LIBERTAD
PRENSA Y HUMOR CONTRAHEGEMÓNICO
ESCRITO POR LUCA LUCOSI
Creo que las dos cosas -la condena a los viles asesinatos
y la críticas durísima a cierto humor tan perjudicial- pueden ir de la mano sin
tener que sentirme acosado por la arrogancia de los Fallaci de turno.
Recuerdo que cuando el año pasado la revista Mongolia fue
-justamente- objeto de una fuerte crítica por parte de colectivos feministas a
raíz de sus viñetas sexistas, se escribían cosas como "La sátira és un
registro, género artístico y liguístico que nació y ha sido usado para la
crítica social y política a través de la ridiculización. Siempre hay un objeto
de crítica, de modo que el humor no se puede entender sin el trasfondo de un
posicionamiento político [...] El humor, para ser de izquierdas, debería ser
capaz de dar la vuelta a los estereotipos y roles sexistas y patriarcales que
nos asigna el sistema capitalista". Frase que comparto al 100%.
Pregunto ahora a quienes hoy en día no hacen más que
decir: "libertad de prensa, libertad de prensa, libertad de prensa":
¿repetirían lo mismo también con respecto de Mongolia? ¿Repetirían lo mismo
también con respecto de viñetas racistas hacia personas de color? ¿Repetirían
lo mismo también con respecto de algún medio de comunicación nazi?
Pues, si es que lo repiten, entonces chapeu, me quito el
sombrero. No comparto, pero aprecio la coherencia (aunque en absoluto creo que
la coherencia sea un valor incuestionable). Pero, si es que aunque sea sólo en
uno de estos casos han puestos condiciones... quizá deberíamos entonces
replantearnos que la cuestión de la "libertad de prensa" es algo más
complejo. Y sobre todo algo que tiene sus condiciones de existencias, políticas
sociales y culturales.
Personalmente estoy muy en contra de que se limite la
libertad de prensa mediante medidas legislativas, y hasta estoy en contra de
que se limite por ley la existencia de partidos fascistas. Creo que hay que
crear las condiciones políticas para que no puedan prosperar, pero que la pura
represión serviría sólo para reforzar el aparato estatal. Pero por la misma
razón, me considero en derecho de ejercer la más profunda y radical crítica
política todas las veces que considere que bajo el paraguas de la
"libertad de prensa" y de la "sátira" se hace todo lo
contrario de lo que, a mi modo de ver, un humor contrahegemónico y alternativo
debería de hacer: desvelar a las contradicciones de los poderosos,
destronarlos, quitarles simbólicamente el poder para que no sean invulnerables.
En cambio, no me surte la más mínima gracia todo tipo de humor que sea dirigido
hacia grupos marginalizados, subalternos, oprimidos, ya sea en nombre de la
racionalidad, la ciencia o la religión, y que contribuya a su ulterior
estigmatización mediante representaciones estereotipadas, esencialistas y
banalidades varias.
Siento muchísimo los sucesos de Charlie Hebdo. Los
atentadores han sido unos auténticos criminales. No hay razón alguna que
justifique el asesinato de personas inocentes. Pero: no me identifico con el
repertorio de humor de Charlie Hebdo, cuando menos con las viñetas que he
podido ver y que considero deleznables. ¿Que lo hacen también con respecto del
cristianismo: y qué? ¿Acaso los cristianos representan una religión perseguida
y desempoderada en el mundo occidental? ¿Se pueden comparar mínimamente las dos
cosas? Vamos. Entonces yo ahora me pongo a decir que los asalariados firman
libres convenios y nos apuntamos todos a la CEOE.
Creo que las dos cosas -la condena a los viles asesinatos
y la críticas durísima a cierto humor tan perjudicial- pueden ir de la mano sin
tener que sentirme acosado por la arrogancia de los Fallaci de turno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario