EL NEGOCIO DE LA MUERTE
DAVID BOLLERO
La polémica
suscitada por los negocios militares entre España y Arabia Saudí no es nueva.
Aparece periódicamente, se arma revuelo y, al cabo de un tiempo, cae de nuevo
en el olvido. Mientras, España sigue alimentando el negocio de la guerra, el
mercado de la muerte para incrementar su PIB, como ya hiciera en más de un 3,5%
al sumar lo que supone la prostitución y el tráfico de drogas. Eso también es
Marca España.
No les voy a
inundar con cifras de lo que le supone a España la venta de armas y demás
equipamiento militar… ni de en manos de quiénes están esos negocios (para
muestra, el exministro de Guerra, Morenés). No es necesario para poder concluir
que España, en términos globales de país, no tiene ética alguna.
Nunca será
admisible justificar la venta de armas a países en conflicto por el número de
puestos de trabajo que reporta. Jamás. Las imágenes de niños y niñas reventad@s
por las bombas de Arabia Saudí en Yemen parece que ya se han borrado del recuerdo.
¿Cuánt@s niñ@s despedazad@s hacen falta para pagar la nómina de quienes
producen material militar?
No se trata de
enfrentar a las personas que trabajan en las fábricas de armas y astilleros,
pues los máximos responsables de esta barbaridad son los gobernantes (a nivel
central, autonómico y local) y el rey. Sí es legítimo, en cambio, apelar a un
mínimo de ética por parte de esa clase obrera a la que parece no importarle el
destino de sus armas, de sus corbetas…
La presión
ciudadana es básica en esta cuestión. El Gobierno central, Susana Díaz en
Andalucía y José Mª González ‘Kichi’ en Cádiz son los primeros en olvidar a esa
niñez amputada de Yemen para no perder votos… acabar con el negocio que
sustenta tantos puestos de trabajo en una de las zonas más deprimidas porque su
propia gestión política no ha sido capaz de reconvertir supondría una debacle
electoral… pero ¿y si el hecho de mantener esos negocios con Arabia Saudí
supusiera una pérdida de votos aún mayor que la de suspenderla? Esa es la
clave… pero para eso tendríamos que ser un país con principios y dejar a un
lado el ‘sálvese quien pueda’. En general, no es así. ¿Cuántos de ustedes se
han planteado que los mismos bancos que les cosen a comisiones son, además, los
que invierten en los principales productores de armas? Me refiero a BBVA,
Santander, Bankia, CaixaBank y Sabadell.
Por otro lado, la
moral de doble rasero de España es repugnante. Puestos a seguir vendiendo
armas, a comerciar con la muerte con los países en conflicto, ¿por qué no
ampliar nuestras miras? Sólo en África podríamos forrarnos vendiendo armas en
Sudán del Sur, Mali, la República Centroafricana... ¿O es que los acuerdos
comerciales cerrados entre monarcas (Borbones y jeques) son más elogiables que
entre señores de la guerra?
Es hora de que la
ciudadanía tome las riendas de su propio destino, que deje de mirar para otro
lado y se implique en la vida. Retirar el voto a los Gobiernos que sustentan
matanzas como la de Yemen es esencial. Retirar el voto a quienes no regulan el
mercado del alquiler es básico. Acabar electoralmente con quien ha privatizado
bienes básicos como la luz o el agua es fundamental, como lo es apartar a
quienes no acometen una reforma fiscal que instale la justicia social de una
vez por todas. Actúen.
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