EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO
Hoy se impone
hablar francamente, sin dobleces, sentir, pensar y decir, es la consigna.
Mantener la lucidez, no desesperar y soportar con dignidad este tiempo de
transición. No dejarse llevar por la embestida del aparato represor del
neoliberalismo, que adornado con ideologías de todo tipo y congeladas, en el
umbral del delirio consumista de basura psicobiodegradable destruye el tejido
social y mental de un pueblo, sometido a los caprichos de los de siempre.
¿Por qué sendero se
arribó a tal estado de amnesia, a la ausencia de memoria, a olvidar lo
acontecido en nuestra historia? Todos parecen participar de estas ceremonias
fúnebres, considerar que el estado actual de las cosas es el único viable y
posible, que el punto al que ha llegado la Historia es el que aparentemente la
humanidad adormecida esperaba, deseaba y anhelaba, operando en un “Culto a la
Indiferencia”.
El milenio nos ha
enseñado que todo es fugaz, hasta el ‘nunca más’. El crimen contra el hombre
siempre es un crimen perpetrado por el hombre. Todo es viable en el espacio de
la aventura humana, en el orden de la bestialidad, que como nunca se
desencadenó y sin miras de cambiar su rumbo. A menos que todos, en un preciso
instante, resistiendo, actuemos en sintonía simultáneamente en todas partes contra
el mundo del libre mercado y de sus operadores.
Operadores
devenidos en pseudoperiodistas-empresarios de medios mercantilistas de
publicidad de la mentira “elevada a símbolo”: cansan, deprimen, provocan
hilaridad los relatos trasnochados de personajes ridículos, que desde las
pantallas se entrevistan día a día ellos mismos, manifestándose con total
desfachatez de instancias que jamás han ocurrido y avizorando el futuro, con
total impunidad y blindaje del gobierno de turno… pseudoperiodistas pertenecientes
a servicios de la ¿inteligencia vernácula argentina?, tan consecuente en sus
fines de construir el discurso de lo que nunca ha sido… demasiado prudentes en
sus balbuceos, lo que denota cobardía.
Tras la retórica de
‘chantas’, alcahuetes de medios lanzando relatos fabulados dejan paso al
pliegue del espectáculo-porno, que se despliega en nombre del fraude: “La Gran
Estafa”… el otro día uno de estos bocones, en programa televisivo, fantaseaba
sobre el comandante Hugo Chávez y su llegada a Buenos Aires luego de ser
liberado de prisión en 1996…
Nos reunimos con el
Comandante Chávez, en aquellos días, Jorge Enea Spilimbergo (Fundador junto a
Abelardo Ramos, del Partido Socialista de la Izquierda Nacional Argentina); mi
amigo, el historiador Fermín Chávez y otros militantes de movimientos de la
Izquierda Nacional. Tuve oportunidad de ver nuevamente a Chávez en Montevideo,
con motivo de la asunción del Dr. Tabaré Vázquez a la primera magistratura del
Uruguay, el 1º de marzo de 2005…razón por la que el relato de este “chanta”
entrevistado por otro “chanta”, no tuvo límites en intentar construir una
historiola de lo que jamás ha acontecido… sin dudas estos acontecimientos
tienden a eliminar la historia y su legado, y así se suceden las instancias
falaces que llevan al pueblo argentino, tan afín a seguir los dichos de estos
mercenarios, a permanecer en un estado de orfandad de la verdad, que causa
cierta pena ocasional.
Bastan unos años
para individualizar las características del nuevo “sistema” que se ha venido soldando,
esto es, demarcar la negligente autocomplacencia de los recién llegados de
espacios farandulescos, haciendo uso de un calculado provecho mercantilista, de
“maneras” y “manías” que resultan “simpáticas”, de una desmesurada avidez de
alabanzas sistemáticas de los que conforman el espectáculo insano y mediocre de
la degradada cultura Argentina, una empantanada réplica de las tendencias
promocionadas desde otras regiones, tan ajenas a nuestras tradiciones y
rutinas.
¿Con qué finalidad?
Deviene lo anterior en una cobarde y oportunista intolerancia frente a
cualquier manifestación original, en todas las expresiones que conforman la
cultura o del disentimiento crítico sustentable, con apoyo teórico idóneo que
representa el “peligro” de una discusión seria al volver a poner en juego
algunos valores.
Si el deseo de
libertad depende del amor al riesgo de vivir con la verdad, es necesario
aceptar que la soledad es una sanción socio-política posible hoy en Argentina,
deviniendo el temor al “síndrome del paria” socializa gregariamente: el miedo
no es tonto, a pesar de los ismos de la diferencia y la discriminación puesta
en acto; cada uno puede producir un delicado mapa de ruta y descubrir su receta
de supervivencia en este estado de cosas donde el demonismo como metáfora de la
realidad colapsa todas las representaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario