Páginas

lunes, 18 de noviembre de 2024

JIMÉNEZ, TERRADILLOS Y OTRAS MISERIAS DE LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA

 

JIMÉNEZ, TERRADILLOS Y OTRAS MISERIAS DE LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA

PACO TOMÁS

Iker Jiménez durante la gala de clausura de la XVI edición del FesTVal, en el Palacio de Congresos de Europa. Iñaki Berasaluce / Europa Press.

Solo hay ruido. Ruido indecente y perverso. Algunos llevamos mucho tiempo siendo conscientes de la basura ideológica que terroristas de la talla de Alvise, Gisbert, Negre y demás mercenarios del patriarcado, difunden. Pero aquí el problema que ha llevado a España a apestar a guerra civil no son esa pandilla de pseudo quinquis de barrio de Salamanca.

Que un 44% de los españoles se informe por redes sociales no es un logro de los gañanes de Tik Tok. Aquí hay un descrédito profesional motivado por el hecho de que grandes grupos mediáticos (Mediaset, Atresmedia, Vocento o Unidad Editorial) hayan decidido coquetear con la mentira, con la manipulación mediática, a cambio de audiencia o de intereses político-económicos. O sea, que ganen los míos para que todo esté en paz. El mismo chantaje despiadado de la derecha histórica española que puso sobre la mesa, hace décadas, la amnistía para todos los asesinos del franquismo porque, de lo contrario, podría llegar otra guerra. Si no mandamos nosotros, piensan, no habrá paz porque nosotros decidimos cuándo hay guerra.

Esos chinches de las redes sociales no serían nadie si los medios generalistas, y algunos periodistas que se habían ganado la confianza de la audiencia con años de presencia mediática, no hubiesen comprado sus falacias y las hubieran difundido. La mayoría de los españoles se sigue informando por televisión (70%). Imaginad cuando programas como "El Hormiguero", "Espejo Público", "Horizonte", "TardeAR", "En boca de todos", "Al rojo vivo", "La mirada crítica", "Todo es mentira",...se dedican a difundir y jalear los bulos y la desinformación que unos creadores ultra de contenidos fabrican para redes. ¿Qué sucede? Que el 70% de los españoles ve el contenido adulterado que estaba viendo un 44%. Total: 114%.

El desastre de la Dana en Valencia y la segunda victoria de Trump han sido los dos últimos ejemplos de todo lo que se está haciendo mal en el periodismo de las grandes cadenas. Sinceramente, que Iker Jiménez siga teniendo un programa en Mediaset, cuando lo que él ha hecho, para cualquier periodista, sería causa de despido fulminante, señala directamente a la propia cadena. Un dato: dos de las personas que más han contribuido a la gestación y difusión de bulos, y que más han desprestigiado a los profesionales que trabajaban en el terreno de la catástrofe y a las víctimas de la Dana, son colaboradores del programa de Iker Jiménez en Cuatro. Uno es Rubén Gisbert y el otro, un tipo cuyo mérito es reconocerse públicamente como facha. Nada podía salir mal. Todos veíamos la morralla menos su jefe, lo cual le invalida para ser jefe. Y va el cazafantasmas y dice que menos mal que sus fuentes se equivocaron y no había víctimas en el parking de Bonaire. Hay que tenerlos cuadrados. Por no hablar del facha que hizo un sorteo para ver a qué pueblo devastado por la Dana llevaba su ayuda. Anunció que lo haría al pueblo que tuviera más likes. Esos son los colaboradores de Iker Jiménez. Imposible acumular tanta mierda en un bote sifónico tan pequeño.

Otro ejemplo que demuestra el grave error en el que se ha instalado el periodismo audiovisual generalista en España lo protagoniza Ana Terradillos, presentadora de "La mirada crítica", en las mañanas de Telecinco. Monta una tertulia para analizar la victoria de Trump en EEUU. Sienta, a esa mesa, a Javier Rupérez, un señor del PP y ex embajador de España en EEUU, y a Roberto Centeno, economista y ultra fanático defensor de Trump. Centeno dijo, en una mesa de debate de un programa que pretende ser serio, que Trump ya había ganado las elecciones de 2020 con una ventaja tremenda y que cuando Biden se dio cuenta, organizó un pucherazo con unas furgonetas cargadas de papeletas demócratas y bla bla bla. Según ese señor, como Elon Musk tiene el control de X, los demócratas ya no han podido hacer trampas. Ante semejantes barbaridades, fruto de la prepotencia indignante de la ignorancia, Rupérez -repito, un señor del PP de toda la vida- acabó diciendo: "el hombre este es un gilipollas. Se acabó. Ahí se lo quedan". Se levantó y abandonó la mesa.

¿Y qué hace Ana Terradillos? Lamenta que Rupérez se marche, le da una regañina infantil a Centeno y dice, y aquí está el grave error, que "cada uno opina aquí como le da la gana, con diferentes opiniones, pero lo que siempre intentamos es mantener la educación". No. El periodismo no es una escuela de institutrices. El periodismo es un garante de la información. No se puede opinar mentiras libremente solo por hacerlo con educación. No se puede salir en un medio de comunicación diciendo que la tierra es plana solo porque se haga con educación. El error reside en dar voz a gente como Centeno. Contribuir a difundir bulos no es defender la libertad de expresión. Es cagarte en el código deontológico de tu profesión. Si llevas a alguien así a tu tertulia es porque estás dispuesta a desinformar, a bajar el debate al barro, obligando al experto a abandonar toda posibilidad de ilustrar para bajar también al barro para rebatir las estupideces enloquecidas del tarado de turno. El famoso principio de asimetría de la estupidez. La cantidad de energía que es necesaria para rebatir una estupidez es mucho mayor que la que se necesita para producirla.

Ahora mismo, en España, hay personas que, si les dejaran, asesinarían a Pedro Sánchez. Personas jaleadas por delincuentes disfrazados de tiktokers y youtubers, personas legitimadas por medios de comunicación generalistas y periodistas estrella. Esa es la puta realidad de España hoy. Las personas LGTBI+ sabemos que el discurso de odio es la antesala del delito de odio. La semilla del odio se plantó hace tiempo y Quintana, Vallés, Jiménez, Motos, Griso, Del Val, De Prada, Pardo se han encargado de regarla hasta que luzca como una higuera australiana. Ellos y ellas también son responsables de que un chaval interrumpa a una periodista informando sobre las lluvias en Mallorca para decir "Pedro Sánchez, hijo de puta, a la prisión, maricón". Ellas y ellos también son responsables de que una turba intentase agredir al presidente del Gobierno.

Porque informar mal, tiene consecuencias. Y una es generar este clima bélico en el que no me cuesta nada imaginar a una persona, en nuestro país, fantaseando con un magnicidio. Contribuir al bulo, a difundir odio desde la atalaya de la sagrada información, es muy mala praxis profesional. La desinformación siempre es interesada. Es una herramienta de poder cuyo objetivo no es engañarte; es que no creas en nada ni nadie. Sembrar el caos. Que la verdad sea irrelevante. Es alimentar la célula cancerígena para que la democracia española comience a tener síntomas de metástasis. Es ese mundo apocalíptico con el que sueña la extrema derecha y que, algún día, os pasará factura a todos y todas los que contribuisteis a hacerlo realidad.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario