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domingo, 24 de diciembre de 2017

PAZ Y PAX

PAZ Y PAX
POR: EDUARDO SANGUINETTI,
 FILÓSOFO
Los pobres, indigentes, desclasados, ancianos, en este milenio de las grandes muertes, ¿qué espacio ocupan en la agenda de Mauricio Macri? La respuesta la podemos encontrar en el accionar caprichoso y displicente de este presidente, ante las prisas de los que viven al borde de la vida. Basta decir, no ocupan un sitial de honor, ni siquiera al pie de página de la agenda de la administración en curso.

Luego de días de sangre y fuego, devenida de la violencia ejercida por las denominadas fuerzas de seguridad, aplicada a un pueblo que se manifestaba en paz, haciendo visible su rechazo a la ley de reforma previsional que se sancionó en Cámara de Diputados del Congreso de la Nación Argentina, sumado a grupos de lúmpenes violentos, muy bien visualizados, que vaya a saber quiénes los han instalado en estas marchas. Dicha ley, afecta a millones de jubilados, en situación de desprotección y fragilidad.

A horas de sancionada la ley, Macri dijo en la Casa Rosada en una íntima conferencia de prensa, solo para afectos al oficialismo: “En Argentina se vive un clima de paz…” agregando “creo en la paz”… sin eufemismos, no creo en las palabras, ni promesas de este presidente, como tampoco siento ese clima de paz que dice Macri “se vive en Argentina”. Creer en la paz tiene un significado y significante, que no puede ser simulado, pues se relaciona con la actitud y aptitud, cual acto de vida, que se encuentra en este caso puntual en antípodas al ser y hacer de Macri y su circunstancia. Creo que este presidente se refería a la pax, como el sometimiento que ejercitaba el imperio romano sobre sus súbditos para garantizarse su propio orden y seguridad y enmascarar la violencia.

Hablo en estas líneas de la paz que se eleva sobre todo entendimiento y especulación. No hay otra. La paz si es victoriosa, es una victoria que descansa en la abdicación y en el renunciamiento voluntario, tan lejano al ser de Macri.

Los pueblos desean paz para poder experimentar la vida en plenitud. La derrota del opositor no da paz. La vida en paz para el hombre no comienza con la victoria sobre el enemigo. La alegría da la paz.

Nadie puede vanagloriarse de poseer alegría si no experimenta la paz. Y sin alegría no hay vida, aunque se tengan cuentas en paraísos fiscales, sesiones de yoga a domicilio, bottox aplicado a tiempo, capillas privadas y refugios nucleares… ¿conocer la paz? quizás el renunciamiento y la abdicación, el abandonarse, pero hacerlo cuando ni siquiera se tenga conciencia de renunciar o abdicar, cuando nuestro corazón pueda latir al ritmo del corazón del mundo y sus habitantes…. el día que Mauricio Macri renuncie a ‘algo’, volveré sobre este tema, que hace a la vida en su núcleo sustancial.

Me pregunto, luego ¿cómo continuará este relato?, donde todos los riesgos y peligros de la historia acechan: la intolerancia, el fanatismo, el racismo, la mentira, el simulacro, el silenciamiento sistemático, de quienes se oponen a esta democracia procedimental.

Muchos incautos o simplemente esclavos cómplices, tienen la esperanza que el libre mercado, resolverá milagrosamente, en teoría de felicidad “a la carte” (Macri Dixit), las tremendas dificultades que se presentan en el día a día, sobreviviendo… apuntalan toda la desmesura del neoliberalismo, oportunistas tendencias, emanadas por gurúes fabricados en la “tienda de accesorios”, “chantas”, que aportan desde un resurgimiento gótico, el vegetarianismo, veganismo, el budismo laico de Ikeda, Chopra y sus fórmulas de hacer dinero con alegría; el arte por el arte, donde siempre los negocios marcan un horizonte a alcanzar, en sincronicidad con las productoras de “sonrisas” dibujadas… para los pasquines amarillentos, de las denominadas “celebrities”: putas de ocasión, lanzadas por la infernal maquinaria neoliberal, para marcar tendencias en moda, maneras y manías, impuestas a cualquier costo, incluso alcanzar el perder la identidad y la pertenencia… todo es leve, menos la levedad.

La ofensiva del capitalismo en las últimas cuatro décadas consistió en degradar y fragmentar los espacios ganados por los trabajadores, con el inocultable objetivo de abaratar el valor de su potencial de trabajo y generalizar la precarización laboral. Esa ofensiva ha sido denominada como neoliberalismo, a la que pertenece Macri y sus gerentes.

El capital destruyó la individualidad, degradó el paisaje del planeta y por decreto eliminó la historia de acontecimientos trascendentes que comunidades enteras, plenas de ideales, habían logrado hacer en nombre de la igualdad, la fraternidad y la libertad, hoy ausente, con democracias manipuladas y gobernantes convertidos en gerentes de esta minoría que dicta, hace y deshace en esta tierra.

El racismo travestido como clasismo rige en el mundo, pues mientras se han instalado como parte del lenguaje social y políticamente correcto, de orden pluricultural, la condena de la discriminación racial o de género, el vivir en una dictadura de clase es considerado muy normal.

No importa que las corporaciones multinacionales exploten a los pueblos y además sean culpabilizados por su calidad de pobres y por no llegar jamás a la cima de la pirámide, donde conviven las mafias de los “triunfadores” del cabaret en que se ha convertido este mundo.

Frente a estas leyes que no aceptan la diferencia y dan lugar al clasismo como norma de vida; frente a estas leyes no escritas ni promulgadas, el ensayo humano de un grupo de psicópatas que someten a una humanidad desorientada, con sus magros elementos para sobrevivir y permanecer en esta tierra, con leyes que actúan cual límite de comportamiento y acatamiento solo para pobres y hambreados, sin ninguna posibilidad de realizar una justa valoración del delito que se comete día a día con sus existencias en el límite de sus vidas.

“Pobreza crece en Argentina y desafía promesa de Macri”, se titula el artículo de enfoque, de la Agencia Reuters, de hace un par de meses, escrita por Nicolás Misculin y Brad Haynes, que analiza, con notable precisión y sensibilidad, los trágicos resultados de vivir gobernados por “un rico que desconoce las vicisitudes de los pobres” que “heredó un país con algunos de los mejores indicadores sociales de América Latina”.

¿Acaso se esperaba otra cosa de Macri y su grupo de gerentes?

El relato de la historia del mundo nos indica que nada va a modificar los rumbos, impuestos por el neoliberalismo reinante y sus representantes, hoy, en todos los puestos de poder… con la inestimable ayuda y apuntalamiento de los medios económico corporativos de información falaz y los Caballos de Troya, que se han instalado hace décadas… Macri sabe de qué manera se logra arribar a un espacio de poder, con ayuda de todos los que de un modo u otro, lucrarán con el temor de un pueblo.

La era del neoliberalismo, por la que transitamos, ha sabido imponer su filosofía sin formularla, sin siquiera elaborarla como doctrina; su dominio impone un sistema imperioso, totalitario, pero simuladamente incluido en la democracia… se soporta la violencia de la calma, del silencio, de la exclusión, del desarraigo.

Hago mención de la promesa redundante de los políticos, prisioneros y rehenes del sistema neoliberal: “creación de fuentes de trabajo”. Fórmula evidentemente vacía de significado real y de “efectivización” concreta, definitivamente perimida, pero no por ello menos insoslayable, pues dejar de mentir sería dejar de creer en ello, despertarse para descubrir que se está viviendo una pesadilla, tener que enfrentar la realidad brutal, el peligro inmediato, el horror de la urgencia, frente a un mundo sellado.

Creo es tiempo de darle a nuestras vidas, un real y verdadero sentido: sencillamente el de la vida, la dignidad y los derechos. Es tiempo de investigar a la luz de la verdad encadenada, sustraernos de la imposición de promesas y plantearnos respuestas, que respondan a la prisa del instante y el destino de grandeza que no dudo nos merecemos.

http://www.republica.com.uy/paz-y-pax/

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