NO LO LLAMEMOS DEFRAUDADOR CONFESO
Opinión de Isaac Rosa
Más que defender su
honor o coaccionar a nadie, yo creo que el propósito de la pareja de Ayuso es
que le paguemos la multa entre todos. Lleva ya pedidos 415.000 euros en
querellas a políticos y periodistas. Y conociendo como funciona la justicia
española, no descartemos que lo consiga
Por otro lado, no tengo claro si referirme a esa persona como defraudador confeso, porque hay opiniones discrepantes. Por ejemplo, la presidenta madrileña, Díaz Ayuso. A lo mejor ella tiene razón y lo de su pareja no es un fraude fiscal, pese a que su abogado diga que “ciertamente se han cometido dos delitos”. Quizás es solo un desencuentro con Hacienda. Una inspección fiscal, una paralela, un quítame allá estas facturillas, y al final todo se arregla regularizando lo que se debe. O incluso te sale a devolver y Hacienda te acaba debiendo a ti 600.000 euros. Sin descartar que, donde algunos ven fraude y delito, en realidad haya un honrado contribuyente, víctima de una “inspección fiscal salvaje”, una cacería “chavista y putinista”.
Además, hay que
tener mucho cuidado en llamar defraudador confeso a una persona que no tiene
relevancia pública, es solo “un ciudadano particular”. El hecho de que toda una
Comunidad de Madrid y todo un Partido Popular se movilicen para defenderte, el
jefe de gabinete de la presidenta extienda bulos y amenace a periodistas para
salvar tu buen nombre, el secretario general del partido en
Madrid se interese por tu caso, y la misma presidenta te defienda en
entrevistas, discursos e intervenciones parlamentarias, no te convierte en
persona pública, sigues siendo un particular con derecho al honor.
Más que defender su honor o coaccionar a
nadie, yo creo que el propósito de aquel al que no llamaré defraudador confeso,
es que le paguemos la multa entre todos. Lleva ya pedidos 415.000 euros en querellas: 100.000 a Pedro Sánchez, 50.000 a Bolaño, 30.000 al director de
comunicación del PSOE, 40.000 a la vicepresidenta Montero, entre 10.000 y
20.000 a otras tres ministras, dos dirigentes del PSOE, dos de Más Madrid, y
ahora también a Xabier Fortes, de TVE, y a tres de sus tertulianos.
Cualquiera pensaría que es un caso de
manual del Efecto Streisand, y que cuantas más querellas ponga, más gente
le llamará defraudador confeso. Da igual: él seguirá disparando querellas en modo metralleta, a políticos, periodistas y
cualquier día también tuiteros, a ver si consigue que entre unos y otros (más
lo que espera sacarle al Fiscal General y a todo su equipo), le paguen la cantidad defraudada, la multa, y
un pico para darse un capricho. Solo necesita que la querella caiga en el
juzgado adecuado, y esa película ya la hemos visto. Que no, que no, que yo por
si acaso no le llamaré defraudador confeso, y no lo vayas a hacer tú tampoco.
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