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lunes, 12 de septiembre de 2016

SUSTANCIA DE MI REBELDÍA

SUSTANCIA DE MI REBELDÍA

POR. EDUARDO SANGUINETTI,
 FILÓSOFO
Los años transcurridos de este tercer milenio, muy definitivo en los fines impuestos por los poderes imperiales, ha tomado por asalto a una degradada humanidad en su mayoría anestesiada y paralizada ante el devenir de una realidad. Realidad ya anunciada desde la literatura, la filosofía, incluso el cine, a modo de una ficción que se ha cristalizado y se ha instalado en el planeta. Marchas y protestas, con razón y sentimiento de indignación y hartazgo, por la injusticia imperante, instalada por un gobierno espantoso como el de Macri.
Hijo de empresario “todo terreno”, Macri G20, aplaudido por genocidas de fuste como Obama, premio nobel a la paz de los cementerios, encabeza en Argentina un gobierno de hambre y represión, de censura e indigencia, apoyado por medios esclavos, empresarios explotadores, sindicatos infectos, que no da espacio a la solidaridad, igualdad y fraternidad, en paz para el pueblo argentino.
No solo el poder estatal o el económico merecen desconfianza, sino todas las formas de poder ejercidas por un grupo sobre otro y deberían ser de inmediato sustituidas por un grupo colegiado que ejerza en representación la administración del Estado, al menos mientras se conforma el modo más afín con el que las comunidades autorreplicantes y autónomas puedan crear un mundo a vivir, sin abusos, sin exclusiones, sin discriminaciones y sobre todo en seguridad de transitar en “alegría” y “plenitud” lo que se denomina vida.
Debemos elevarnos más allá del común denominador del “yo”, ser libres, no hay espacio para tibios cobardes… están atentando contra los que poseemos ideas e ideales, un crimen de lesa humanidad, que elimina la democracia. Y medito, todo enriquecimiento en bienes materiales, es ilícito por definición… todo anónimo es mentira por definición… no peco de atrevimiento, camino, no me arrastro, no escucho las mentiras de quien vuela a lo gallina.
Cada cual tiene su modo, la rebelión es mi ciencia, contra los buitres que sobrevuelan la región.Atroz realidad la de Latinoamérica, ayer, hoy y pareciera por siempre, Cóndor II en acto, sarna genocida imperial, viene por nuestra libertad, sin piedad, de la mano de presidentes de Brasil, Argentina, México y Paraguay, con algunos cómplices silenciosos, como Chile, Uruguay, que pareciera solo miden con vara financiera del debe y haber, en la vida de los pueblos, sojuzgados, temerosos y con pocos ánimos libertarios.
Estamos dotados naturalmente de la capacidad para dar lugar a este mundo, donde todos seamos partícipes y dueños de nuestros destinos, sin imperios que dicten derroteros de naciones sojuzgadas por tendencias que le son ajenas, ni medios de comunicación, que fabriquen realidades obstinadas, mostrando violencia y malos augurios, ni mandatarios rentados que gobiernen en detrimento de una humanidad amancebada.
Ante nuestra capacidad natural de llegar a ser dueños de nosotros mismos, cuestiono el sometimiento de las comunidades a ideologías oportunistas y en desuso, enquistadas en nuestros pueblos.
Afirmo que sin una confianza en el individuo, no tiene absolutamente ningún sentido hablar de autonomía y de libre albedrío. El nuevo ideal de comunidad se funda sobre el concepto de que el individuo posee una reserva que es irreductible a los ordenamientos sociales del poder tradicional.
Pero si no se tiene confianza en una reserva en el ámbito del sujeto que constituye la fuente del cambio, ¿cómo devendrá el cambio? Ciertamente no en un agente externo (ideología) que rotundamente rechazo.
La renuncia al individuo o al sujeto autónomo como lugar de resistencia y su sustitución por “otro algo” constituye el paso decisivo de un concepto de resistencia radicado en el siglo XIX a concepciones adecuadas a un presente muy definido. Mi ideal no busca definir un sujeto oprimido -al cual liberar- y se dirige en cambio a favorecer las luchas de los diversos grupos ofreciendo análisis, estrategias, así como crí- ticas políticas y teóricas de las diferentes opresiones y desviaciones que malversan el accionar político.
En mi rol de intelectual, puedo aportar algunos instrumentos de análisis y dejar la decisión de cómo liberarse a los explotados por este sistema neoliberal en su cenit. Ansío encontrar una comunidad -o mejor, una serie de comunidades- en la cual a las personas no se les diga quié- nes son, qué quieren y cómo vivirán, puesto que ellas están en condiciones de decidir estas cosas por sí mismas, en capacidad y autodeterminación.
Estas comunidades constituyen un ideal y cómo no reconocer un ideal probablemente posible si la dignidad y el dominio de cada uno sobre cada uno lo dan como un camino a transitar. Pero es en los tipos de aná- lisis y en las luchas que tal ideal promueve, tendientes a abrir espacios concretos de libertad en el campo social y político, donde reside el valor de un nuevo ideal postcontemporáneo, acorde a las necesidades del presente, que debe ser tratadas con las urgencias de un recién nacido

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