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viernes, 29 de abril de 2011

HABLEMOS DE... POLITICA?

El Largo y Duro Invierno…. Económico. L. Soriano

Esta penuria que padecemos, parecería ilógico e injusto achacársela a un hombre solo. Cierto que es una conjunción de factores, como la Tormenta Perfecta, pero el origen de nuestra desgracia, que es propia y especial, seguramente involuntario, tiene un ojo, o epicentro. Nuestro Presidente del Consejo de Ministros. Nadie le acusara aunque algunos pudiesen y posiblemente tendrían razón, de la comisión estricta de delitos, pero en cuanto a la omisión, los cargos serian infinitos. Lo peor sin embargo son sus cómplices necesarios, tantos que no cabrían en media España, y no por afinidad ya que la inmensa mayoría lo desprecia, sino por interés y egoísmo. Así pues, de alguna manera, todos somos culpables por mantenerlo ahí, sin criterio logíco. Veamos. Lo que ha faltado y ha fallado aquí, es precisamente lo que abanderaba su discurso sorprendente. El Dialogo. Cuando tras unas borrascosas primarias, sale elegido este Parlamentario de quien nadie jamás en público había oído declaración alguna de relevancia que pudiera aportar nada a un aviso de lo que nos esperaba, a pesar de sus muchos años- todos- en el aparato. Se nos aparece con un discurso enlatado, con un sueño forjado desde su niñez primera, encorsetado, sectario, iluminado, desnortado, revanchista y sesgado, pero lo peor .. que no admite dialogo. Puede parecer que el dialogo no conduce a nada, pero es un error pensar así. Por muy numantinas que sean nuestras convicciones y posiciones respecto a cualquier tema, y por muy bajo o elevado que sea el nivel de nuestro interlocutor, siempre, repito siempre, se saca algo de un dialogo en el respeto. Aunque no lo reconozcamos públicamente y nuestra meta sea “ganar”, mas tarde, en la intimidad y en nuestra reflexión o repaso, los argumentos contrarios nos llegan y o bien los comprobamos, o bien los sopesamos, o, aunque no los aceptemos tenemos que convenir que alguien por razones que se nos escapan o no, puede pensar u opinar así. El propagandista mayor del talante y de la tolerancia, ha reventado sin límite y seguramente sin retorno la convivencia en España. Ha impedido, con su empeño en la negación de lo evidente, que se pusieran en marcha los mecanismos imprescindibles que hay que adecuar cuando se acerca una tormenta de imprevisibles condiciones. Ha ocultado nuestra verdadera situación respecto a los países de nuestro entorno, con ilusiones y falsos positivismos, algunos rayanos en lo ridículo. Nos ha aislado como País en la misma medida que ha elegido a lo peor del planeta para relacionarse, y nos ha apartado del centro de ebullición de las decisiones europeas. Esto con la inefable ayuda de su Canciller endémico. Está empeñado en ceder soberanía y caminos a la independencia, sin retorno muchos, a instituciones y partidos que nunca lo habían solicitado, en serio, sino como arma para la succión salvaje de los recursos comunes. Está obsesionado en que puede conseguir una paz, deshilachada, disminuida, sin garantía, y sin futuro, a cambio de aceptar hacerlo con la pistola del enemigo sobre la mesa de negociación. Se ha obstinado en promover leyes “tinta de calamar” para atender ninguna demanda social, pero de mucha algarabía, y que si la oposición se le opone, les da fama de carcajos. En fin, podría seguir “ad aeternum”, pero lo dejo aquí. Ese discurso de que podíamos gastar lo que quisiéramos, que el ahorro de las hormigas era estúpido, y que él, como un buen padre de familia, nos socorrería en nuestra imposible necesidad de ocurrir improbablemente, le ha explotado en las manos. Es que no hay nada en lo que haya acertado, que pueda ver de positivo en este provocador, que cree estar en un circo y elige a lo más patético o peligroso de lo que existe como reparto y elenco. Ahora, el país se desangra y el continua con sus malabares, trapecistas y payasos. Sabemos que si esto cambiase, el nuevo, el que sea, lo tendrá terriblemente crudo, y si es de otro signo las hienas ahora calladas comiendo despojos, saldrán a morder y a chillar, lo que lo hará todo más difícil. Nadie puede vaticinar nuestro futuro, el largo, frio y duro invierno económico que nos aguarda pero solo cabe hacerlo, en medida de dramático o trágico. Esperamos con ansia el fin de la pesadilla o como en una película de terror el ansiado THE END. A Reflexionar.

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