¿BARACK OBAMA
Y EVO MORALES?
JUAN CARLOS ZAMBRANA MARCHETTI
Si es obvio que Evo Morales es orgullosamente
antiimperialista, y que Obama lo tiene declarado como enemigo, cuál podría ser
el interés de Washington para restablecer la relación?
Recientemente
han surgido algunas voces que piden un acercamiento entre los Gobiernos de Evo
Morales en Bolivia, y Barack Obama en Estados Unidos. ¿Sería eso posible?
Considerando que la Casa Blanca tuvo sus momentos de romance con Bolivia, es
necesario revisarlos para descubrir cuáles son los intereses que generalmente
motivan a Washington a perseguir tal acercamiento.
El
5 de mayo de 1943, Franklin D. Roosevelt recibió a Enrique Peñaranda con todos
los honores reservados para un valioso aliado.
A pedido de Washington, Peñaranda le había declarado la guerra a
Alemania, había aceptado pagar indemnización a la nacionalizada Standard Oil
Co, había entregado el estaño a precios de subvención y había ametrallado a los
trabajadores mineros que protestaron. El amor de Roosevelt por Peñaranda, por
lo tanto, estaba muy bien fundado en intereses materiales y geopolíticos.
El
22 de octubre de 1963, el Presidente John Kennedy recibió al presidente Víctor
Paz. Estados Unidos vivía la década más álgida de la Guerra Fría y la Unión
Soviética le criticaba los abusos de su capitalismo. La revolución cubana había
triunfado y el Che Guevara era el símbolo mundial del antiimperialismo. Ante
esas circunstancias Kennedy decidió esgrimir el arma secreta que su país había
estado desarrollando en Bolivia desde 1950: el sometimiento por dependencia
económica. Kennedy puso a la sometida Bolivia como ejemplo de la buena revolución capitalista, en contraste
con la mala revolución comunista. Tenía por lo tanto, un enorme interés
político en Bolivia.
El
20 de julio de 1966, el Presidente Lyndon Johnson recibió en la Casa Blanca al
presidente electo de Bolivia, Gral. René Barrientos Ortuño. Después de catorce
años de derechización de la revolución de 1952 que había disuelto al ejército,
las Fuerzas Armadas habían sido reconstruidas y puestas en el poder para, entre
otras cosas, enfrentar al Che Guevara
quien se preparaba para ingresar a Bolivia tres meses después (3-10-1966), y es
muy posible que la CIA ya le hubiese estado siguiendo los pasos.
El
5 de julio de 1968 Johnson volvió a recibir a Barrientos, esta vez en su rancho
de Texas. El presidente boliviano había ejecutado al Che para impedir que su
pensamiento se difundiera, y cuando la participación de la CIA quedó en
evidencia, lo negó rotundamente asumiendo
toda la responsabilidad. En los tres
casos antes mencionados, se trataba de gobiernos bolivianos complacientes con
el intervencionismo de Estados Unidos. Después vendrían las dictaduras
militares también apoyadas por Washington, y luego el neoliberalismo, hasta que
surgió la figura de Evo Morales, quien para defender el proceso de cambio tuvo
que expulsar al embajador Philip Goldberg, a la DEA y a USAID.
Entonces,
si es obvio que Evo Morales es orgullosamente antiimperialista, y que Obama lo
tiene declarado como enemigo, cuál podría ser el interés de Washington para
restablecer la relación?Según la historia, volver a penetrar las estructuras de
la revolución Boliviana, reimplantar sus cuadros subversivos tanto civiles como
militares, promover políticamente a la Derecha, y crear mecanismos de
dependencia que le vuelvan a dar influencia sobre los actos del Gobierno
boliviano, para empezar a derechizarlo. En otras palabras, iniciar por segunda
vez, un proceso lento de destrucción de nación por vías no violentas. Si Obama
no reconoce la legitimidad y valor de la revolución democrática y pacifista de
Morales, restablecer las relaciones sería para el pueblo boliviano, un error
fatal, que no se puede dar el lujo de cometer.
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