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jueves, 10 de noviembre de 2011

MARCO.

MARCO.

L.Soriano

Para efectuar una obra, construir algo, incluso para jugar un partido o una partida, necesitamos un marco, una parcela, un campo, un tablero, una mesa. Unas reglas unos planos o planes, posibles de cumplir y que afecten para todos los participantes, con la obligación de no cambiarlas a mitad de partida o de obra, para que no afecten al conjunto.

Llego a la triste conclusión de que no hay marco para construir un país donde funcionen los distintos intervinientes, ciudadanos, Instituciones y recursos, para producir, para prosperar y en suma para poder vivir una vida digna con posibilidades ciertas de ser felices y disfrutar de ella lo más posible. Si no, ¿de qué y para qué?

El Marco que nos queda desde que enarbolando una bandera democrática indiscutible e incriticable, pero que falla y renquea al faltarle las piezas más importantes para ser tal, hace imposible que se pueda organizar actividad alguna, la que sea. Este galimatías, hipercomplejo de corrupciones, amiguismos y canonjías, con infinidad de sinecuras repartidas entre la piñata partidaria y partidista hace imposible el juego justo. Por lo que el sector privado de este país, ha dejado simplemente de jugar, de participar. Si siempre pierdes, al final dejas de jugar, si el que regula siempre gana y, sobre todo, si usa las ganancias para sus gastos suntuarios y en absoluto riguroso, ¿Qué necesidad tenemos de seguir pretendiendo, disimulando y en la mayoría de los casos empobreciéndonos? Nos entregamos al Estado y que nos mantengan. Y entonces consumimos presupuesto, miseria y compañía, pero además, ya no contribuimos.

El Marco en que con engaños y tretas, muchas de ellas inconstitucionales, consiste que realmente, se nos detrae por una u otras vías o denominaciones confusas, entre un 35-55% de nuestra renta si se es trabajador dependiente, y de hasta el 75-80%, de los éxitos, solo de los éxitos o beneficios, si se es autónomo o empresario. Y solo necesitan saber sumar, TODO, y todas las obligaciones que tenemos como ciudadanos. Desde las tasas a energías, combustibles, alimentos,o , seguridad social, de los empleados y/o de los autónomos, impuestos directos, indirectos, tasas, rodajes, basuras, Ibis, matriculación de vehículos, licencias, permisos, carnets, actualizaciones, registros, cuentas anuales, Igics, Aiems, hasta casarse por lo civil. Me dejo tantas que seguro que las añadirán sin problema. Si computaran todo, se asombrarían. Tómense un Nervocalm y sumen por favor. Con este Marco y con el destino que le dan al ordeño, el desarrollar alguna actividad, la que sea, se hace imposible y se cae en el desaliento. Entonces el empresario despide por supervivencia y cierra por protección. Entonces el profesional se sumerge, por defender a su familia de las necesidades básicas, el autónomo, evita todo pago antes de dejar de llevar o llenar el carro del supermercado a casa y así esto se va hundiendo en el cieno. Los que nos han puesto en el corral, también, pero como siguen succionando, a base de créditos que se supone que pagaremos los ciudadanos con los impuestos nuevos, aguantan algo más que nosotros. Entre otras cosas porque no tienen temor de hacerlo, ya que no hay prevista la responsabilidad civil y penal por el despilfarro y el endeudamiento. La solución que aplican ante el impago por imposibilidad es picana y tortura, como la medieval, pero modernizada. Aunque es en forma de ejecutivas, recargos, intereses y finalmente embargos, el daño emocional, la indignación, y la rabia, llena la mayoría de los hogares de este país. Sin pudor y sin recato, se ponen a subir los impuestos, con la que cae, se ponen a multar todo lo que han declarado multable, y a lo que nosotros no nos hemos opuesto, que también somos responsables por inanes, haciendo imposible vivir con el cumplimiento de las obligaciones ciudadanas. Ellos no tienen marcha atrás, están aislados de la crisis, que solo padecemos los ciudadanos de a pié, que en algunos sitios somos ya minoría, al haber copado el censo el sector publico en algunas localidades . Al final, el aterrizaje será estrepitoso, pero ya no quedaremos nadie, con ganas de hacer nada. Eso es lo que han conseguido.

A Reflexionar.

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