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lunes, 27 de mayo de 2013

LOS HIJOS DE VIDELA


LOS HIJOS DE VIDELA
Los medios y la historia reciente
Eduardo Sanguinetti
 Filósofo Rioplatense

La historia es una de las maneras en que pensamos la política: una historia donde los anquilosados intelectuales, desde el oportunismo y la ideología de ocasión, siempre se instalan donde no queda nada que decir.
No es sino un revisionismo que sirve al gobierno de turno, pero jamás a la vida de los pueblos, al borde de lo esencial y utilitario; son figuras anteriores de un destino que nos involucra en grado superlativo, pues, en fin, se trata de la vida de un pueblo enmarcada en el relato de la historia, cual metáfora que nos hará pensar nuestros errores y repasar nuestros proyectos, hoy inexistentes en la práctica de una existencia en comunidad igualitaria y con fines comunes, para la conformación de una nación.

Debemos interrogar el pasado sin remordimientos, juzgarlo y condenarlo, en la medida que la injusticia de hechos que degradaron nuestra condición humana y nuestras tradiciones tan arraigadas en nuestras comunidades, han impreso su impronta de sojuzgamiento, sangre, tortura y genocidio a los pueblos.

Me refiero, en este caso puntualmente, a la última dictadura militar, encabezada por el recientemente fallecido general Videla, dictador y militar argentino que en nombre del liberalismo y las sagradas escrituras, aniquiló a una generación de jóvenes con ideas e ideales, que resistían y luchaban a sangre y fuego por una América del Sur independiente y socialista, nutridos de la impronta del glorioso Ernesto Che Guevara, quien en vida y obra marcó un sendero a seguir.

El liberalismo, una ideología mercantil y falaz, instalada en nuestras democracias de mercado que en este impertinente presente perduran en nuestras economías, con cómplices de la civilidad que siguen accionando desde las sombras, son los “hijos de Videla”, en sus prácticas de una dictadura extraña, que se prolongan hoy, sojuzgando en tendencias de consumo extremo y prostitución, esclavizando al pueblo, convirtiéndolo en objeto del destino a cualquier costo.

En Argentina se vivieron situaciones límite, y hubo gente que reaccionó de diferentes maneras. Es decir, hubo quienes se bañaron en democracia: los “hijos de Videla” y sus crías, cómplices de la dictadura genocida, entre los que se encuentran periodistas, intelectuales, deportistas, políticos, modelos, músicos populares y actores, y hoy dictan cátedra de aquel tiempo, dibujando una historia de resistencias y exilios inexistentes.

A no dudarlo, el enemigo permanece y se infiltra en los denominados movimientos sociales para la liberación y otros grandilocuentes nombres, que dan al simulacro articulado, para seguir accionando a favor de las tendencias ultraliberales, siempre en detrimento del pueblo.

La mayoría de los políticos y la burguesía infecta en todo su esplendor, se manifestó en tiempos de la dictadura a favor del genocida Videla (abundan los documentos en los archivos de las publicaciones de aquellos años), desde los monopólicos medios de comunicación neoliberales y, paradójicamente hoy, esa misma gente continúa haciéndolo a favor de sus tendencias prostibularias de explotadores de un pueblo indefenso y anestesiado.

Los monopólicos medios de comunicación, los “hijos de Videla”, que armaron el relato fabulado de la dictadura, arman hoy falaces artículos a favor del entendimiento, simulando ser críticos del horror de aquel tiempo de genocidas, actuando como contragolpe constitutivo de discontinuidad en nuestros gobiernos, al intentar legitimarse como referentes de opiniones etéreas y enemigos de la libertad de expresión.

Nadie puede ser el mismo, antes y después de ese negro período de horror; si hay prohibiciones que pueden incomodar, es “prohibir a la comunidad que olvide”.

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