¿ELECCIONES EN 2025?
ANA PARDO DE
VERA
La reforma fiscal necesaria y ambiciosa que pretende la izquierda a la izquierda del PSOE es imposible en estas circunstancias parlamentarias, y lo saben, como lo sabe cualquier ciudadano/a que sepa contar (diputados, en este caso). Pretender que Junts y PNV aprueben medidas, como mucho, socialdemócratas que afecten a las grandes empresas de este país (energéticas y banca, sobre todo) sugiere una utopía que nadie se creyó cuando una mayoría progresista y/o plurinacional (es importante el "y/o") respaldó la investidura de Pedro Sánchez tras las elecciones del 23 de julio de 2023. Seamos realistas para evitar decepciones: la mayoría que dio luz verde al Gobierno PSOE-Sumar responde únicamente a ser alternativa a otra mayoría, la de un PP echado al monte trumpista (como decíamos ayer) con un Vox de la catadura centralista-franquista-neofascista-ultracatólico-putinista-trumpista... , con todo lo que eso conlleva de machismo, misoginia, xenofobia, homofobia, negacionismo y retroceso al Paleolítico, en general.
Junts
y PNV, con todas sus diferencias entre ellos (bastantes), no son PP ni Vox,
pero mucho menos son izquierda
o, tan siquiera, socialdemocracia. Sus prioridades, más allá de lo territorial,
son claras: libre mercado en lo económico, protección de grandes capitales y
mano más ancha en lo social que Partido Popular y Vox (aborto, eutanasia, lucha
contra la violencia machista, etc.). Por eso, como recordaba Josep Cuní
este martes en RNE, durante el procés independentista, se hacía tan increíble
ver a CUP, ERC y Junts de la mano en 2017 y alrededores. ¿Cómo pretendían
ejecutar la independencia de Catalunya, en su caso (ninguno con esta derecha
estatal), con bases ideológicas tan alejadas y pese a una indiscutible mayoría
parlamentaria, ergo, democrática? El quid de la cuestión, porque ahora, es la
competencia electoral feroz entre izquierda (ERC) y derecha (Junts)
independentistas en Catalunya la que marca profundamente la legislatura.
Es
lógico que el debate parlamentario se incruste irreconciliable en una mayoría
de investidura tan heterogénea, pero sería más positivo que el fondo de esta
controversia permease pedagógica en una ciudadanía que está harta de escuchar
solo los reproches y el ruido entre partidos. La economía es ideología y
una reforma fiscal es la sal de cada ideología: todo se resume ahí, así que
quien pretenda vender una reforma fiscal de izquierdas, socialdemócrata,
progresista, con esta configuración parlamentaria nos toma por idiotas; otra
vez.
Seamos
serias, porque hay dos opciones: por un lado, aceptar que con estas mayorías
no hay reforma fiscal progresista que valga, esto es, con una
redistribución consistente y proporcional de la riqueza para mantener unos
servicios públicos potentes; que se trata de aprobar lo que pide Bruselas para
recibir la financiación europea, y unos Presupuestos para 2025 de mínimos, sin
alharacas, que permitan continuar la legislatura con la compleja mayoría. La
otra opción, ya lo saben, es convocar elecciones el año próximo para buscar
esa mayoría progresista que sí permita la reforma fiscal que este país
necesita, además, en un contexto internacional muy complejo; lo que viene
siendo nada más y nada menos que convencer a la gente de la necesidad de una
alianza plurinacional y de izquierdas. Lo demás es escenificación y
sobreactuación partidista y la gente está muy harta de un teatro que, en las
actuales circunstancias, solo alimenta al monstruo de la antipolítica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario