JM AIZPURUA
Ahora que ya los
dioses y las brujas medievales vinieron a menos, el hombre del siglo XXI tiene
sólo un horizonte: La Libertad.
Yo en ella ando
militando desde mis 15 años, y en ella pienso morir, pese a que sufrí mucho por
su causa a manos de los cavernícolas del orden, ¡el suyo, claro! que no
pudieron superar el medioevo y siguen zombis por la historia predicando su
catecismo y haciéndolo tragar; venciendo a lomos de su brunete mediática, pero
no convenciendo.
No es política; la
Libertad es DDHH. Es el compendio de la sabiduría social, el eje que vertebra
al Humano del s. XXI y le permite la convivencia en territorio, con diversa religión, orientación sexual y forma de vida,
protegido por una coraza social en la que poder desarrollar su libertad
individual.
Un enemigo de la
libertad es el dinero. La posesión de mayor o menor cantidad de él dota de diferentes
grados de Libertad, y en nuestra sociedad isleña, los mil€, son una cifra
mágica por debajo de la cual no es posible hablar de Libertad. Tenemos muchos
esclavos modernos ¡demasiados! y lo más tétrico es que además muchos llevan
generaciones en la sima, y hoy carecen de esperanza, por lo que son seres
incompletos, mutilados sociales, que llegan a este Mundo con carencias desde el
vientre de su madre.
El Precariado, el
sistema económico que la casta dirigente les ofrece es el mejor caldo de
cultivo para que su esencia humana desaparezca, al carecer de horizontes y
vivir en el oportunismo sobreviviente. En nuestras islas más del 70% vive sin
demostrarlo, por orgullo, en esa cruel franja de sociedad. Eso sí: tiene un 75%
de descuento en vuelos que nunca realizarán.
No es cuestión de siglas;
es una cuestión de Sistema.
Pero si es cuestión
de personas, que no cumplen su función institucional, que mienten y disimulan,
que miran para otro lado y que por su plato de lentejas condenan a sus vecinos
a la miseria moral. Son los malditos siervos de la casta.
Y no me vengan con
el cuento de mi Libertad empieza donde termina la tuya. ¡Qué va! Yo no tengo la
culpa de la debilidad mental de mi vecino, de su incapacidad para entender el
siglo XXI, de su miedo a vivir con diferentes, de su torpeza social. La
Libertad es para todos y es tarea de todos procurar que esté disponible.
Las islas, nuestras
ex afortunadas, es un lugar idóneo para disfrutar de la Libertad pues la
naturaleza surgida del centro de la Tierra Madre así lo dispuso.
Los isleños y residentes
deben recobrar su concepto autóctono de Libertad, para en primer lugar redimir
ese 70% de convecinos a los que no les es posible disfrutar de su derecho a la
vida digna. Hoy no hay nada tan urgente como ello. Nada justifica su
permanencia y menos su planificación errada desde poltronas metropolitanas y
consentida desde cercanas y míseras banquetas de sirviente caciquil.
Un día los sueños
de Manrique comenzaron a tomar forma, pero, la bota imperialista los apagó con
saña y mediocridad. Es el sino del isleño. Pero esa folía que traspasa de isla
en isla el yugo del lejano legislador irá forjando en las mentes criollas y
amantes de su tierra, de aquellos que no necesitan otra para ser felices, una
manera de pensar, sentir, y convivir, digna para todos, canaria, y solidaria
con todo aquel que venga con nosotros.
Y en esa tierra; la
Libertad vencerá sobre las cruces y los yugos.
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