LAS MARISMAS DE LA
OSCURIDAD 2
DUNIA SÁNCHEZ
En la madrugada aun
la luna roja da sus pasos anclados en el devenir del nuevo crepúsculo. Mientras
la música se emancipa en su callar ella se viste con ropa cómoda. Sale de su
casa, cierra la puerta con el cuidado de no despertar a los vecinos, y frente a
ella la avenida de la playa. Una avenida sinuosa larga, muy largo. No hay
nadie, solo los ofuscados de las juergas. Borrachos , borrachas en el columpiar
de sus charlatanería en sus copas reventadas. Ahora, perdidos, balanceándose de
banco en banco , arrojando todo lo que se revuelve sus entrañas. El espectáculo
es tétrico pero no hay nada que hacer. Baja a la arena, una arena fina, tersa,
fría, humedad en esas horas de luna roja. Su reflejo acapara toda la mar, el
oleaje se hace calmo. El vacío ronda la playa. Va hacia la orilla, entera,
segura, con las banderas ya apagadas. Luce un bañador liso y sus curvas son el
círculo de los años. Y nada y nada, sin interesarle lo que le pueda pasar.
Ballenas grises se avistan no muy lejos y ella se siente maravillada ante lo
hermoso, ante la relación tierra y vida.
Todo surge, todo fluye en el sentido que nos dejemos ir. No hay que obligar,
que marcar con huellas inhóspitas nuestro rumbo. Todo llega, todo aunque parece
estático corre, lentamente, pero corre. Un mundo paralelo a ella, un mundo
extraño, misterioso que aguarda las profundidades de este océano, de esta
esfera. Retorna a la orilla, se seca y se viste. Mira el horizonte donde
aquellas ballenas fue avistadas por ella, ya no están. Se siente feliz,
completa, pequeños instantes en la
memoria del mañana. Sus pensamientos rondan la llamada, la llamada a la misma
hora cuando la medianoche atiza el reloj. Sigue cavilando que es alguien
absorbido por la soledad, alguien con la necesidad de oír alguna voz. Reconfortable regresa bajo su techo, todo es mudo, a los
idos con el alcohol y demás los ha dejado. Vital se sienta frente a su
escritorio. …continuará
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