LA CIA ES CULPABLE DE TORTURA: ¿SE HARÁ
JUSTICIA?
SILVIA
ARANA
Finalmente, al cabo de varios años de revisiones, el Senado de
EE.UU. ha publicado el informe sobre la tortura en cárceles clandestinas de la
CIA. El documento concluye que los detenidos bajo el régimen del Programa de
Detención e Interrogación de la CIA sufrieron tortura y maltratos, que causaron
la muerte de, al menos, un prisionero en Afganistán.
El
informe completo, de 6.700 páginas, continúa clasificado como “secreto”. La
introducción escrita por la senadora Dianne Feinstein, presidenta del Comité de
Inteligencia del Senado, dice [1]: “El Comité decidió iniciar este estudio en
marzo de 2009 a raíz de la investigación sobre el hecho de que la CIA
destruyera los videos de interrogatorios de detenidos realizados a partir de
diciembre de 2007. Desde principios de 2009 hasta finales de 2012, un grupo de
empleados del Comité revisó más de 6 millones de documentos internos de la CIA
[…] El 13 de diciembre de 2012 el Comité aprobó el informe, que luego, en
febrero de 2013 fue enviado al presidente Obama y otros funcionarios del
ejecutivo, para revisión y comentarios. Por su parte la CIA presentó una larga
lista de comentarios y correcciones en junio de 2013…”
Datos
y conclusiones del informe:
1) El
uso de técnicas de interrogación reforzadas no fue una manera eficaz de obtener
información o de conseguir la colaboración de los detenidos.
2) La
justificación de la CIA para usar métodos de interrogación reforzados se basa
en reclamos inexactos de que estos métodos son eficientes.
3) Los
métodos de interrogación que usó la CIA con los detenidos fue brutal y mucho
peor de lo que la CIA admitió ante legisladores y otros.
Comenzando
con el primer detenido (del periodo post 11 de septiembre de 2001), Abu Zubaydah,
y continuando con numerosos otros detenidos, la CIA aplicó las técnicas de
interrogación reforzadas durante varios días o semanas. Estas incluyeron:
bofetadas y “walling” [N. de la A.: consiste en colocar al detenido cerca de
una pared, y golpearlo violentamente contra ella], a menudo combinados con
desnudez y privación de sueño. Los documentos demuestran que no es cierto que
la CIA usó al principio de los interrogatorios “técnicas menos coercitivas” y
que solo escaló la fuerza en casos especiales.
La
asfixia con agua, o submarino, (waterboarding) fue físicamente perjudicial al
provocar convulsiones y vómitos. Abu Zubaydah, por ejemplo, quedó
‘completamente inconciente, y de la boca le salían burbujas’. Los registros de
la CIA describen a Khalid Shayhk Mohammad sufriendo “episodios cercanos a la
asfixia”.
Al
aplicar la privación de sueño se forzó a los detenidos a permanecer despiertos
hasta 180 horas, por lo general de pie y, a veces, con las manos esposadas
arriba de la cabeza. Al menos cinco detenidos tuvieron alucinaciones durante
los periodos prolongados de privación de sueño y, al menos en dos de los casos,
la CIA continuó privándolos de sueño.
En
varios casos, y contrario a los propios reportes de la CIA, la agencia
determinó que los interrogatorios tendrían prioridad sobre el tratamiento
médico. Abu Zubaydah, por ejemplo, no recibió atención médica de una herida de
bala que recibió al ser detenido, con lo que la lesión se agravó.
Al
menos cinco detenidos fueron sometidos a ‘hidratación rectal’ o “alimentación
rectal”, sin necesidad médica que lo justifique…” [N. de la A.: Esta tortura
consiste en introducirle al detenido agua o alimentos por el recto.]
4) Las
condiciones de confinamiento fueron más duras de lo que la CIA reportó a los
legisladores y otros.
Los
detenidos en el centro de detención COBALT* [N. de la A.: El diario The
Washington Post descifró el código y determinó que Cobalt es Afganistán.]
estaban sometidos a condiciones de oscuridad total y constantemente encadenados
en celdas de aislamiento, con música fuerte o ruidos ensordecedores y un cubo
para hacer sus necesidades. Un detenido, al que habían encadenado desnudo al piso,
murió de hipotermia en noviembre de 2002 en esta prisión secreta.
Convención
contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes
Recordemos
que EE.UU. y varias naciones del mundo, después de la II Guerra Mundial,
iniciaron acuerdos para ilegalizar la tortura, que luego sirvieron de base para
el actual convenio contra la tortura que acaba de cumplir 30 años: el 10 de
diciembre de 1984 la Asamblea General de Naciones Unidas presentó la
“Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes”. [2]
Según
lo establecido por la ley internacional, los culpables de tortura deben ser
castigados con las penas más severas, al igual que los encubridores y los que,
en posición de autoridad, no hagan todo lo que esté bajo su alcance para
evitarla o castigar a los culpables. Dicho de otra manera: No existe
justificación alguna para la tortura; los países no pueden argüir una situación
de peligro ni siquiera la invasión de su territorio como razón para usar la
tortura. El texto de la Convención es muy claro, sin embargo, en EE.UU.
constantemente se esgrime el contexto del periodo posterior al 11 de septiembre
de 2001 para “enmarcar” el uso sistemático de la tortura contra los prisioneros
en el extranjero detenidos en cárceles clandestinas de la CIA. La primera
reacción del presidente de Estados Unidos, Barack Obama fue usar esta misma
justificación: “Cuando hay una amenaza sobre las naciones, a menudo estas
actúan con dureza”.
El
otro eje de la propaganda para ocultar o al menos, minimizar, el uso de la
tortura es llamarla con el eufemismo “técnicas de interrogatorio reforzado”. En
efecto, tanto funcionarios como numerosos medios de comunicación estadounidense
hicieron un pacto para reemplazar la palabra tortura con el término “técnicas
de interrogatorio reforzado”.
El
informe del Comité del Senado, que también usa el eufemismo de “técnicas de
interrogatorio reforzado”, se enfoca en un tema principal: “¿Fue eficiente el
uso de las técnicas de interrogatorio reforzado para defender la seguridad de
EE.UU.?” Y trata de demostrar que no lo fue. Es decir, el informe del Senado no
parte de la premisa que el uso de tortura es un delito contra la humanidad,
sino que las “técnicas” usadas por la CIA fueron abusivas, que la CIA le mintió
al Senado, que eliminó pruebas, etcétera. Esto hay que contextualizarlo en el
respaldo incondicional que los legisladores republicanos y demócratas le han
dado al aparato de seguridad (Homeland Security).
A
pesar de estas distorsiones, el Informe del Senado demuestra un hecho
significativo: que la CIA y sus empleados violaron sistemáticamente los
derechos humanos de las personas encarceladas bajo el Programa de detención e
interrogación.
¿Serán
enjuiciados los culpables de tortura?
Reiteremos
el hecho de que el informe no cuestiona el punto esencial, que la tortura es un
crimen injustificable según las leyes internacionales. Tampoco propone que los
culpables deben ser enjuiciados. Por su parte, los organismos de derechos
humanos de EE.UU. parecen tener pocas expectativas de que se inicien juicios a
los culpables o que, al menos, se pida la renuncia de los involucrados que hoy
desempeñan altos cargos en el gobierno de Obama. Veamos solo un caso
emblemático, el de John Brennan, quien fue funcionario de la CIA y ferviente
defensor de la tortura durante el gobierno de Bush. Con el nuevo gobierno de
Obama, en 2008 se mencionó su nombre como director de la CIA. Esto generó una
fuerte polémica, y ante la imposibilidad de nombrarlo en un puesto que requiere
la aprobación del Senado, fue nombrado asesor principal contra el terrorismo,
puesto en el que, por ejemplo, asesoraba al presidente en la elaboración de la
lista de asesinatos con drones. A partir de la decisión del gobierno de Obama
de “no mirar hacia atrás” , es decir de impunidad para los crímenes cometidos
por el gobierno anterior se fue debilitando la oposición al nombramiento de
Brennan. Hasta que en marzo de 2013, el Comité de Inteligencia del Senado -el
mismo que compiló el informe sobre la tortura- aprobó la nominación de John
Brennan como director de la CIA.
Organismos
de derechos humanos como ACLU, ACNUR, Human Rights Watch al igual que la ONU
han reaccionado ante el informe exigiendo justicia y castigo a los culpables.
El actual gobierno de EE.UU. no ha demostrado en el pasado ninguna intención de
llevar a juicio a los culpables de tortura y asesinatos, y no hay indicios de
cambio. Lamentablemente, es probable que las víctimas de tortura de la CIA
sufran otro atentado contra sus derechos humanos: la negación de justicia.
NOTAS:
[1]
Texto del informe en inglés:
http://www.washingtonpost.com/wp-srv/special/national/cia-interrogation-report/document/
[2]
Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes, ACNUR: http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/pdf/0020
[3] Artículo “The Torture Report and The
Times”:
http://publiceditor.blogs.nytimes.com/2014/12/11/the-torture-report-and-the-times/?hp&action=click&pgtype=Homepage&module=first-column-region®ion=top-news&WT.nav=top-news&_r=0
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