GRITOS Y
SILENCIO
EDUARDO SANGUINETTI
El 11 de enero el Ministerio de Relaciones Exteriores y
Culto emitió un duro comunicado de repudio contra los dos atentados, incluyo el
de Nigeria, en los que los terroristas llegaron al salvajismo de utilizar a
niñas como bombas humanas; este último no ha tenido la denuncia de todas las
naciones, ni siquiera la comunidad anestesiada se ha enterado, pues los
funcionales medios de publicidad, no le han dado espacio en los amarillentos
pasquines que dan lugar a la selfie del día, el gol de tal o cual equipo, pero
“mejor no hablar de ciertas cosas”, tal el caso del atentado acontecido en
Nigeria.
Todo el espectro de la pseudo-oposición reclamó una “condena
firme” a las acciones terroristas perpetradas contra el semanario francés
Charlie Hebdo. Jamás los funcionales políticos argentinos y los periodistas,
escribas de las corporaciones económico mediáticos colonizadas, tan “hot” en
sus notas sobre las desconocidas de siempre felices en el paraíso de la
frivolidad, se han mostrado tan preocupados en denunciar las muertes en un
atentado, como lo fue el de París.
No lo hicieron jamás, ni siquiera tibiamente, cuando el
asesinato de los 42 estudiantes de Iguala (México), la invasión de Libia,
Siria, Irak, Afganistán, el genocidio palestino…ni una palabra, ni una voz
levantada en favor de las libertades, de expresión y de la vida. ¿Qué ocurre?
Los adversarios de la Libertad de Expresión han sido siempre los
medios maniqueístas, conformados por informantes rentados con tendencias
dogmáticas anoréxicas, que junto al aditamento de lo falaz y la ausencia de
vocación periodística, articulan sus periódicos apuntalados por demasiados
aliados, demasiados recorridos seguros dentro de las distintas ciudadelas del
poder, sin riesgo alguno en ser excluyentes, aún en detrimento de sus fieles
seguidores, imbuidos de la influencia del denominado Nuevo Orden Mundial, me
refiero a la existencia de un plan diseñado con el fin de imponer un gobierno
único – colectivista, burocrático y controlado por sectores elitistas y
plutocráticos de todo el planeta.
No ignoro jamás que el riesgo al silencio es infinitamente mayor
que el riesgo de la palabra, que no debe desaparecer en su función vital de
“decir algo”, a pesar de todos los obstáculos y riesgos que ello implica en
este mundo, violentamente afectivo el asumir dicha función.
Como hombre que gozo de mi libertad, dueño de mí mismo aún,
elevado más allá de la cotidianeidad y del pasajero sentimiento de cosa
archivada, me sirvo de la justiciera arma de la idea, reivindico la libertad de
expresión, denunciando el permanente atropello a los derechos humanos, a la
farsa montada en desfavor de los diferentes…denuncio la eliminación de las
voces de miles de seres trascendentes, que no tienen ya espacio en el acontecer
cultural, social y político de este tiempo, quienes en verdad y autodeterminación
abogan por la paz y la armonía, que no son negociables, que no se suman a
marchas convocadas por gobernantes disfuncionales y genocidas, que mandan y
manipulan en este mundo; en fin, contribuyendo a fomentar la vida en libertad,
transformando la información en conocimiento, en visible contraste con los
medios corporativistas, que transforman los hechos en información banal, falaz
y simulada. Un delito de lesa humanidad que deviene en discriminar a
comunidades enteras, en nombre de una libertad de expresión, hoy ausente, en
las naciones de este mundo donde intentamos existir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario