'PROPUESTAS
LABORALES' FEIJÓO
El presidente del PP de Aragón, Jorge Azcón, y el
presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, durante el acto del Día
del Afiliado del PP de Aragón. Ramón Comet / Europa Press
Poco se ha comentado la propuesta de Feijóo para reducir la jornada laboral a base de aumentar la jornada laboral. Si hay que pasar de cinco días laborables a cuatro, lógicamente habrá que repartir el tiempo que falta de lunes a jueves. Es un concepto novedoso y audaz que, sin embargo, no ha tenido en cuenta la natural reticencia de la gente a trabajar nueve o diez horas seguidas. La gente es floja y perezosa, sobre todo los pobres, para qué vamos a engañarnos. En cambio, Feijóo y sus colaboradores no dejan de trabajar, se rascan la mollera hasta durmiendo y así acaban por parir estas centelleantes ideas que son el pasmo de la concurrencia y la envidia de los negreros.
Por
ceñirnos únicamente a las últimas semanas: Feijóo ha ido a buscar amigos
entre lo más granado de la ultraderecha mundial, de Edmundo González a
Orban, pasando por una foto en Roma junto a Meloni donde la sombra de Mussolini
asomaba detrás de una maceta. Entretanto, acusó al PSOE de apoyar un golpe de
estado en Venezuela y también planteó la brillante estrategia de comparar el
gobierno de Pedro Sánchez con el de Franco, cuando el PP tardó más de
cuatro décadas en condenar la dictadura, lo hizo refunfuñando, y a estas
alturas de la película todavía no se dan por enterados de que el padre fundador
de su partido, Manuel Fraga, fue uno de los mayores cerebros del
franquismo. Para buena parte del electorado genovés, que te comparen con Franco
es prácticamente un honor, una medalla, de modo que no se entiende muy bien a
qué obedecen estos bandazos.
Por
lo que se ve, Feijóo cuenta con un equipo de asesores que unas veces está
dirigido por Ayuso y otras veces por El Mundo Today. La semana pasada,
uno de ellos le aconsejó que posara para la revista Vanity Fair sentado
en un sillón de cuero y hojeando prensa extranjera, en concreto periódicos
alemanes e ingleses. La mayor parte de los periódicos estaban tirados en el
suelo y daba la impresión de que los habían dejado ahí por si Feijóo tenía que
levantarse en seguida, antes de que se secara lo fregado, y marcharse a
protagonizar la próxima parida que le tenían preparada. Puesto que no tiene la
menor idea ni de alemán ni de inglés, se suponía que estaba mirando los
dibujos. Nunca Vanity Fair habrá sido más vanity ni más fair.
En
la particular feria de las vanidades de Feijóo, no parece sencillo inventar más
formas de hacer el ridículo. Alguien ha debido de convencerlo de que,
pertrechados con ideas de bombero parecidas, Jose Mari se marcó un reportaje
disfrazado del Cid y Mariano llegó a presidente sin dejar de ser Mariano. No
obstante, de seguir liderando esta oposición descontrolada, Feijóo podría
acabar también ejerciendo de comentarista de partidos de la selección española de
fútbol o, mejor aún, de crítico taurino. Desde la primera vez que lo vi en
acción y oí su apellido, me imaginé que "Feijóo, Feijóo" es
exactamente lo que cantan los enanitos de la Blancanieves de Walt Disney de
camino al tajo. Conociéndolo, la fantástica ecuación mediante la cual se
comprimen cinco días en cuatro, podía haberse comprimido todavía más y reducir
la semana laboral a un día y pico.
En
cualquier caso, además de absurda e incompetente, la labor de Feijóo al frente
de la oposición ya parece redundante. Ayer mismo, Elma Saiz, ministra de
Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, planteó la posibilidad de una nueva
baja laboral "flexible" que permita seguir currando de manera
voluntaria a los trabajadores que estén de baja médica. Es una idea que habría
hecho las delicias de Henry Ford, de Pedro Blanco y del patrón de Kunta Kinte,
pero tampoco es la primera vez que advierto que el PSOE es la continuación
del PP por otros medios. No es fácil que Feijóo pueda superar este envite,
a menos que proponga que los asalariados continúen trabajando después de
muertos.
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