eramos. D
ella nunca escuchamos la frase cruel de ·maricón de mierda".
Siento que muchas
veces mis ausencias le dolieron bastante, ya había tenido bastante con la de mi
madre a veces me culpo por ello. Mi disparatada vida sentimental también la
supo aceptar con tranquilidad y siempre se llevo bien con mis parejas. Alguna
llegó a decirme: "ojalá mi madre fuera como la tuya que jamas se mete en
nada". Mis luchas políticas y sindicales, las de mis hermanos, siempre las
entendió. Recuerdo la noche del 23 F, su casa fue el refugio de mucha gente,
después de retirar archivos de la CCT y de Solidaridad Canaria allí montamos
guardia hasta que se aclararon las cosas, pero con la incertidumbre de no saber
como iba a terminar aquello, como siempre entre ellos mi también desaparecido
amigo Miguel Ángel Díaz Palarea, otro a los que echo de menos, porque su lucha
y amistad no pueden ser suplantadas.
Nunca en El Toscal,
como antes en El Hierro le recuerdo ninguna enemistad con nadie, siempre
solidaria, siempre dispuesta a tender la mano, un ejemplo para todos nosotros.
Una de las cosas que agradezco a la vida es que mi hijo haya podido disfrutar
largo tiempo de su abuela, que la quisiera y que se sintiera identificado con
ella. "Mira todos esos viejos en la antesala de la muerte y no hacen por
vivir, no leen, no escriben", Así le explicaba a mi hijo las cosas sin
cortarse un pelo delante de sus compañeros de residencia. También cuando murió
la madre de un político famoso y apagaron los televisores del centro, algo que
nadie entendía, porque no había ocurrido nunca, por mas que la muerte allí era
frecuente, al final lograron doblegar la resistencia de la encargada y que
encendieran los televisores. Era una mujer superagradecida, siempre celebraba
cuando alguien la iba a ver, aunque fuéramos nosotros, no se cansaba de dar las
gracias. Los primeros años le encantaba volver a su casa, pero según fueron
falleciendo sus vecinos mas cercanos, ya no le hacía ninguna gracia venir.
Mostraba con orgullo el diploma que el alcalde del Sauzal le entregó por ser la
mujer con mas años del municipio. Con poco era feliz, pero lo era mas viéndonos
felices a nosotros, que mi hijo sacara buenas notas, que tuviera trabajo, que
tuviera pareja, todo para ella era motivo de alegría. Devoraba libros, los
míos, los de mi hijo y los que le traían de El Hierro. Siempre ejerció de
herreña. Era su orgullo.
El momento mas duro
para ella y para nosotros fue la muerte de mi hermano, no es normal que una
madre tenga que enterrar a su hijo, pero a ella y a nosotros nos tocó esta
dramática experiencia. Cuando nos comunicaron la muerte de mi hermano,
barajamos si se lo decíamos o no, sabíamos que iba a ser muy duro para ella,
tardamos horas en decidir, pero al final se lo comunicamos y le encargamos a mi
primo que la fuera a buscar, pero solo una media hora antes de que incineraran.
Fueron momentos angustiosos, no me soltó la mano en todo el rato que duró la
despedida de su hijo, pero su entereza y su fortaleza fue ejemplar, la verdad
es que estaba hecha de otra madera, de esa que heredó de sus padres y de sus
abuelos, de los que siempre me he sentido orgulloso, como me siento orgulloso
de mi madre. Solo quiero dejar escrito en este Blog, como siempre lo va a estar
escrito en mi corazón: MICAELA ERES UN EJEMPLO PARA TODO, aunque te fuiste tu
sabiduría y tu nobleza estará siempre con nosotros.
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