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viernes, 29 de abril de 2011

El Teide, infierno y paraíso

El Teide, infierno y paraíso

Agapito de Cruz Franco

El Cabildo Insular de Tenerife se prepara para tomar las riendas de la gestión del Parque Nacional del Teide. El Echeyde –topónimo amazigh del que procede la palabra- era el Infierno para los primitivos pobladores, conocidos, de Tenerife. En él habitaba Guayota, el Demonio de los guanches, mucho después incluso del maremoto que asoló Teno al crearse por sucesivas erupciones explosivas la caldera de Las Cañadas hace 150.000 años, según ha hecho público el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España tras estudios llevados a cabo por científicos portugueses y españoles.

Para nosotros, sin embargo, es el paraíso. Y aunque pueda estallar en cualquier momento no nos preocupa en absoluto, pues ni Plan de Protección, ni Planes de Emergencias ante una catástrofe vulcanológica, ni prisa alguna por constituir el Instituto Vulcanológico de Canarias a pesar de estar aprobado por todas las Instituciones y haberse cumplido en 2009 cien años de la erupción del Chinyero, en su lado suroeste.

Fue propuesto ya en 1917 como espacio a proteger, por el concejal del Ayuntamiento de La Orotava Juan Acosta Rodríguez, constituido como Parque Nacional el 4 de febrero de 1954, Diploma Europeo en 1989 y declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad el 2 de julio de 2007 en Nueva Zelanda. Con 18.990 hectáreas, pertenece prácticamente todo él a la Villa de la Orotava (77,6%) (hay un pequeño porcentaje de otros municipios producto de recientes ampliaciones del preparque), siendo la mayor parte de propiedad pública (92,78% municipal y 7,20% estatal) y con un 0,02% de propiedad privada. Tiene su propia ley de protección y se rige por un Patronato formado por representantes del Gobierno, Cabildo, ayuntamientos, grupos ecologistas, etc. y presidido en la actualidad por Manuel Durbán. La gestión de esta maravilla geológica, botánica, faunística y social –pues desde la antigüedad lo atraviesa el legendario Camino Chasna que unía el Norte con el Sur de la isla-, ha tenido varios responsables. Primero fue el ICONA, luego el Ministerio de Medio Ambiente, para pasar posteriormente al ámbito de la Comunidad Autónoma y en la actualidad en abril de 2011 preparándose el Gobierno de Canarias para delegar esta responsabilidad –como se ha dicho- en el Cabildo Insular de Tenerife tras acuerdo de la Comisión de Parques Nacionales

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La lucha ecologista por su conservación arranca de la década de 1980 cuando se crea la Ley para su protección, aunque no se ha podido evitar el principal peligro del Parque, la masificación turística y la presión humana que ello supone (lo visitan más de 3 millones de turistas al año, de los cuales suben al cono más de 400.000 personas y generan más de 20.000 millones de las antiguas pesetas de ganancia). Parte de los antiguos usos como el pastoreo han tenido que ser erradicados, así como la extracción de minerales (unas 200 toneladas anuales) que cesó tras una acción directa del MEVO-AT (Movimiento Ecologista del Valle de la Orotava-Amigos de la Tierra) en 1981. Otras reivindicaciones ecologistas tienen que ver con la retirada del teleférico inaugurado el 24 de abril de 1971 así como de los muflones que en su momento se trajeron de la isla de Córcega y que han esquilmado diferentes especies botánicas endémicas del Parque. De hecho, el cardo de plata o la jarilla de Las Cañadas están en peligro de extinción junto a otras siete especies botánicas. Grupos ecologistas como el citado MEVO-AT, ATAN (Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza), Naturaleza y Sociedad, TEA (Tagoror Ecologista Alternativo), Tabona y la Coordinadora El Rincón han sido muy activos al respecto.

El 14 de mayo de 1992, ATAN organizó un encuentro: “El teleférico a debate”, donde prácticamente todas las Instituciones y grupos ecologistas estuvieron de acuerdo en que el citado teleférico debía desaparecer. En palabras del biólogo Wolfredo Wilpret, en esa década de los setenta, cuando se instaló, legalmente y sin apenas oposición, hierro y metal hicieron su aparición en el escenario de lava y piedras del Teide, siendo el basurero más elevado de España. Las razones que se argumentaban en contra del mismo: la alteración grave de la fisonomía del Teide y la imposibilidad de La Rambleta para acoger a tal número de visitantes, apuntando ya entonces limitar su número.

El 19 de marzo de 1993, el TEA denunciaba nada menos que al propio ICONA por estar presuntamente implicado en malversación a gran escala de fondos públicos destinados a la conservación del Parque. Argumentaban los ecologistas que una red de empresas creadas por los propios funcionarios se adjudicaba presuntamente los fondos sin control, con facturas incluso de trabajos de pala mecánica que nunca se llegaban a realizar, hasta el punto de enterrar los escombros del derribo del antiguo sanatorio en el propio parque, lo que estaba prohibido por ley. La denuncia, entre amenazas mutuas de querellas llegó a estar en el despacho del entonces Presidente del Estado Felipe González en Madrid y había sido precedida de conflictos corporativos y presuntos parcheos en ese sentido para tapar el escándalo.

En la actualidad, el debate, además de tener como elemento clave el excesivo número de visitantes, se centra especialmente en el denominado Plan de Acceso al Teide, a raíz de haber sido declarado Patrimonio Mundial, como manifiesta el alcalde de La Orotava Isaac Valencia, para evitar así su deterioro, facilitar ordenadamente las visitas al mismo, crear una red de aparcamientos etc. y en donde se plantea el cobro por determinados servicios. El ecologista Juan Pedro Hernández critica por su parte estos aparcamientos y habla también de los residuos como problema, denunciando lo que denomina: “Complejo del macizo central de la Isla de Tenerife”, un proyecto del Cabildo que ocuparía más de 25.000 metros cuadrados en la zona de El Portillo donde al parecer existe, según su información, interés por construir hoteles de máxima categoría en la zona de pre-parque.

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