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martes, 28 de agosto de 2018

UN COLOSO SALESIANO


UN COLOSO SALESIANO
Rafael ZAMORA MÉNDEZ
Lo que más acerca a los  hombres al Creador es la paternidad.
Padre es el que da disciplina y orden.
Modestamente, he tenido la causal  circunstancia de haber podido conocer y de tratar a muchas altas personalidades, cargos políticos, religiosos, escritores, artistas y, según el humano criterio, a un nutrido grupo de los esos llamados... “famosos”.
Pero, el más ínclito y principal, muy por encima de todos esos, fue el cumplido primer Director, que tuviera, allá, por los años 40, en el Colegio, “Sagrado Corazón de Jesús”, de Las Palmas de Gran Canaria, perteneciente a la Benemérita Fundación del magnánimo filántropo, D.ALEJANDRO HIDALGO ROMERO, nacido e Hijo Predilecto de Agüimes, quien alcanzara una inmensa fortuna, en el comercio de la caña entre Canarias y Cuba, y el cual, siendo un fiel apasionado de la Educación, creó las “Escuelas Profesionales Salesianas”, en esta de las cuales, durante mis cinco años de internado, tuve como indiscutible Padre Conceptual a Don JOSÉ MARÍA DOBLADO DEL PINO, un ejemplar sacerdote salesiano, de rolliza y corpulenta altura, casi, casi, alcanzando los dos metros y con un inmenso corazón, proporcionado a su exagerada medida, a lo Don Bosco, atestado de infinita dulzura, alta comprensión y desprendida emotiva ternura.
Fue un entusiasta propulsor, sin tregua ni descanso, sobre su enorme devoción  hacia  MARÍA AUXILIADORA y, cada vez que sobre Ella predicaba, se exaltaba sobremanera, totalmente enronquecía, perdía por completo la voz y tenía que  interrumpir su mariano panegírico, recargado de hondos sentimientos filiales que, a todos cuantos le escuchábamos, nos sumergía en unas palpitantes e impresionantes  sensaciones, muy íntimas y   peculiares.
Uno de los años, coincidió con la  visita que a LAS PALMAS DE GRAN CANARIA realizara la que  por aquel  entonces era toda una poderosa dama  en Argentina, EVA DE PERÓN, y logró  de ella  que surtiera al Centro con  indispensables alimentos, totalmente escasos en una triste época de posguerra fratricida.
¡TODAVÍA EVOCO EL DELIRANTE MOMENTO EN QUE,  EL ALUMNADO EN PESO, FORMANDO UNA MILITAR  HORIZONTAL FILA, PORTANDO  BANDERITAS, ASISTIMOS AL TRIUNFAL DESFILE DE LA  RUBIA MANDATARIA, SALUDANDO CON ARTÍSTICA SIMPATÍA Y A LA QUE UNOS DÍAS MÁS TARDES, EN EL COMEDOR, AL ENTERARNOS DE SU GENEROSA DONACIÓN, A RABIAR, VITOREAMOS Y APLAUDIMOS!
Durante meses, estuvimos golosamente  merendando con unas enormes barras de ricos chocolatines, recibidos en sendas cajas que venían envueltos en un plateado papel, con los colores celestes-blanco y oro, símbolo patrio de aquel país, que el mismo Don JOSÉ, uno tras otro, nos iba dando, de mano en mano, recordando que, cierta tarde, por estar jugando al fútbol, me retrasé en la soñada entrega vespertina y, entre una pícara y bienhechora sonrisa... al "reclamarle mi parte", ¡me dio dos piezas del delicioso sustento!
Siendo asignado yo por los Superiores, para representar importantes papeles en el teatro, dramas, sainetes, comedias y, hasta zarzuelas, cada vez me veía, exclamaba;
¿QUÉ DICE EL "PAPELERO"?
Otra vez, me encontró transportando unas bambalinas y me dijo:" COGE TU CRUZ SÍGUEME"
El día que nos dejara, por tener que acatar con sus religiosos votos y haber sido destinado a otro Centro peninsular, más tarde, como Primer Provincial de la INSPECTORÍA Salesiana de Córdoba, en un electrizante acto teatral de despedida, me asignaron a mí las palabras correspondientes al alumnado y, todavía, tan solo al recordarlo, se me pone un apretado intríngulis en el gaznate y, los sentimientos, a gran ritmo palpitan, rememorando estas inspiradas frases que, entre fuertes despistes mentales y fuera totalmente del trazado guion, en aquel acerbo trance, se me ocurriera pronunciar:
-.- “Por aquí, durante años y años, han desfilado profusos, espléndidos, magníficos Directores, sobresalientes y renombrados pedagogos.
Todos ellos, han sido excepcionales, pero... como, padre, PADRE DE VERDAD, solo le hemos tenido en usted”
Y, desde lo alto del encendido proscenio, entre centenares vigilantes cabezas a la expectativa, pude percibir cómo la emoción, afloraba a su encendido rostro; sus ojos estaban húmedos y su garganta, anudada.
A mis oídos, todavía, afluyen las musicales notas de sus interpretaciones navideñas, con aquella su peculiar voz de barítono, interpretando a los acordes del órgano, un “Jesusín”, que nos transportaba hasta los mismos umbrales del portalito de Belén.
A los 81 años de edad dejó de existir, extinguiéndose un 14 de mayo de 1973, después de haber ejercido como Director, en los concurridos liceos de Málaga, Córdoba, Las PALMAS, Hogar San  Fernando, Macarena de Sevilla y el Estudiantado  Teológico de Alcalá de  Guadaíra.
A mi aturdido entender, no fue su capacidad intelectual el medio conque sabía ganarse a las personas hasta alcanzar una sólida su amistad.
Fue un hombre mucho más práctico que anímico.
Su arma suprema de conquista era la dulzura, una flexibilidad sin repliegues, sin falsas apariencias, puesta al alcance de todos, ofrecida con la avenencia seria y verdadera, en la simpática broma familiar, repleta de concordia, de esa inmensa dimensión salesiana chispeante y andaluza.
¡Son unos imborrables, remotos fervientes y considerables grandes recuerdos que en la memoria, a fuego, se me han quedado grabados para siempre en los más insondables repliegues del alma!

¡QUEDA REFLEJADA LA BONDAD,
DE ESTE SER, TAN  UN HUMANO Y GIGANTE,
CUYA DESMEDIDA CARIDAD,
HASTA EXPIRAR FUE MÁS QUE EJEMPLAR,
POR NO DECIR QUE SANTIFICANTE!

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