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lunes, 23 de diciembre de 2013

La regulación de la marihuana

La regulación de la marihuana

Alberto Couriel, Senador E 609, Frente Amplio
 El martes 20 de noviembre de 2013 el Parlamento uruguayo culminó una larga jornada aprobando la Ley de Regulación y Control de la Producción, Distribución y Consumo de la Marihuana.

Me sentí feliz de ver festejar a los jóvenes en las barras del Parlamento y miles de ellos en los alrededores del Palacio Legislativo. No es fácil encontrar propuestas que atiendan las demandas e inquietudes de los jóvenes. Con la aprobación de esta ley Uruguay se pone a la cabeza en el plano internacional en la búsqueda de nuevos mecanismos para enfrentar los daños perniciosos de las drogas y de la fuerza y poder del narcotráfico.

Fue un evento histórico que ubica al Uruguay a la vanguardia internacional, como en otras etapas históricas. Los suecos nos recuerdan que ellos crearon el Estado de Bienestar en 1933, pero durante la década del 20 del siglo pasado múltiples cientistas sociales suecos vinieron a conocer y estudiar las creativas propuestas sobre protección social del viejo batllismo, verdadero antecedente del estado de bienestar europeo. Las cooperativas de vivienda, creadas por la Ley de Vivienda por Ayuda Mutua que impulsó Juan Pablo Terra, no se la copiamos a nadie. Fueron creaciones uruguayas, como también el plan Ceibal, que se experimentaron e impulsaron en el país.

Para conocer en detalle la discusión de la ley llegaron al país una gran cantidad de medios de comunicación internacionales. La atracción era también la consecuencia lógica de una serie de leyes aprobadas por los gobiernos frentistas vinculadas a los derechos ciudadanos, como la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario, las licencias por paternidad y las que enfrentan todo tipo de discriminación. Esta ley se inscribe en un contexto internacional donde se ha constatado el fracaso de la guerra a las drogas, de la represión a su producción y comercialización. Estas medidas han terminado fortaleciendo al flagelo del narcotráfico, que tanto daño causa en el mundo entero.

En algunos países europeos se han intentado nuevas propuestas basadas en la legalización y control de la demanda, como son los conocidos casos de Holanda, España y Portugal. En la ley uruguaya se plantea una solución integral, ya que abarca regulación y control de la oferta y la demanda. Por esta propuesta innovadora, en un contexto de gran popularidad del presidente Mujica en el plano internacional, surge una gran atracción en el plano regional y especialmente en el internacional.

El miércoles 11 de este mes atendí innumerables llamadas de varios países, especialmente de Argentina. En general fueron extremadamente amables y muy interesadas en las características de la ley, salvo el caso excepcional de un periodista Feinmann de C5N que buscaba agredir e insultar al Uruguay al que consideraba país narco. Fue una entrevista insólita muy comentada en las redes sociales y quiero agradecer las muestras de apoyo y de cariño que recibí por mis respuestas, inclusive de argentinos.

La ley aprobada parte del fracaso de la represión a las drogas, de que el consumo de la marihuana es legal, pero que todo consumo de drogas es extremadamente dañino para la salud humana. Es dañino el tabaco, el alcohol, la marihuana y todas las otras drogas más pesadas. Por lo tanto, la ley no promueve, ni apoya, ni fomenta ni estimula el consumo de ninguna droga, incluida la marihuana.

El país ha realizado esfuerzos por regular y controlar el tabaco con un éxito superior al esperado, sin prohibirlo. En el futuro se buscarán nuevos mecanismos para regular y controlar el alcohol. Este es un nuevo experimento facilitado por el tamaño del país, por su escasa población, por sus avances hacia la igualdad y una mayor integración social que le da mayores posibilidades de regular y controlar. Es una nueva política pública con el objetivo de reducir, minimizar el daño que acarrea el consumo de drogas y para enfrentar el flagelo del narcotráfico.

No se trata de experimentar con la población uruguaya, como si antes de la aprobación de la ley no existiera el consumo y el daño correspondiente. Los instrumentos de política que se utilizarán esperan reducir los daños y enfrentar al narcotráfico de enorme poder. Pero es un problema complejo, de difícil solución. Por ello, es una especie de experimento que la sociedad internacional va a seguir paso a paso y que los organismos nacionales encargados de su regulación y control, lo estarán monitoreando y evaluando para efectivizar las correcciones que se vuelvan necesarias.

Los discursos de los legisladores de la oposición querían mostrar los elementos y consecuencias negativas del consumo de drogas, como si derivaran de la aprobación de la ley, como si la dependencia y los daños no existieran en la realidad actual. Sentía cuando los oía que me reforzaban permanentemente la necesidad de la nueva ley.

Para regular y controlar la demanda, la ley establece la necesidad del registro de los mayores de 18 años residentes en el país que son los habilitados para consumir. La ley establece la necesaria participación del sistema educativo para informar a los niños y adolescentes de los negativos efectos del consumo de todas las drogas. También la participación del sistema de salud para proteger, ayudar y realizar esfuerzos de rehabilitación de los adictos. Hay que diferenciar a consumidores de cannabis de los adictos. La ley prevé el consumo de 40 gramos mensuales. Es evidente que los que no tienen la documentación correspondiente de residencia en el país no están habilitados para registrarse como consumidores. El control de donde obtienen la droga los turistas no va a ser una tarea sencilla.

La oferta de marihuana provendrá del autocultivo, de los clubes de membresía y de las farmacias que podrán ser abastecidas de proveedores que la producen con las licencias correspondientes. La trazabilidad, los avances de la informática y todas las nuevas tecnologías que surjan ayudarán a la regulación y control de la oferta y demanda.
Estamos en presencia de una excelente ley, que no tiene improvisaciones, que ha sido estudiada con todo detalle por casi tres años en la Cámara de Diputados, en la que tuvieron participación todos los interesados y expertos en la materia, que se consultaron los avances internacionales sobre el tema, que se ha actuado con una alta responsabilidad. Hay sectores de la oposición que plantean la necesidad de un referéndum contra la ley. No nos oponemos al mismo.

En temas de esta naturaleza la democracia directa es un buen instrumento. En una sociedad como la uruguaya con alto nivel de información, con cierto grado de madurez, donde se comprenda la integralidad de la propuesta, el objetivo de reducir y minimizar el daño en la salud de la población, los esfuerzos educativos y sanitarios para que los niños y adolescentes no consuman ninguna droga, la experiencia uruguaya puede llegar a tener un gran valor. Las encuestas muestran que los residentes creen mejor comprar en farmacias que en el mercado ilegal.

No aceptan la legalización porque creen que estamos legalizando al adicto, al que comete delito, al que tendría que estar internado o preso. Por el contrario, se trata de reducir daños a la salud, de no estigmatizar, de otorgar la máxima información para combatir el flagelo de las drogas. Bienvenido el referéndum si logran alcanzar las firmas y votos suficientes.

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