Publicidad que insulta
a tu inteligencia
Seguro que le suena a usted, astuto
lector, el eslogan que reza: “No tenemos sueños baratos”. Los creadores de esa
campaña para un conocido sorteo de lotería con
reminiscencias cavernícolas (La Primitiva) han decidido que ni
usted ni yo soñamos con la paz mundial, con donar dinero para proyectos
benéficos o simplemente para montar un negocio e intentar realizar una
vocación. ¡No! Los creativos publicitarios de esa campaña
piensan que usted y yo queremos lo típico: un yate, una motaza, un isla, un jet
privado. Oiga, que yo quiero una vida sencilla y sosegada.
Pasear al perro, quizá tener un pequeño huerto y poder disfrutar de un rato al
día para leer… Pues no: tengo que desear una mansión con helipuerto. A los que
han diseñado esta campaña les da igual que la desigualdad
sea el gran reto del siglo XXI. Un dato que reconoce
incluso el Foro de Davos. Pamplinas: usted quiere lo que todo el mundo:
mansión, yate, isla, jet privado. Y a callar.
Pero no queda ahí la cosa. Una gran compañía energética española (Endesa) desearía poder
ofrecernos “inviernos tropicales”, pero como no puede, nos vende
calderas. Lo de los “inviernos tropicales” lo dicen sin empacho en su campaña
publicitaria. Da igual que el calentamiento global y que sus consecuencias
desastrosas (hambre, muerte, devastación…) sean una de
las principales amenazas del futuro inmediato. Los creativos publicitarios de esa gran
compañía energética española desearían que tuviéramos inviernos tropicales y
punto. Al menos son sinceros: el cambio climático se la trae floja.
Y todavía hay más. Otra gran compañía, esta de fabricación de coches (Volkswagen),
nos asegura que si nos compramos su último modelo de gama media se nos quedará
mirando el tipo que va en el coche de atrás. Y la chica que va a cruzar el paso
de cebra. Y todo el mundo. ¿Imagina usted, paciente
lector, que sale a la calle y se le queda mirando TODO el mundo? ¿Le
parece una sensación agradable? ¿O más bien le parece una PESADILLA que los
creativos de la agencia de publicidad contratados por esa afamada marca de
coches no han sabido ver? No importa, porque usted puede pisar a fondo el
acelerador de su coche modelo XXXX y “dejar a todos atrás”. O sea: huir despavorido. Qué gran anuncio: compre
nuestro coche, conviértase en un enfermo mental aquejado de manía persecutoria
y pise a fondo el pedal.
Pero sigamos: una renombrada bodega de Ribera del Duero (Protos) nos
advierte: “No todos somos iguales”. A tomar viento las leyes, los Derechos
Humanos. No tenemos ni idea. Porque, tal y como nos recuerda esta bodega, tu
actitud, lector querido, es “ser primero”. Y fíjate que yo creía que el vino es
compartir y que cualquier persona decente que abre una botella de vino lo
primero que hace es… servirse el último. Pero no, usted, bebedor ocasional
de vino blanco, es un troncha-cuellos y pisa-cabezas. Así es
como lo ven los genios del márketing
contratados por esa bodega.
Así que resumiendo, estos
días la publicidad nos propone un mundo de inviernos tropicales en el que
hordas cada vez más pobres y hambrientas nos persiguen atraídas por nuestro
coche mientras vivimos pisando cabezas para ser los primeros y poder
encerrarnos en nuestro yate (el yate nos va a venir muy bien con la crecida del
nivel del mar causada por el cambio climático). Cómo mola
el mundo que nos propone la publicidad. La verdad, dan ganas de seguir comprando desaforadamente.
Y no hablemos ya de las campañas con
mensajes sexistas, que eso daría –como mínimo- para un artículo semanal (la
última que he visto es de una exitosa franquicia de bares
-Lizarrán- que nos aconseja, a los hombres, que nunca dejemos ‘una rubia sola en la barra’).
Éstos son sólo cinco ejemplos tomados al
azar de campañas publicitarias actuales que, en mi opinión,insultan a la inteligencia de las personas. No sé muy
bien si las marcas que las contratan son conscientes del momento en que vivimos
y de los valores a los que aspiran cada vez más y más personas en la sociedad.
Si algo nos ha enseñado la crisis es el valor de hacer cosas en común, decolaborar y compartir antes que
de competir y acaparar; el valor de conservar los recursos
naturales, de ir abandonando el modelo basado en los combustibles fósiles y en
el consumismo.
En fin. En 2011 el grupo
de publicidad y comunicación Havas Media ya
advirtió de que a la mayoría de los consumidores nos daría igual que
desaparecieran el 70% de las marcas. Vista la estupidez
y el descerebramiento de los mensajes que muchas de esas marcas
trasmiten, ese porcentaje me parece bajo.
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