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viernes, 25 de octubre de 2024

UN BULO EN EL TELEGRAM DE ALVISE PÉREZ Y UN NEONAZI EN LOS MEDIOS

 

UN BULO EN EL TELEGRAM DE ALVISE PÉREZ Y 

UN NEONAZI EN LOS MEDIOS

El eurodiputado difundió falsedades sobre un centro de acogida temporal en Cartagena para incitar al odio racial. En junio, las protestas contra este centro permitieron obtener atención mediática a un neonazi

DIEGO DELGADO

Pancarta contra un CETI que no existe. / YouTube (Cartagena TV)

Es domingo, 20 de octubre, son las 09:17 de la mañana y aparece el primer mensaje del día en el grupo de Telegram de Alvise Pérez. Los enérgicos “¡Buenos días!” van acompañados de una petición: “Escenificar la urgencia de que Sánchez salga del Gobierno urgentemente”. Por si quedaba alguien sin crispar, dos tazas.

Doce minutos después, a las 09:29, un vídeo desencadena la furia de los y las allí presentes. “Los inmigrantes ilegales del CETI de Murcia agradecieron su estancia, alimentos y cuidados defecando masivamente en el suelo”, se puede leer en la descripción. Las imágenes muestran a tres personas limpiando un suelo repleto de suciedad, tanto que una de ellas no puede reprimir las arcadas. “Mirad, de cuatro meses; no es lo mismo verlo que el olor”, se oye decir a quien está grabando después de bromear con sus compañeras, pero en ningún caso se hace mención a excrementos o a personas migrantes. Nada hace pensar que el vídeo pueda ser lo que dicen que es.

Los primeros comentarios repiten el mantra “deportaciones masivas”, hablan de “salvajes” y piden “restregarlos en su mierda” o “que lo limpien ellos”. Sin embargo, escasos minutos después de la publicación empiezan a verse las primeras dudas: “Este vídeo tiene años y en su momento decían que era Canarias”, “Este vídeo no es de ahora…”. A partir de ese momento la conversación alterna una discusión acerca de la veracidad del documento con mensajes de una violencia y un racismo absolutamente brutales que sobrepasan todos los límites legales –mientras escribo esto, más de tres días después, esos mensajes siguen sin haber sido borrados por el propietario del canal–.

 

Esto no es más que el enésimo bulo de Alvise Pérez. Accem, la organización que gestiona el Centro de Acogida de Emergencia y Derivación (CAED) de Cartagena, desmiente con rotundidad la desinformación vertida: lo que se ve en el suelo es grasa, polvo, óxido y, en general, la suciedad acumulada durante varios meses debajo de mobiliario pesado, explican a CTXT. Hablar de deposiciones humanas es mentir. Simple y llanamente. No sorprende demasiado viniendo de una persona que ha levantado toda una carrera política en torno a la mentira malintencionada, pero sí puede utilizarse este caso para entender cómo funcionan los mecanismos de la bulosfera.

Qué más da la verdad

La complicidad política, judicial y mediática ha permitido a la extrema derecha española construir un entramado de personalidades y pseudomedios que no solo propagan los bulos con gran eficacia, sino que conforman una estructura de retroalimentación mediante la cual se otorgan apariencia de veracidad los unos a los otros. En esta ocasión, la utilización engañosa de un vídeo que ya fue viral hace algunos meses es una decisión torpe que despierta dudas de forma inmediata, pero la estructura resiste.

Uno de los participantes más activos contra esa corriente disidente que se ha generado en el canal de Telegram en torno a la idea de que el vídeo está, cuanto menos, descontextualizado propone tres enlaces como fuentes que respaldan a Pérez. El primero, un tuit de una cuenta de un afiliado a Vox cuyo nombre de usuario concluye con un guión bajo y las siglas “hh”, utilizadas comúnmente en el entorno neonazi en referencia a la expresión “Heil Hitler”.

La complicidad política, judicial y mediática ha permitido a la extrema derecha española construir un entramado

El segundo enlace lleva a otro tuit, esta vez del pseudomedio de extrema derecha HerQles, dirigido por César Pintado y ligado a Vox. Pintado es uno de los cabecillas de Revuelta, la asociación que coordinó las protestas –detrás de las que también estaba el partido ultra– en los aledaños de la sede del PSOE el pasado invierno, además de la “Nochevieja nacional”, donde se dio la bienvenida al 2024 colgando y apaleando un muñeco de Pedro Sánchez en pleno centro de Madrid.

En el tercer caso es Tribuna Digital7 quien pone el tuit; se trata de un “Periódico digital independiente aunque no le guste a algunos rojos”, según su descripción en Twitter, donde cuentan con apenas 1.786 seguidores. El enlace que aparentemente lleva a la web de este medio conduce a una página del todo confusa en la que, en lugar de noticias, lo que hay es una amplia oferta de servicios sexuales. Los tres tuits adjuntados por este defensor de la honestidad de Pérez –que llama “mentiroso” y “bulero” a quien le había cuestionado– fueron publicados entre los días 18 y 19 de octubre y contienen exactamente el mismo texto. HerQles lo lanzó y el resto lo replicaron. Igual que Alvise Pérez.

Pero la utilización de fuentes sin un ápice de fiabilidad no es la postura más preocupante. Entre las respuestas que aleccionan a quienes se atreven a poner en duda la desinformación dada hay un grupo especialmente llamativo: “Qué más da si fue ayer o hace años, qué más da que sea en Murcia o en Canarias”. En el grupo de Telegram de Alvise Pérez la verdad no es importante. “No importa nada, solo que es mentira”, se anima a sentenciar un participante, y la respuesta no puede ser más significativa: “Me lo creo porque estas alimañas viven así”. Fin de la discusión.

Los enganches dialécticos entre unos y otros son de lo más común, pero hay un mensaje que pasa absolutamente desapercibido: “A ver, esto es en Cartagena. Yo soy de aquí y conozco a la que hizo el vídeo. Esto fue hace unos meses pero no se defecaron. Son restos de grasa donde iba la cocina y tenía un olor súper fuerte”. La persona termina su intervención replicando la retórica racista que impera en el grupo, es decir, es evidente que no se trata de una infiltrada. Aun así, ni una mención a su comentario. Nada. Más de doce horas después, ya en la noche del domingo, vuelve a insistir en que no son excrementos, sino grasa. Mismo resultado. En el grupo de Telegram de Alvise Pérez la verdad no es habitual; pero, si se atreve a aparecer, es tan fácil como ignorarla activamente.

Más acá del online

Una persona ha animado a iniciar una cacería contra un colectivo especialmente vulnerable con el color de su piel como único motivo, y lo ha hecho en el canal de comunicación oficial de un eurodiputado y líder de una agrupación electoral. El propio representante político, además de permitir la existencia de ese tipo de comentarios, ha compartido una información falsa con la evidente intención de seguir azuzando el odio racista. Y el hecho de que todo esto haya ocurrido en un contexto virtual no lo hace menos grave ni, esto es importante, menos real.

El hecho de que todo esto haya ocurrido en un contexto virtual no lo hace menos grave

La impunidad de los discursos de odio y las narrativas fascistas en el entorno digital tiene siempre un correlato en la vida real –lo otro también lo es–. A pesar de que, en Accem, insisten en que el lugar que puede verse en el vídeo no es un CETI, sino un CAED, tanto los integrantes de la bulosfera como los medios de comunicación replican esa segunda mentira que pasa más desapercibida dentro de esta fake news.

La diferencia entre un CETI y un CAED es su temporalidad, pues la existencia de este último es siempre coyuntural y está circunscrita a emergencias humanitarias decretadas por el gobierno, mientras que un CETI sí puede mantenerse en el tiempo. El matiz, fundamental de cara a los discursos que pretenden poner a la sociedad en contra de instalaciones de este tipo ha quedado sepultado por la desinformación. El resultado es la aparición de la plataforma ‘No al CETI, Defiende Cartagena’, que convocó el pasado mes de junio una concentración en contra de un CETI que, literalmente, no existe.

La atención mediática prestada a esta agrupación ha supuesto un altavoz para uno de sus integrantes, Patricio Carrasco, que posa felizmente en su cuenta de Twitter con “el maestro y profesor Enrique Lemus” y una cruz celta de fondo. Lemus es uno de los rostros visibles de Núcleo Nacional, organización definida así por otro de sus integrantes destacados: “No creemos en la democracia (...) Nuestro objetivo es la conquista del Estado para devolver las leyes naturales, el orden, la defensa de la propiedad privada y la familia”.

 

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