LOS MEDIOS Y LA PRODUCCIÓN DE FANTASMAS
POR EDUARDO SANGUINETTI
Un pestilente
“travestismo mediático” ha sido instalado en las monopólicas corporaciones
económicas de medios de ¿comunicación?, por quienes dictan y rigen nuestros
destinos, en Argentina, Uruguay y el planeta todo.
Tendencia a la
que periodistas e intelectuales rentados y temerosos responden, con frío o con
calor, con fábulas o cuentos de lo que debe ser y conformar en matrix, el mundo
que pretenden que vivamos.
La ausencia de
escrúpulos, de dignidad, de veracidad constituyen la materia de que están
conformados estos intelectuales y periodistas que nos muestran realidades
cocinadas en estudio de TV, en salas de redacción de medios gráficos o
simplemente en los despachos de los corporacionistas destructores del
periodismo tal como debería ser: una muestra del acontecer de la existencia del
mundo tal como es, informando lo que acontece, ya sea trágico o cómico,
desandando los días del hombre en el palpitar de este planeta.
Estos informantes
de bolsillos profundos, lanzando obviedades acerca de asuntos endémicos o
escribiendo interlineados de las noticias que jamás fueron, entre la
publicidades de productos prescindibles y las siempre estúpidas opiniones de la
premiada farándula, conformada por una fauna de alcahuetes, putas y proxenetas,
que ponen en escena la cultura de este tiempo, espectralizan la cultura de este
tiempo… pobre tiempo.
Creo que es
preciso que el método del intelectual relativizador del accionar criminal del
poder consista en calcular una justa irrupción de la verdad: “debe decir lo que
se cree que no debe decirse”. Hoy, cuando me refiero a la figura del
intelectual, hablo de aquellos que, más allá de toda profesión, ejercen un
discurso público y opinan sobre los grandes temas de un mundo que se debate
entre la mentira y el poder de quienes la imponen e instalan.
No puedo dejar de
admitir que guardo un profundo respeto por los intelectuales y periodistas que
a pesar de amenazas y peligros se pronuncian sobre los temas que esclavizan a
la comunidad… todos aquellos que saben que una nueva era se ha instalado en
este mundo, que no aceptan una vida controlada y filmada “por la seguridad de
todas y todos”, excusa utilizada por los jerarcas de lo falaz y la mentira.
Los intelectuales
que no ignoran que no podemos dar un paso más allá, con los estigmas de un
pasado abolido, muerto, que intentan mantenerlo vivo, operando con covers de
covers, de lo ya hecho, de lo ya creado.
En mi ensayo “El
Pedestal Vacío” (1993, Ed. Catari) en el que amplío mis certezas acerca del
simulacro y la mentira, convoco a la vez los fantasmas a los que se refirieron
tantos notables intelectuales destructores de las evidencias simuladas que
instaló el poder a lo largo de la historia, que hoy reaparecen por todas partes
a modo de mentiras de ninguna verdad.
El desarrollo de
las tecnologías y las telecomunicaciones provoca la apertura a un espacio de
una realidad fantasmal. No tengo dudas de que la tecnología de punta, en lugar
de alejar fantasmas, abre el campo a una experiencia en la que la imagen no es
ni visible ni invisible, ni perceptible ni imperceptible, simple y trágicamente
un recuerdo escindido.
No dejo de
insistir en el affaire de los medios y de la transformación del espacio público
a través del universo de las corporaciones económicas de los medios de
comunicación y de la web, conformadas por máquinas de producción de fantasmas.
No hay sociedad que se pueda comprender hoy sin entender esa condición
fantasmagórica de los medios y su relación con los muertos, las víctimas, los
desaparecidos que forman parte del imaginario social.
Toda esta mafia
está conformada por esclavos/as esquivos a dar noticias; solo repetirán sin
revisar los informes oficiales acerca de una libertad de expresión que no
existe, una tercera guerra que nunca llega, la ausencia de una real resistencia
ante las aberraciones cometidas ante los ojos del mundo por imperios y sus
secuaces, una defensa del medio ambiente falsa y otros detritus que les venden
estas bandas del poder a través de sus instituciones: ONU y su flagrante
inoperancia, gobiernos de todas las naciones que, en silencio, se convierten en
cómplices de los atroces genocidios cometidos día a día en las más diversas
regiones del mundo, agencias oficiales de noticias inventadas y la voz trucada
de Orwell.
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