ASISTIMOS A
LA CRISIS TERMINAL DEL RÉGIMEN DEL 78
ESCRITO POR SOCIALISMO REVOLUCIONARIO
El “régimen de
78” está en plena descomposición. Su crisis se extiende al bipartidismo (con PP
y PSOE incapaces de aglutinar el 50% entre ambos), al estado de las autonomías,
la monarquía y las instituciones. Es decir, todas las ramas fundamentales del
régimen actual y de los acuerdos de “la Transición”. Los dueños del sistema,
que durante décadas se sintieron triunfadores, segurísimos de su hegemonía
indiscutible, empiezan a sentir algo de incertidumbre, de miedo sobre el
futuro.
Los constantes
casos de corrupción (Cajamadrid, Gurtel, Púnica,… ) han servido para agudizar y
acelerar este proceso aún más. Muestran una vez tras otra que ésta forma parte
del ADN del régimen de 78 y del capitalismo en el estado español. El carácter
corrupto del sistema, finalmente es desvelado como tal.
Pero este
estado terminal no nos debería sorprender. Un régimen incapaz de mantener
alimentada, con un trabajo y una vida digna a su población y que se enfrenta a
un pueblo hastiado no puede sobrevivir, al menos en su forma actual.
Esta situación
abre una nueva etapa para todos los que luchamos por el cambio social. Por
primera vez, en medio de la miseria humana de la crisis surge una esperanza, la
posibilidad de cambiar las cosas de verdad. La tarea más urgente para el
movimiento obrero, los movimientos sociales y la izquierda transformadora es
dotarse de las herramientas movilizadoras, organizativas y políticas para
llevar este cambio por la senda correcta.
La muerte del
bipartidismo, el fantasma de la “gran coalición”
Entre todas las
manifestaciones que tiene la actual crisis, el fin del bipartidismo es quizás
la que más preocupa a la clase dominante. A través de él, han conseguido
monopolizar no sólo el gobierno, sino también cualquier cambio político. Por
muy desgastado que Unidad y movilización para derrotarlo mediante un programa
de ruptura con el capitalismo estuviera uno de sus partidos, siempre estuvo el
otro para ocupar el gobierno, manteniendo intacto el sistema y sus intereses.
Ahora, con el
desmantelamiento del bipartidismo, ninguno de los dos partidos parece tener
posibilidad de gobernar. Mientras continua el ascenso de Podemos, son cada vez
más las voces del sistema que defienden la necesidad de un gobierno de “gran
coalición” PP-PSOE, como única posibilidad de garantizar la “estabilidad” de su
política de saqueo al servicio de la Troika y los mercados.
Esta gran
coalición, es la única solución que le queda al los partidos del régimen para
hacer frente a la inevitable revuelta de los trabajadores, parados, jóvenes y
pensionistas. Pero esto tampoco va a funcionar. Cualquier gobierno de unidad
PP-PSOE será la antesala de un desgaste cada vez mayor del bipartidismo, que
afectará sobre todo al PSOE, al igual que al PASOK en el caso de Grecia, que
nos ofrece muchas lecciones para el estado español.
Esta situación
puede acercarnos todavía más a la posibilidad de un gobierno de Podemos. Esto
sería una gran noticia y paso adelante, pero también va a poner encima de la
mesa temas tan importantes como el programa necesario para salir de la crisis y
las limitaciones para llevarlo a cabo dentro del actual sistema. Estas son
cuestiones que todo activista de izquierdas debe tener presente.
El intento de
domesticar a Podemos y la izquierda
Otra importante
lección que nos trae el caso de Grecia, es que la élite capitalista pondrá
muchísima presión a la izquierda alternativa para que modere su discurso y su
programa según se vaya acercando más a la posibilidad de gobernar. La clase
dominante es pragmática y aunque una fuerza les inquiete mucho, si su llegada
al poder es inevitable, intentará que gobierne al menos dentro de ciertos
límites, es decir dentro del contexto de su sistema. En Grecia, hemos visto una
lamentable cesión ante esta presión por parte de los líderes de Syriza, que han
“moderado” su discurso y abandonando su compromiso de rechazar el memorando de
la Troika y de anular las privatizaciones y todos los recortes. Sin duda,
intentarán hacer lo mismo con Podemos, al igual que con IU.
No hay solución
a la crisis dentro de los límites del capitalismo. Por la defensa de un
programa rupturista.
Resistir esta
presión, forjar y mantener un programa de ruptura con la Troika y la dictatura
del capital es imprescindible. Las bases de las organizaciones obreras y
populares, tanto Podemos como IU y los movimientos sociales, tenemos una
responsabilidad enorme para imponer este rumbo y resistir cualquier intento de
“domesticar” nuestra lucha.
Pagar la deuda
- incluso “re-estructurada” - significa negarse a invertir esos miles de
millones de euros en lo que realmente hace falta: la creación de empleo y la recuperación
de una vida digna para todas las personas. No nacionalizar la banca y los
sectores estratégicos bajo control democrático, significa no disponer de las
herramientas necesarias para poner la economía al servicio de las personas. Sin
estas medidas las demandas que revindican los movimientos sociales - como el
derecho a la vivienda, la renta básica, el empleo,…- se convierten en
“irrealizables”.
Ceder a la
presión para moderar el programa, para que quepa dentro de lo “aceptable” para
las grandes empresas y mercados, significa en realidad abandonar la pretensión
de acabar con la austeridad, y preparar el terreno para administrar el sistema
y hacer una política de austeridad light.
El papel de un
verdadero gobierno de los trabajadores no es introducir meros retoques
legislativos dentro de “lo posible” en las instituciones actuales, sino
conquistar el poder para cederlo a un pueblo movilizado y organizado, dando
paso a una nueva democracia obrera. En el periodo actual, impulsar masivamente
la movilización obrera y popular y unirse a la lucha por un gobierno de ruptura
con el régimen de 78 con políticas socialistas revolucionarias son las tareas
primordiales.
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