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lunes, 19 de marzo de 2018

UNIDAD


UNIDAD
J.M. AIZPURUA
¿Cuántos éramos el 17 en la capital chicharrera?; los suficientes.
No hay que caer en el juego de cifras, pues esta es una carrera de fondo y en el mantenimiento del pulso al Gobierno está la victoria. Intentará dividirnos, asustarnos, y confundirnos. Nuestra unidad y constancia serán su derrota.
En Bilbao, mi lugar natal, salió casi un tercio de la población (115.000) a la manifestación, y lo traigo a colación no por su cuantía, si no por su unidad. No había banderas ni símbolos diferenciales; la causa de las pensiones era lo que unía, lo que daba sentido y lo que exigían al Gobierno.
Nuestra manifestación chicharrera era todo lo contrario; había una voluntad de manifestar procedencia, de hacer grietas entre bloques banderizos, y de ser mas ocurrentes que el vecino en los gritos y pancartas. Mal camino.
Yo vi, y oí su comentario, (¡ya te lo advertí! del marido a su mujer) cuando al inicio la megafonía se atacó al PP, ante lo cual se fueron de la Plaza. ¿Alguien piensa que los votantes chicharreros del PP están conformes con el 0,25?  Evidentemente no, y el objetivo de la protesta es unirlos, darles anonimato, y permitirles abrir los ojos ante lo que su Gobierno pretende.
La pancarta unitaria cabecera de manifestación, sujeta por manos anónimas, debe explicitar el motivo por el que nos movilizamos, y por detrás, cada uno con su idea irá dando fuerza a ese grito unívoco: “Dejen las pensiones como estaban con su vinculación al IPC”.
Esa conquista, no es suficiente, pero será el inicio de un frenazo del Gobierno para impedirle ejecutar su plan golpista para las pensiones. Rompieron el pacto constitucional, implícito, del sistema de pensiones contributivo proporcional al salario y desde los 65 años revisable con IPC para garantía de capacidad adquisitiva para el pensionista hasta su muerte. Esta política actual es un golpe de estado encubierto, que nadie lo hace frente en el Congreso y se refugian en un artilugio secreto, “Pacto de Toledo”, donde pueden hablar sin que el pueblo pueda enterarse de sus intenciones y argumentos.
Siempre la misma historia; la prima de riesgo, el pacto de Toledo, Venezuela, etc. “Cosas” que no vienen a cuento, pero asustan al personal y a ellos les permiten cometer barbaridades sin aparente responsabilidad.
Hoy desde las calles, hay un grito social mayoritario, que debe llegar a Madrid y a Bruselas: la población no quiere el sistema de pensiones que ellos han diseñado. Si no hay dinero suficiente para mantener el sistema actual, recorten por otros lados. ¿Quieren que les de pistas?
Este gobierno que, cobardemente, pensó que los débiles ancianitos ofrecían un botín sencillo de arrebatar, se ha dado de bruces con la ira del sufriente ciudadano marginal, que al fin encuentra cauce a su grito de angustia ante unas pensiones inservibles para mantener su dignidad familiar y social.  Con menos de mil euros mensuales de pensión o de salario, no se puede ser ciudadano europeo y eso se debe corregir de inmediato en el Borbonato.
Demos unidad y cobertura al grito de las calles; hasta la victoria.

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