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lunes, 24 de septiembre de 2018

ESTAFA VITAL


ESTAFA VITAL
JM AIZPURUA
Corrían los años 60 y yo ya había decidido no ser fascista, ni español, ni reserva espiritual de nada y me convertí en antifranquista convencido. Solo tenía 15 años, pero de naturaleza analítica, una visita a Baiona con mis padres me descubrió que allí eran tan vascos como yo, nuestra bandera ondeaba en el supermercado “Les Dames de France”, y en la calle los nativos hablaban euskara con un acento y giros que me causaban sorpresa. En Bilbao, hablar euskera o combinar los colores de la bandera vasca, suponía multas y ser fichado, a más de visitar comisaría donde te daban un severo correctivo.
¿Cómo era posible aquella maravilla “francesa” en nuestro territorio vasco continental que no la había en el peninsular “español” ?: por la Democracia. Y desde entonces yo adquirí un amor a la democracia y dediqué toda mi adolescencia y juventud a profundizar intelectualmente en ella y en la justicia social que venía del socialismo.

Ahora los fachas “constitucionalistas” nos dicen que es por “la constitución” por lo que tenemos autonomía y libertad, lo cual constituye la primera mentira de su discurso revisionista del fascismo de Franco y de su invento de Nación Española (¿Sahara incluida?), pues es la DEMOCRACIA la que nos da derechos por encima de la nacionalidad o la constitución que por España en los últimos tiempos van ya por 11 todas distintas y muchas contradictorias, a más de incumplidas y meros señuelos de la casta. ¡Hasta habido constituciones españolas que protegían la esclavitud!
Otra base de su discurso falaz es la del cumplimiento de la Ley, como algo sagrado, sin entender que estas leyes y constituciones tienen su legitimidad en ser el mandato democrático de la ciudadanía, que en su soberanía también puede modificarlas. Si en la práctica social una Ley se revela injusta o inadecuada, un rechazo popular debe ser suficiente para su modificación congresual al margen de los requisitos procedimentales, ¿o son necesarias la rebelión popular, el alzamiento y la guerra civil?
La Democracia es la gestión social por beneplácito de las mayorías que respetan las minorías, pero nunca es la dictadura de la mayoría, ni la red burocrática procedimental en la que se pierdan las reivindicaciones populares.
Por eso, muchos que luchamos contra el fascismo, que nos tapamos la nariz en la Transición, y que bajamos la guardia ante la voluntad de Suarez de llevarnos a la democracia europeísta, hoy nos sentimos alarmados y estafados.
Desde el “tejerazo”, no ha existido ninguna voluntad de rectificación del franquismo, se han “ostracismado” (no existe pero todos lo entienden) a los líderes sociales, sindicales y políticos sin sigla bipartidista, y entre los bipartidistas, se han creado unas sagas desde cachorros tendentes a mantener un status quo que no es el proyectado en la Transición, ni equivalente a la UE, como lo demuestran los jueces alemanes y belgas, y cuyo inconfesado objetivo es el mantenimiento de las prebendas de la casta reconstituida y permeable a los gerifaltes bipartidistas, que se enriquecen de forma sencilla y particular sin que ello tenga consecuentemente mejoras en las condiciones de vida de la mayoría social.
Triste situación, que me produce la sensación de haber sido estafado generacionalmente y me hace replantearme muchas de mis posiciones anteriores. Estoy por coger mi cachaba y salir a dar golpes al pajarraco, y subir por Castillo como el Cojo Manteka.
¿Qué otra me queda?

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