“LEGITIMIDAD CUESTIONADA”,
ESCRIBE EDUARDO
SANGUINETTI,
FILÓSOFO Y POETA
ARGENTINO
Aparentemente asistimos, cual espectáculo ultra mediático, al
comienzo de un cambio profundo que excede el contorno de nuestra región… En un
aparente gran caos fundacional, pareciera que se está alumbrando un nuevo orden
mundial… Un orden establecido multilateralmente que aspira a ejercer una
hegemonía indiscutible, configurado por fuerzas actuantes de origen y de
identidad muy diversos (políticas, culturales, económicas, étnicas, religiosas,
nacionales e internacionales, institucionales y sociales), que discuten esa
hegemonía al modo de las grandes producciones hollywoodenses, ejerciendo el
control de una humanidad mansa y manipulable, silenciosa y automatizada, en fin
la eterna historia del mundo, proyectada en el mundo virtual de la web y
publicitada por los obscenos medios planetarios.
El estado de resistencia debería tener hoy su espacio de poder y
manifestarse con una potencia de voluntad trascendente en hombres y mujeres de
todo el planeta… seres que desde su estoicismo, informados, estudiosos deberían
ser el baluarte y referente que enfrentara a la caterva de politicastros y
funcionarios corruptos y fraudulentos, que dictan y rigen arcaicamente, en
permanente retroceso, los destinos de pueblos, anestesiados, en estado de
desamparo ético.
No podemos perder de vista que el movimiento emergente como
antiglobalización y aglutinado por la idea de que otro mundo es posible, es una
respuesta a las peores consecuencias de largas décadas de capitalismo salvaje,
inauguradas por los gobiernos conservadores de Reagan y Thatcher en 1980, y que
como ha ocurrido en otros casos ha podido tener un origen casi anecdótico pero
sorprendente en sus efectos sociales.
La comuna de Berlín del 67, el mayo francés del 68 y el otoño
italiano del 69 señalan tres momentos del colosal movimiento de insubordinación
civil que recorrió – y transformó, a pesar de su fracaso- la Europa occidental
surgida de la II Guerra mundial.
Pero la conmoción no se detuvo ahí, ni se limitó a un continente
-recordemos México, Estados Unidos, la América Latina insurgente, Japón y los
países de África en proceso de liberación colonial- ni a un sistema económico y
político – recordemos también la primavera de Praga.
Hoy, como ayer, debería haber surgido una generación en términos
políticos asimilados a este milenio, una cohorte generacional que comparta la
cultura, aspiraciones y experiencias que marcarían un período histórico
determinante, resistiendo el poder de las bestias aculturales, retrasadas en
tiempo y espacio.
No existe crítica a la actividad de espectrales gobiernos,
conformados por incapaces y mentirosos… sólo información falaz, perturbadora y
siniestra, que degrada la condición humana de pueblos en franca decadencia.
La legitimidad está cuestionada por la legítima inteligencia,
eliminada del acontecer socio-político-cultural del mundo, silenciado el
discurso de estos seres, por los poderes facticos, en pleno auge de su accionar
criminal… queda claramente demostrado lo antedicho, por ejemplo, en Argentina,
con un gobierno que tiende a eternizarse, pues ha asimilado una oposición
rastrera y simulada, a sindicatos leales a los ajustes atroces implementados en
desmedro de los más débiles, todo blindado por monopólicos medios de
publicidad, desde donde segundo a segundo avalan y justifican los desaciertos
cotidianos de esta administración atroz… muy ocurrente Macri, acudir al FMI, al
margen de sus mentiras de campaña, nos instala en el túnel del tiempo,
desandando años hasta ubicarnos en el siglo XX, ¡qué previsible!… no se ha oído
una voz disidente denunciando esta entrega en sumisión y desvergüenza… ¿no
éramos libres e independientes?, ¿no éramos una nación una República?… sino
creyera en los que luchan, los fogueados en las lides de políticas culturales
legítimas, que no ignoran hay una salida y no es agradable, solo para
valientes, honestos, magnánimos y seres libres.
En todo el mundo se vive y se soporta el mismo sistema,
manipulado por el mismo régimen tácito. La ideología neoliberal, jamás
explicitada, ha sentado sus reales y pareciera estamos muy lejos de poder
erradicarla, generando los mismas situaciones de extrema gravedad en los más
necesitados, los que han quedado fuera del sistema, sobre todo y con mayor
aspereza en los países más pobres.
Lo he experimentado y visto en muchos debates, en los más
diversos países y disculpen la autoreferencia, pero en este caso la considero
válida, en cuanto al contacto “in situ” de lo que intento transmitir, acerca de
la unicidad en conciencia del carácter político, de la dominación ultraliberal
colonizante del mundo, que causa degradación y estragos, demasiado visibles en
las naciones esclavizadas bajo el yugo del consumo y el sometimiento a las más
variadas tendencias de supervivencia… apuntalada por medios de comunicación
criminales, que deshonran la esencia de su rol concreto y puntual: comunicar la
verdad.
Las promesas redundantes de los políticos ignorantes, empleados
del poder de las corporaciones multinacionales, desvían la atención de los
pueblos sometidos, en temas estructurales a resolver y que es norma aplazarlos
en nombre de las ganancias bursátiles, que generan riquezas y fortunas,
cimentadas en el hambre, la sanidad deplorable y la educación ausente, de
comunidades temerosas, en estado de indigencia y debajo del nivel de pobreza
absoluta.
Un sistema tan deficiente, podría dar pruebas de solidaridad
legítima a los abandonados al borde del camino, que se debaten con las promesas
vagas de los funcionarios de turno, de gobiernos disfuncionales, que se
replican a lo largo de sus miserables existencias, llevadas como una carga, sin
autoestima, incapaces de valerse por sí mismos. Un sistema, que a falta de
poder remediar los problemas de los indigentes, por ineficiencia, carencia de
escrúpulos, ausencia de sensibilidad o simplemente por la existencia de pactos
con el Gran Poder, que los inhibe de cumplir las promesas lanzadas en campañas
electorales, en las que precisaban el voto de estos millones de seres al borde
de la ruta: traicionan, estafan y no ponen reparos en falsificar la realidad,
en un orden subyacente, que origina una mutación legitimada, sin tiempo para el
duelo de una civilización a punto de terminar. Hasta las nuevas generaciones viven
del recuerdo de comportamientos y criterios superados, la mayoría de los cuales
se remontan a dos siglos atrás, hoy convertidos en símbolos de un presente
abolido.
Pero es una verdad, que cada uno, hoy, se siente convencido de
una opinión etérea y sin destino, en la soledad de la economía de sus propias
convicciones, sin recursos y soportando un malentendido demasiado evidente, que
da marco a una propaganda colosal y simulada, que deja al desnudo, la
fragilidad atroz del individuo que se niega a ser engañado, se revela a la
impostura y rechaza la complicidad con las prácticas y artimañas del sistema
ultraliberal, que anestesia para mejor convencer, cubre con paciencia y
persistencia el espacio mental de la comunidad, con una propaganda permanente,
desenfrenada, cual prácticas seculares, jamás alcanzadas, en ningún régimen
totalitario de la historia de la humanidad.
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