PAUL GOODMAN, UNA EVOCACIÓN LIBERTARIA
POR PEPE GUTIÉRREZ-ÁLVAREZ
Los grandes
disidentes del montaje cultural “made in USA”, no suelen ser muy conocidos
entre nosotros. Este es el caso de Paul Goodman, (Nueva York, 1911-1972)
polifacético escritor inconformista, continuador de la tradición
liberal-anarquista norteamericana. De origen judío, Goodman conoció la pobreza
ya que su padre abandonó su casa por un quebranto comercial y su madre se
trasladó de un barrio rico a uno bastante pobre; empero valorará estos factores
como positivos, en cierta medida, ya que a ausencia del padre le permitió una
gran libertad desde muy joven, y llega a estimar una pobreza decente como un
estado ideal para alguien que quiere superarse.
Estudiante
prodigioso, auténtico «gran atleta de los exámenes», Goodman desarrolla una
impresionante carrera universitaria, sin embargo, su heterodoxia cultural,
política y sexual hará que sea expulsado del cuerpo de profesores y no recibió
su título académico hasta 1956. Bisexual confeso desde los doce años ha sido
uno de los abanderados de la libertad sexual y ha convivido tradicionalmente
con su compañera y un amante masculino. Lector de Kropotkin en su juventud,
Goodman se considera un «anarquista comunitario» que cree que «los seres
humanos son inocentes; las burocracias crean el mal»; también aprecia la
tradición radical norteamericana y como «patriota anarquista» exalta «nuestro
experimento libertario, pluralista y populista», lo que no contradice su
vehemente denuncia del sistema capitalista ya que cree que el entorno social se
ha hecho antagónico con los recursos humanos y que la competitividad ha creado
un modelo social que define como una «carrera de ratas» en la que gente compite
en un espacio aparentemente cerrado, sin que hayan valores más elevados que la
autoperpetuación.
Crítico social,
autor de obras como Gowing up Absurd (1960) y People or Personnel; poeta de
altura, ha publicado dos tomos de poesías completas, The Lordly Hucson (1962) y
Hawkeweld(1967); novelista, autor de la tetralogía The Empire City (1959) y la
autobiográfica Making Do (1963); también ha publicado recopilaciones de cuentos
breves como Our Visitto Niágara (1960) y The Break-Up of our Camp (1949);
crítico literario y ensayista, autor de The Structure of Literature (1954) y de
Kafka Prager (1947); crítico de cine en la controvertida revista de origen
trotskiano, Partisan Review; articulista en diversas revistas y periódicos,
codirector de la revista de izquierda Liberation, muy significativas en la
década de los sesenta; autor de teatro, escribió Jonah y The Caveat Machpelah
(muy maltratadas por la crítica), tuvo una relación muy estrecha e influyente
con la pareja formada por Julian Beck y Judith Malinas, fundadores del Living
Theatre, posiblemente la experiencia teatral más radical (en todos los
sentidos) de la historia del teatro norteamericano; pedagogo, teórico de la
crisis de la universidad y de la rebelión estudiantil, partidarios de la
“revolución permanente”.
Goodman fue uno de
los animadores en Berkeley del Free Speech Movement y de las llamadas
«Universidades Libres»; pacifista, que es, según el mismo, su pasión política
más fuerte, llegando a propugnar —durante la guerra del Vietnam— una huelga
general por la paz, esta convicción le viene de lejos ya que durante la II
Guerra Mundial le dio tanto trabajo al ejército que finalmente lo enviaron a
trabajos auxiliares, ya entonces denunció el carácter del conflicto («Creo que
la causa de aquella guerra no fue tanto Hitler como la estructura del poder
internacional de las naciones-Estado; y no critico a quienes se esforzaron por
detener un mal inmediato, pero creo que para evitar la próxima guerra
presente»), y coherente con denuncias de la administración norteamericana.
Goodman definió a la clase dominante estadounidense como los principales
responsables de la actual carrera de armamento y como el grupo social más
peligroso de la historia de la humanidad…
Su esperanza, su
«horizonte utópico» son unos Estados Unidos donde «se premie el
perfeccionamiento técnico y se viva en un estilo de simplicidad funcional y
claridad. Donde los obreros estén educados técnicamente y tengan voz en la
administración de la industria. Dónde nadie se sienta tentado a desertar, y
haya movilidad entre las clases sociales. Donde se planifique la comunidad como
un todo social en el cual se integran orgánicamente el trabajo, el juego y la
vida. Donde la producción sea primordialmente para el uso. Donde se sostenga la
política de escuchar a las opiniones menos conformistas y más novedosas y se le
ofrezca una oportunidad a todo tipo de empresa nueva. Donde la gente no tenga
miedo a entablar amistad con nosotros. Donde la sexualidad sea un hecho
aceptado y donde la educación fomente las capacidades humanas a medida que
éstas van apareciendo y desarrollándose en el niño que crece». Junto con su
hermano mayor Percival, renombrado arquitecto, escribió un ensayo de
arquitectura utópica, Tres ciudades para el hombre (Proyección, Buenos Aires),
y entre sus obras traducidas al castellano figuran: Ensayos utópicos; Problemas
de la juventud en la sociedad organizada (ambas en Península, Barcelona, 1973);
La nueva reforma. Un nuevo manifiesto anarquista (Kairos, Barcelona, 1971)
quizás su obra política más característica y representativa.
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