SANTA CRUZ
J.M.
AIZPURUA
No quiero empezar el 2018 sin agradecer a Santa
Cruz su cobijo, su cálido abrigo, que aún siendo un chicharrero postizo que
rezuma esencia vasca, me ha proporcionado desde hace años. En la edad de la
consciencia, cuando ves el final muy cerca, reparas en lo bueno que tiene la
vida y ves cosas que la alocada juventud no percibe. Perderme por el parque
bajo la atenta mirada de “la tetona”, recorrer la orilla entre arbolados, o
simplemente callejear por la urbe, son placeres exquisitos que nos regala esta
bella ciudad, y yo agradezco.
Pero Santa Cruz no tiene lo que merece. Su
ubicación, su costa, su cobertura montañosa, le dan un valor que el señorito
godo no concede y sus dineros van a otros destinos como el aeropuerto sin
aviones o armamentos para almacenar en los galpones. ¡Que errores se cometen
contigo Santa Cruz de mis amores!
Solo en esa cálida ciudadanía capitaleña está su
renacer. Hoy acepta el declive de su urbe, sin reaccionar y dejándola
abandonada en sus fines de semana en que viajan a otros lugares. Esto debe
cambiar y realzar lo propio, cultivar tu vecindad, es la primera semilla para
expandir y resucitar una ciudad en peligro de extinción.
¿Saben ustedes la cantidad de talento que tienen
sus convecinos?
Todas las semanas un puñado de escritores
presentan sus obras ante sus convecinos, y reciben un vacío asistencial, que
duele en el alma. Y lo mismo los pintores y demás artistas y artesanos de la
cultura. Y los buenos hosteleros, que los hay, y que ya ni exponen sus exquisitas
creaciones, que se mustian aburridas en la barra. Y sigan comprando en Internet
y sus calles se llenarán de lonjas abandonadas.
Vamos a querer un poco más a Santa Cruz y
ayudemos a su resurgir con nuestro apoyo.
Somos muchos los que vemos este Blog todos los
días y que debemos al incansable esfuerzo de Ánghel, al que también hay que
apoyar y mandarle post de refuerzo. Él es parte activa en la vida cultural de
la ciudad y merece apoyo y reconocimiento.
Son buenos deseos que siempre hacemos en el primero
de año y que luego se los lleva el viento de la comodidad y la rutina.
Esta mañana inaugural de año, pongo mi granito de
arena en apoyarte, Santa Cruz, en soñar escenarios diferentes en los que tus
ciudadanos no te vuelven la espalda y corren a tu encuentro en calles, parques
y plazas. Nunca son los políticos los culpables; lo son los ciudadanos, que,
además, los eligen.
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