POR: EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO
A los habitantes del planeta les produce algún sentimiento de
dolor, de indignación, de tristeza, las miles de muertes civiles (mujeres,
niños y hombres), causados por los bombardeos diarios sobre Siria, llevados a
cabo desde hace 4 años ya por Estados Unidos y sus aliados…países que siguen
construyendo un mundo donde el genocidio asume categoría de ley.
No podría acontecer esta atroz matanza sin la complicidad,
devenida en silencio, de todas las naciones del mundo, que se limitan sólo de
vez en cuando, a repudiar los bestiales actos de asesinato contra civiles de
las más diversas regiones del planeta.
No olvidemos también el intento de intervención en naciones
libres y soberanas, como Venezuela, asediada por gobiernos neoliberales
degradantes y miserables, con la anuencia concreta y real de la OEA y su
principal impulsor el Dr. Luis Almagro, su Secretario General, ex-canciller de
la Presidencia de José Mujica. Dr. Luis Almagro, quien no acciona con la misma
vara que aplica a la República Bolivariana de Venezuela, denunciando los
diversos ilícitos que se cometen día a día en Argentina, Brasil y Paraguay en
desmedro del orden democrático, hoy en franco deterioro, es que hay algún
interés creado o fundacional deviene en ignorar ciertos delitos flagrantes.
El avasallamiento de los tan proclamados y poco aplicados
Derechos Humanos, cuya Declaración Universal fue aprobada por 48 estados, el 10
de diciembre de 1948 en la sede de la Asamblea General de las Naciones Unidas
es ya una rutina del imperio y sus aliados.
Nuestros representantes, elegidos por voto popular en una
democracia procedimental, ¿nos representan ante la comunidad internacional, de
la que forman parte, accionando en nombre de la comunidad que les cedió su
puesto de privilegio? La respuesta sería un rotundo ¡no! No nos representan,
pareciera que están desde siempre en sus sitiales de poder, siendo solo
esclavos de imperios en putrefacción.
Con urgencia, es preciso una reunión de la ONU, Mercosur o de la
Unasur, con representantes libres, valientes y capaces, que traten con urgencia
los temas donde la vida y la muerte del pueblo este en juego, expidiéndose de
manera potente contra genocidios neocoloniales que se perpetran a plena luz del
día.
Esta realidad de gobernantes tan tímidos con el imperio y tan
implacables a la hora de accionar sobre las comunidades que les otorgaron su
voto, gobernando en nombre de las mayorías, solo se supera mediante el
establecimiento de una toma de posición intransigente, que vendría a ser
revolucionaria, ante el estado de las cosas.
En rigor, ya estamos en esta revolución; se visualiza en las
redes sociales, en las calles, en el diario existir de los que no aceptamos
esta trampa que el capitalismo impuso y cayó como una red sobre todos. Si
accionamos en consonancia con el orden natural y la ley que nos ampara, este
tiempo será considerado trascendente y el hombre dará, por fin, el paso de la
prehistoria a la historia.
No caben dudas de que hemos entrado en una crisis sin retorno,
cuya salida sería asimilarnos a un Ecosocialismo liberador… no hay vuelta a la
naturaleza, nuestra especie se ha apartado de ella para siempre.
Por cierto, la Naturaleza ha sido siempre una dimensión (durante
siglos la única) del trabajo: manifestación de la belleza, de la armonía, de un
orden no represivo. Por sus valores la Naturaleza era la negación misma de la
sociedad capitalista, con sus desvalores de lucro y explotación.
El proceso de aniquilar la Naturaleza e intentar someterla a la
violencia de la explotación y la contaminación es, sin discusión, un proceso
económico del neoliberalismo en su afán de producir muerte y devastación,
devenido de un proceso político que ha comenzado hace décadas. El poder del
capital ha invadido la naturaleza incluida la humanidad toda, en su tendencia
totalitaria del neoliberalismo monopólico y depredador.
En un contexto amplio y rotundo, la lucha ecológica choca con
las leyes que rigen el sistema neoliberal: ley de capitalismo creciente,
creación de plusvalías asimiladas a esclavitud modelo siglo XXI, de la
necesidad de perpetuar la explotación de los indefensos, de multiplicar los
refugiados y sus prisas… producir indigentes hambreados, sin techo con salud
precaria.
La lógica de la Ecología, manifestó acertadamente Michel
Bousquet “es la negación pura y simple de la lógica capitalista, no se puede
salvar la Tierra en el marco del capitalismo, no se puede desarrollar el Tercer
Mundo según el modelo capitalista”.
El Ecosocialismo da espacio a la Ecología en su concepción
original, que desemboca en un combate activo en pos de una política socialista
refundada, acorde a los avatares del presente, que debe atacar las raíces del
sistema neoliberal, concientizando la ‘mutada’ conciencia consumista de pueblos
enteros que marchan a su exterminio.
Surgida a finales del siglo XX, la praxis del Ecosocialismo es
una respuesta democrática, ideológica y conservacionista, que ataca la gran
impunidad ambiental que se padece en todo el mundo, debido al canibalismo
corporativo que no se cansa de irrumpir, explotar y rentabilizar toda la
nobleza de la Pachamama. De allí, que se busca replantear la interacción del
Hombre con el medio, pues debe existir un marco de corresponsabilidad social
entre los gobiernos, los organismos públicos, privados y la ciudadanía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario