UN
COLOSO SALESIANO
Rafael ZAMORA MÉNDEZ
Lo que más acerca a los hombres al
Creador es la paternidad.
Padre es el que da disciplina y orden.
Modestamente, he tenido la causal
circunstancia de haber podido conocer y de tratar a muchas altas
personalidades, cargos políticos, religiosos, escritores, artistas y, según el
humano criterio, a un nutrido grupo de los esos llamados... “famosos”.
Pero, el más ínclito y principal, muy por encima de todos esos, fue el
cumplido primer Director, que tuviera, allá, por los años 40, en el Colegio,
“Sagrado Corazón de Jesús”, de Las Palmas de Gran Canaria, perteneciente a la
Benemérita Fundación del magnánimo filántropo, D.ALEJANDRO HIDALGO ROMERO,
nacido e Hijo Predilecto de Agüimes, quien alcanzara una inmensa fortuna, en el
comercio de la caña entre Canarias y Cuba, y el cual, siendo un fiel apasionado
de la Educación, creó las “Escuelas Profesionales Salesianas”, en esta de las cuales, durante
mis cinco años de internado, tuve como indiscutible Padre Conceptual a Don JOSÉ
MARÍA DOBLADO DEL PINO, un ejemplar sacerdote salesiano, de rolliza y
corpulenta altura, casi, casi, alcanzando los dos metros y con un inmenso
corazón, proporcionado a su exagerada medida, a lo Don Bosco, atestado de
infinita dulzura, alta comprensión y desprendida emotiva ternura.
Fue un entusiasta propulsor, sin tregua ni descanso, sobre su enorme
devoción hacia MARÍA AUXILIADORA y, cada vez que sobre Ella
predicaba, se exaltaba sobremanera, totalmente enronquecía, perdía por completo
la voz y tenía que interrumpir su
mariano panegírico, recargado de hondos sentimientos filiales que, a todos
cuantos le escuchábamos, nos sumergía en unas palpitantes e impresionantes sensaciones, muy íntimas y peculiares.
Uno de los años, coincidió con la
visita que a LAS PALMAS DE GRAN CANARIA realizara la que por aquel
entonces era toda una poderosa dama
en Argentina, EVA DE PERÓN, y logró
de ella que surtiera al Centro
con indispensables alimentos, totalmente
escasos en una triste época de posguerra fratricida.
¡TODAVÍA EVOCO EL DELIRANTE MOMENTO EN QUE, EL ALUMNADO EN PESO, FORMANDO UNA
MILITAR HORIZONTAL FILA, PORTANDO BANDERITAS, ASISTIMOS AL TRIUNFAL DESFILE DE
LA RUBIA MANDATARIA, SALUDANDO CON
ARTÍSTICA SIMPATÍA Y A LA QUE UNOS DÍAS MÁS TARDES, EN EL COMEDOR, AL
ENTERARNOS DE SU GENEROSA DONACIÓN, A RABIAR, VITOREAMOS Y APLAUDIMOS!
Durante meses, estuvimos golosamente
merendando con unas enormes barras de ricos chocolatines, recibidos en
sendas cajas que venían envueltos en un plateado papel, con los colores
celestes-blanco y oro, símbolo patrio de aquel país, que el mismo Don JOSÉ, uno
tras otro, nos iba dando, de mano en mano, recordando que, cierta tarde, por
estar jugando al fútbol, me retrasé en la soñada entrega vespertina y, entre una
pícara y bienhechora sonrisa... al "reclamarle mi parte", ¡me dio dos
piezas del delicioso sustento!
Siendo asignado yo por los Superiores, para representar importantes
papeles en el teatro, dramas, sainetes, comedias y, hasta zarzuelas, cada vez
me veía, exclamaba;
¿QUÉ DICE EL "PAPELERO"?
Otra vez, me encontró transportando unas bambalinas y me dijo:" COGE
TU CRUZ SÍGUEME"
El día que nos dejara, por tener que acatar con sus religiosos votos y haber sido destinado a otro Centro peninsular, más tarde, como Primer Provincial de la INSPECTORÍA Salesiana de Córdoba, en un electrizante acto teatral de despedida, me asignaron a mí las palabras correspondientes al alumnado y, todavía, tan solo al recordarlo, se me pone un apretado intríngulis en el gaznate y, los sentimientos, a gran ritmo palpitan, rememorando estas inspiradas frases que, entre fuertes despistes mentales y fuera totalmente del trazado guion, en aquel acerbo trance, se me ocurriera pronunciar:
-.- “Por aquí, durante años y años, han desfilado profusos, espléndidos, magníficos Directores, sobresalientes y renombrados pedagogos.
Todos ellos, han sido excepcionales, pero... como, padre, PADRE DE VERDAD, solo le hemos tenido en usted”
Y, desde lo alto del encendido proscenio, entre centenares vigilantes cabezas a la expectativa, pude percibir cómo la emoción, afloraba a su encendido rostro; sus ojos estaban húmedos y su garganta, anudada.
A mis oídos, todavía, afluyen las musicales notas de sus interpretaciones navideñas, con aquella su peculiar voz de barítono, interpretando a los acordes del órgano, un “Jesusín”, que nos transportaba hasta los mismos umbrales del portalito de Belén.
El día que nos dejara, por tener que acatar con sus religiosos votos y haber sido destinado a otro Centro peninsular, más tarde, como Primer Provincial de la INSPECTORÍA Salesiana de Córdoba, en un electrizante acto teatral de despedida, me asignaron a mí las palabras correspondientes al alumnado y, todavía, tan solo al recordarlo, se me pone un apretado intríngulis en el gaznate y, los sentimientos, a gran ritmo palpitan, rememorando estas inspiradas frases que, entre fuertes despistes mentales y fuera totalmente del trazado guion, en aquel acerbo trance, se me ocurriera pronunciar:
-.- “Por aquí, durante años y años, han desfilado profusos, espléndidos, magníficos Directores, sobresalientes y renombrados pedagogos.
Todos ellos, han sido excepcionales, pero... como, padre, PADRE DE VERDAD, solo le hemos tenido en usted”
Y, desde lo alto del encendido proscenio, entre centenares vigilantes cabezas a la expectativa, pude percibir cómo la emoción, afloraba a su encendido rostro; sus ojos estaban húmedos y su garganta, anudada.
A mis oídos, todavía, afluyen las musicales notas de sus interpretaciones navideñas, con aquella su peculiar voz de barítono, interpretando a los acordes del órgano, un “Jesusín”, que nos transportaba hasta los mismos umbrales del portalito de Belén.
A los 81 años de edad dejó de existir, extinguiéndose un 14 de mayo de
1973, después de haber ejercido como Director, en los concurridos liceos de
Málaga, Córdoba, Las PALMAS, Hogar San
Fernando, Macarena de Sevilla y el Estudiantado Teológico de Alcalá de Guadaíra.
A mi aturdido entender, no fue su capacidad intelectual el medio conque sabía ganarse a las personas hasta alcanzar una sólida su amistad.
Fue un hombre mucho más práctico que anímico.
Su arma suprema de conquista era la dulzura, una flexibilidad sin repliegues, sin falsas apariencias, puesta al alcance de todos, ofrecida con la avenencia seria y verdadera, en la simpática broma familiar, repleta de concordia, de esa inmensa dimensión salesiana chispeante y andaluza.
¡Son unos imborrables, remotos fervientes y considerables grandes recuerdos que en la memoria, a fuego, se me han quedado grabados para siempre en los más insondables repliegues del alma!
A mi aturdido entender, no fue su capacidad intelectual el medio conque sabía ganarse a las personas hasta alcanzar una sólida su amistad.
Fue un hombre mucho más práctico que anímico.
Su arma suprema de conquista era la dulzura, una flexibilidad sin repliegues, sin falsas apariencias, puesta al alcance de todos, ofrecida con la avenencia seria y verdadera, en la simpática broma familiar, repleta de concordia, de esa inmensa dimensión salesiana chispeante y andaluza.
¡Son unos imborrables, remotos fervientes y considerables grandes recuerdos que en la memoria, a fuego, se me han quedado grabados para siempre en los más insondables repliegues del alma!
¡QUEDA REFLEJADA LA BONDAD,
DE ESTE SER, TAN UN HUMANO Y
GIGANTE,
CUYA DESMEDIDA CARIDAD,
HASTA EXPIRAR FUE MÁS QUE EJEMPLAR,
POR NO DECIR QUE SANTIFICANTE!
*********************************************************
No hay comentarios:
Publicar un comentario