LA SIRVIENTA COMO ESCLAVA
ILKA
OLIVA CORADO
La servidumbre, la
sirvienta, la criada, la muchacha, la ayuda, la nana, la cholera, la chacha, la
gata, la mucama; a la empleada doméstica se le conoce con infinidad de nombres,
despectivamente. Sin embargo es la empleada más importante, paradójicamente
también es la mal pagada, la explotada y la esclavizada en un modelo de
sociedad que utiliza a los parias como trampolín; como escalera, como el
soporte más importante para sostener la explotación de unos para beneficio de
otros.
Es la empleada más
importante, paradójicamente también es la mal pagada, la explotada y la
esclavizada...
Infinidad de
teorías, estudios, conceptos y definiciones se pueden escribir en tomos de
tomos, para justificar la existencia de la sirvienta, sin embargo este trabajo
no tiene justificación alguna; es la explotación de una mujer para que otra
logre el beneficio de la realización profesional y personal. Un sistema que
milenariamente ha mantenido el modelo funcional a las minorías.
Gracias a que
estructuralmente se he la negado el acceso a la educación a los parias y a las
mujeres en particular, miles de niñas, adolescentes y mujeres se ven obligadas
a trabajar en el servicio doméstico, situación que beneficia a muchas familias
de la clase media, la burguesía y la oligarquía a quienes en muchos casos les
importa un comino la equidad y la igualdad social, porque la inexistencia de
éstas las beneficia.
Y así es como
vemos, a feministas y a defensoras de derechos humanos, que no están excluidas
del sistema y forman parte de éste muchas veces adrede porque “qué culpa tienen
ellas si ya estaba así cuando nacieron y para qué ponerse a pelear con él” ,
las vemos asistiendo a conferencias, dictando seminarios sobre la equidad y los
derechos de la mujer, sobre el acceso a la educación, mientras en sus casas hay
otras; cuidando a sus hijos, limpiando su casa, planchando su ropa, limpiando
sus baños y trapeando sus pisos. Otra que gracias al sistema de la explotación
no gana ni el salario mínimo y una carencia de beneficios laborales.
Y vemos cómo
milenariamente, familias completas logran el desarrollo, la oportunidad de
acceso a la educación superior, mientras otras les sirven de soporte, de piso,
de almohada. Esa almohada suave que las cobija y les cuida el sueño a cambio
del dolor de ser explotada, insultada, tratada como un mueble viejo, no como
persona. Una sirvienta que no se cansa nunca, que no llora nunca, a la que no
le duele nada, una sirvienta que no piensa, no ve, no escucha y no habla, solo
cuando tiene que decir: sí, señora, sí patrona. Porque si siente, si escucha,
si habla, si interactúa como persona será despedida; por abusiva, por salida,
por igualada. Por eso existe la sirvienta, por eso existe el trabajo de la
servidumbre, porque son tumbas que además limpian la porquería de sus
empleadores. Y si vamos más allá, también son la cama para enfriar las
calenturas del patrón, sus amigos y sus hijos.
Mientras la patrona
y sus hijas logran asistir a la escuela, a la universidad, desenvolverse
profesionalmente, la empleada doméstica se pudre entre cuatro paredes, se pudre
entre los pisos sucios y las ollas por lavar. Una empleada doméstica que
también tiene sueños, que también anhela, que también siente. Una niña, una
adolescente y una mujer que sueñan con asistir a la escuela, a la universidad,
con cambiar de vida. Madres que tienen hijas que también serán sirvientas,
muchas veces de las hijas y de las nietas de sus patronas. Una cadena de
injusticia social que beneficia a unas y explota a otras.
¿Por que quién en
sus cinco sentidos, quisiera trabajar de sirvienta en lugar de tener acceso a
la universidad y realizar sus sueños? ¿Quién cambiaría un escritorio de
universidad por un cepillo de lavar baños? ¿Quién cambiaría un salario justo por
la explotación de no tener derechos laborales?
Y vemos a través de
la historia del tiempo el avance que ha tenido la mujer como género cuando se
coloca en el foco a las profesionales y que han salido del hogar para
desarrollarse profesionalmente, pero quedan en la oscuridad las miles de parias
que son el soporte en la invisibilidad de la explotación. ¿Existe realmente el
avance en derechos de género? Tal vez para unas, dependiendo su condición
social. Porque el paria, será paria en cualquier lugar.
Con esto no quiero
decir en ningún momento que el trabajo del hogar corresponda exclusivamente a
la mujer, no se trata de alimentar estereotipos, pero aquí el punto es otro.
Y vemos doctoras,
ingenieras, docentes, periodistas, feministas, escritoras, artistas,
deportistas de alto rendimiento, empresarias muy exitosas y reconocidas por su
humanidad y la excelencia en su trabajo, éxito logrado por esfuerzo propio y el
soporte de una niña, adolescente y mujer que no pudo desarrollarse porque su
condición de paria la obligó a trabajar en la servidumbre. ¿Injusticias de la
vida, del sistema? ¿Cómo una mujer puede desarrollarse profesionalmente, hablar
de humanidad y luchar en teoría por los derechos de género teniendo a una
empleada doméstica en su casa? ¿Cosas del feminismo burgués? ¿Cosas del
aprovechamiento del sistema? ¿Cosas de doble moral?
Y como sabemos que
en los males de la sociedad, el del servicio doméstico es perenne, es también
urgente que se legislen leyes que las beneficien laboralmente. Que estas mujeres
tengan el derecho a un salario justo, de vacaciones pagadas, de los bonos de
los que gozan los empleados de cualquier empresa, de los días de enfermedad,
del servicio médico. Del horario de entrada y salida con horas extras. Que
tengan todos, todos los beneficios laborales. Es lo mínimo que se puede hacer
con personas tan importantes en la sociedad. Y es urgente también que deje de
existir la explotación infantil, estas niñas y adolescentes no deberían estar
trabajando en casas, deberían estar estudiando.
¿Qué sucedería con
estas mujeres profesionales el día que quede abolido el trabajo de la
servidumbre? ¿Se organizarán en casa con sus familias y ellos mismos limpiarán
su propia mierda? Dudo que esto llegue a suceder, porque de la servidumbre se
aprovecha el chucho y el coche, ¿ y quién en su sano juicio quiere perder
privilegios? Ojalá, algún día, en la memoria familiar y en la memoria colectiva
se recuerde quiénes desde las sombras fueron el soporte para el desarrollo de
tantas mujeres a través del tiempo.
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